Capítulo 20

^^^Narra Guillermo:^^^

—Hola entrenador—sonrio amable, y estiro mi mano para entregarle una manzana.

—La respuesta es no, Siwady.

Lo observo indignado.

—¡Qué injusto! Ni si quiere le he dicho nada...

—Te conozco. No jugarás, por el bien de tu salud.

—¡Entrenador ya estoy más sano que esa manzana! Debería de darme el chance de jugar.

—Ya escuchaste mi respuesta y no pienso cambiarla—muerde la manzana—. ¡Sabe muy bien! Gracias—palmea mi hombro, y no puedo evitar hacer mala cara—. Quita esa cara larga.

—No quiero quedarme en la banca, entrenador—me revuelvo el cabello—. Por favoooor, deme la oportunidad.

Junto mis manos en forma de súplica.

El entrenador rueda los ojos, y me señala con su dedo acusador.

—La respuesta es no. Vete a desayunar, que no cambiaré de opinión.

Se gira dejándome solo en el pasillo. Me siento derrotado.

—¡Ojala pierdan!—murmuro, mientras pateo una piedra.

—¡Te escuche Siwady!—

Me giro sobre mi eje, y me dirijo a donde se encuentra Tina, Luke, Armando y Luis. Tomo asiento al lado de la primera mencionada, no tarda en pasar su brazo por encima de mis hombros.

—¿Qué te dijo?—cuestiona, seguido me pasa un cuenco lleno de yogurt y fruta.

—Que me joda, literalmente—digo con malhumor.

«¡Maldigo ese pelotazo y a la persona que me lo dio!»

—Algo me dice que harás falta en la cancha—dice Luis.

—Claro que hará falta—habla está vez Luke—, pero prometo esforzarme y dar un buen partido.

Tina bufa, mientras come de su naranja.

—¡No prometas cosas que no vas a cumplir Luke!

—No seas tan dura—murmura Luis.

—Es la verdad. Un árbol de navidad no es nada sin su estrella. Y Guille es la estrella en los partidos, ¡lo van a necesitar!

—Concuerdo con ella—habla Armando, y choca los cinco con Tina.

—Voy a jugar—menciono decidido.

—Has dicho que el entrenador te dijo que no...

—Lo voy a convencer, pero no pienso dejar de jugar.

Me levanto de mi asiento y empiezo a caminar; sin prestarle atención a los llamados de mis amigos. Voy a seguirle rogando al entrenador. Me niego a quedarme con esa respuesta negativa.

A paso rápido, llego a la enfermería. Esta me observa con su ceja alzada.

—¿Otro golpe?—inquiere.

Niego.

—Quiero jugar, pero el entrenador piensa que sigo herido y quiero que usted me revisara para descartar eso...

—¿Ya no te sangra más?

—¡No, ya no!

—Eso es bueno, pero no es buena idea que hagas movimientos bruscos y que la nariz empiece a sangrar nuevamente, así que lo correcto es de que descanses.

—¡Pero le he dicho que estoy bien!

—El timbre ya sonó, regresa a clases—sugiere—. De mi parte es un gran no. Cuida más de tu salud.

Me empuja fuera de la enfermería, y maldigo.

—¿Con quién hablas?—pregunta Félix, con un dejé de diversión en su tono de voz.

Me tenso y ruedo los ojos. Me siento avergonzado.

—Nada que te importe—digo pasándolo de largo, a su vez me doy palmadas mentales. No merece que lo trate mal, pero en este momento estoy enfadado.

—Uy. ¿Molesto por qué no vas a jugar?—se posiciona a mi lado.

—Si.

—¿Ya le rogaste al entrenador?

—Si.

—¿Solamente me vas a responder con monosílabos?

—Si.

Le escucho reír y me volteo en su dirección.

—Eres gracioso—dice, mientras se limpia lágrimas falsas.

—Espero y que mi puño impactando en tu rostro también te parezca chistoso.

