Dando comienzo al duelo, Erick se mueve con agilidad esquivando cada ataque que el orco le lanzaba. Sin embargo, no era capaz de hacerlo retroceder, ya que este era fuerte y la hoja de su espada pesaba el doble que la suya.
Con cada embestida Erick fue aprendiendo la forma y los patrones de su ataque, dándole la ventaja al predecir cada movimiento. A la vez el orco a pesar de solo usar la fuerza, poseía un instinto que le permitía esquivar y frenar varios de los ataques que Erick daba a sus puntos ciegos.
-nada mal. -dice el orco con entusiasmo. -puedo saber el nombre de aquel que es capaz de frenar mis ataques.
-Erick. -responde acelerando el paso. -encantado de conocerle.
-mucho gusto. -dice regresando el ataque a la misma velocidad. -soy Adrián. Guerrero del clan Mitrani. -exclamó con entusiasmo al ver que Erick le seguía el paso, al mismo tiempo que una mancha negra empezaba a cubrirle el brazo izquierdo con la que manejaba la catana.
Carlos a percatarse de la mancha en el cuerpo de su hermano, se inquieta por lo que podría pasar si aquella mancha seguía creciendo.
-eso no es bueno. -dice Ágata apareciendo entre la sombra de Carlos. -es una espada maldita lo que está usando nuestro hermano mayor.
-Así es. -responde sin quitar la mirada de Erick. -se supone que es una espada divina.
-pues yo siento más oscuridad que divinidad. -indica Ágata observando la energía negativa que cubría la catana, y como esta iba entrando en el cuerpo de Erick mientras le absorbía la energía vital.
- ¿no piensas, detenerlo? -preguntó Carlos, mirándola de reojo.
-no… no me gusta meterme en problemas ajenos. -responde con seguridad. -además, papá lo está vigilando de cerca. Mira. -dice señalando a su padre, quien estaba hablando con algunos herreros, mientras veían la pelea.
-no lo había notado.
-no era de extrañar que llegara… incluso yo sentí la energía oscura desde la librería en la plaza principal.
-padre parece conocer a esa persona. -comenta Carlo, mirando la forma en que charlaban.
-tú crees…
Avían muchas cosas que ellos no sabían del pasado de Víctor, a pesar de vivir la mitad de su infancia con él, aún no podían entender su forma de ser, parecida a la de un adolescente bipolar. Además de su singular apariencia juvenil que lo hacía ver entre los 25 a 28 años.
-por ahora dejemos que se divierta. Después de todo no somos los únicos viendo la pelea. -dice señalando le con la mirada a un grupo de chicos que observaban la pelea desde que comenzó.
-esos chicos parecen conocer al orco con quién pelea nuestro hermano.
-no parecen ser humanos. Tienen un aura bestial.
-recuerdas lo que el señor de la mueblería nos habló. Sobre los lobos vestidos de ovejas.
-Licántropos. -susurra manteniendo la mirada en la pelea.
-Así parece.
Con forme los minutos pasaba, la mancha fue cubriendo todo el torso hasta el cuello; sin embargo, la pelea continuaba, ninguno de los dos se echaba para atrás. Los ligeros cortes en la piel empezaban a aparecer, dejando salir un poco de su sangre, rasgando su ropa y cortando de vez en cuando, las puntas de su cabello.
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