—¿Tan rápido estamos llegando a la violencia?

—Me tocará, ¡si no dejas de reírte de mi desgracia!

Estoy por llegar a mi aula, cuando su mano me detiene por el hombro.

—Deberías hacer caso, y no descuidar tu salud. Es mejor que te quedes a ver el partido y lo analices. ¡Después de todo es algo amistoso!

Resoplo.

—Amistoso o no, yo me esforcé todos los días y me parece injusto no poder jugar—niego—. Olvídalo, después de todo no serás tú el que se quedará en la banca.

Con eso, dicho entro a la clase, siento la mirada penetrante de Luke en mí, pero me da igual si no has ha visto hablando. Sé que le da muchos celos verme con Félix, pero en este momento que se joda todo el mundo.

¡Estoy frustrado, hastiado y ansioso!

(...)

Rogue mil veces y de esas mil, todas me fueron negadas. Faltaba menos de una hora para que lleguen los del otro equipo.

¡El entrenador ni siquiera me dejo entrenar!

Me tiene aquí sosteniéndome la quijada, y observando las jugadas terribles de mis compañeros.

Realmente no quiero menospreciar el esfuerzo de ellos, pero estoy cabreado y me es inevitable no criticarlos y verles todas las fallas que tienen.

«Quiero llorar y vomitar»

El olor familiar de colonia a mujer me llega rápidamente. Los brazos de Tina me rodean, y apoya su barbilla en mi hombro.

La observo de reojo, ya lleva su uniforme de porrista puesto.

—Estoy triste—dice, haciendo un mohín.

—¿Ah, sí? ¿Por qué?

—Me emocionaba apoyarte a ti. No al equipo en el que no estarás jugando—refunfuña.

Acaricio su cabello con cariño.

—¿A qué hora empieza el partido?—dice Félix, tomándome por sorpresa. Trae su cabello un poco húmedo y le cae por encima de sus ojos. Viste algo básico, lo que es una camisa oversize negra, junto a unos pantalones cargo y un par de botas combate del mismo color.

—¿Qué haces aquí?—cuestiona su hermana, despegándose de mi cuerpo y encarando a su hermano.

—Vengo a presenciar el mal partido que darán y...

—Y a verme a mí, obviamente—interrumpe Aisha, abrazando a Félix por su cintura—¿Verdad, mi amor?—le da un beso fugaz en su labios.

—Sí...

—¡Ay que asco!—Tina finge arcadas—. Vayan a darse muestras de cariño a otro lado.

—Cuñada, ya debes quererme. Porque tu hermano y yo nos vamos a casar, algún día.

Tina se burla con ganas, que incluso se dobla de la risa.

—Tan payasa—dice, mientras trata de controlar la risa—. Vete con tus boberías a otro lado—la corre haciendo un ademán con su mano.

—¿¡No le piensas decir nada, Félix!?

Me percato que la mirada de Félix está puesta en mi, mientras ellas dos se peleaban él me observaba en silencio.

—No le hagas caso...—logra decir.

Eso hace que se gane una mirada malhumorada por parte de su novia.

La cual sale hecha una fiera. Él trata de detenerla, pero se le zafa.

—¿No deberías ir detrás de ella?—dice con ironía.

—Compórtate. No está bien que la trates así.

—¡Pues dile que deje de decirme cuñada, que me asquea!

Ahora es Tina quien sale molesta, a su vez empuja a su hermano, moviéndolo unos pocos centímetros.

El silencio que nos rodea es un poco incómodo, sin embargo, tiene la intención de hablarme, pero no lo hace. Ya que se gira sobre su eje y se termina yendo.

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Comments

Regina Paz

Regina Paz

es buena la istoria diferente al menos ahora que no nos ballan a dejar esperando la continuación

2023-09-18

1

Regina Paz

Regina Paz

aja y cuando es la continuación

2023-09-18

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