^^^Narra Guillermo:^^^
Me quedo recogiendo la basura, mientras observo a Félix y Aisha alejarse.
Estuvimos tan cerca...
Mi corazón bombea como loco en mi pecho. Se me hace que jamás podré superarlo si sigo así.
«¿¡Qué tengo que hacer para superarlo!?»
Me gusta mucho, no se como carajo puedo deshacerme de ese sentimiento. Quiero arrancarlo de mi corazón de una vez por todas.
Me encamino hasta mi salón de clase, pero el golpe que me llevo de seco en la pared hace que el aire escape de mis pulmones. Sus manos agarran mi camisa en puños.
—¡Sueltáme, Alejandro!—grito.
—Me encanta verte así de enojado e indefenso—se ríe—. Vengo a cobrarme lo que no me diste en los vestidores.
—¿Qué? ¡Yo no te debo absolutamente nada!
—Deja de gritar—aprieta más su agarre—. Tienes que cumplirlo o no dejaré de seguirte.
Se acerca a mi rostro, dejando unos centímetros de espacio, así que intento voltear mi rostro, pero él se las apaña y me sostiene la mandíbula con fuerza.
—¿Lo harás o te tengo que obligar?
Intento tragarme los sollozos que amenazan con salir.
—¿Qué quieres?
—Que me cumplas mis caprichos.
—¿Qué tipo de caprichos?
—Este por ejemplo—se cierne sobre mí, y me besa con vehemencia y demasiada rudeza. Ni siquiera puedo corresponderle por el simple hecho que me da asco.
Muerde con rudeza mi labio inferior, haciendo que esté sangre.
—Tienes prohibido decirle a alguien, sobre esto—susurra sobre mi boca—. Si lo haces no te gustará saber que soy capaz de hacerte.
Me suelta, mis piernas tiemblan como gelatinas. ¿Ahora que iba a hacer?
No puedo contarle a mi mamá acerca de esto, se que una vez gane el caso me mandará lejos y yo no quiero eso. No me gustaría abandonar a las personas que quiero...
Como puedo me dirijo a mi salón de clases, toda la jornada me la pasó metido en mis pensamientos. Me hacen varios llamados de atención en los cuales solo me limitó a disculparme. Luke me observa dubitativo, pero tampoco puedo decirle lo que está sucediendo, no quiero que se meta en problemas por mi culpa.
Las clases se dan por finalizadas, así que con el equipo de voleibol me dirijo a los vestidores en donde me coloco el uniforme para entrenar.
Una vez todos terminamos nos dirigimos a la cancha, la cual está siendo ocupada por los chicos de básquetbol.
Me fijo en Félix, mientras caliento. Se ve tan atractivo, que me es inevitable no verlo. Me pierdo en la manera en como juega y trata de siempre encestar. Es demasiado ágil.
—¿Babeando por mi hermano?—pregunta burlona Tina—. Deberías dejar de cometerlo con los ojos, Luke no te quita la mirada de encima a ti.
—Me es inevitable—susurro, mientras estiro.
¿Debería contarle a Tina lo sucedido? Ella es muy buena escuchando, pero no quiero preocuparla tampoco...
— No me agrada que esté con Aisha—se cruza de brazos.
—Se ha enamorado de ella.
— ¡Mentira! Eso es imposible, siempre se quejaba de que ella estuviese detrás de él.
—Pues la atención de Aisha le agrada y eso lo hizo quedar enamorado.
—A mi hermano le gustas tú.
—No digas eso—le doy una mirada cansada.
—No me veas así. Sabes que es la verdad—refunfuña.
—Simplemente acéptalo, a tu hermano le gusta Aisha y son pareja—llevo mis manos a sus hombros—. Así que evita decirle cosas feas y respeta las decisiones de tu hermano.
Ella niega.
—¡Pero eso te lástima!
—Yo estoy bien, Tina. Yo sabía que en cualquier momento tu hermano tendría pareja. Me gusta, lo admito, pero no pienso obligarlo a quererme.
—¿Piensas rendirte con él?—pregunta en un murmuro.
—Es lo que estoy haciendo. Sabes que me estoy dando una oportunidad con Luke.
Tina me da una mirada enojada, y bufa.
—¡Los dos son tan tontos!—espeta—. Lo quieres, él te quiere. ¡Pero son unos cobardes!
—Me quiere como su amigo.
—No es cierto.
—Tina, sabes que si.
Rueda los ojos. Por el rabillo del ojo puedo observa a Aisha acercarse. Carraspea llamando nuestra atención.
—¿Puedo hablar contigo Guillermo?
—No puedes—Tina le da una mirada molesta, mientras me toma de la mano.
—Cuñada, solo te lo robaré por unos segundos—sonrie.
La mirada de Tina parece querer asesinarla.
—Ya regreso, Tina—le acaricio su cabeza, y empiezo a seguir a Aisha a un lugar un poco más alejado de todos.
—No me caes mal Guillermo, no obstante me desagrada tu cercanía con mi novio—me detengo en seco al ver su mirada gélida—. Quiero que evites ese tipo de acercamientos con él. Lejos de Félix estás mejor—sonríe con dulzura fingida.
—No me interesa tu novio—miento—. ¿Por qué desconfías de mí?
—Sé como son los gays—rueda los ojos—. Les encanta ir por los heterosexuales.
Niego, mientras me burlo.
—Te estás equivocando.
Chasquea su lengua, y me observa amenazante.
—Solo aléjate de él, y listo. ¿Tan difícil es?
Me acerco a ella.
—Lo pensaré—digo girándome para volver a entrar a la cancha. No quiero seguir perdiendo el tiempo.
—¡No tienes que pensarlo es una orden!
Alzo mi ceja en su dirección.
—Entonces dile a él, que me lo diga. Pero a ti no pienso hacerte caso.
Entro de nuevo a la cancha. Los del equipo del voleibol ya están ocupando la cancha y colocan la red.
Giro mi cabeza a las graderías, Félix y Tina me observan.
El juego empieza, y no me siento del todo concentrado y relajado, ya que los golpes que le doy a la pelota se van con más intensidad de lo normal.
Me siento enojado y frustrado, Alejandro y Aisha, me pusieron de malas.
¿Quién se creía ella para decirme tal cosa? Aceptaría eso sí el mismo Félix me lo dijera, pero de a su novia ni de coña le empezaba hacer caso. Y, por otra parte, Alejandro, eso me preocupaba a morir, no tengo idea de que puedo hacer.
Me voy de bruces al suelo cuando el balón impacta con fuerza en mi cara, caigo de nalgas en la cancha, mis compañeros se acercan a evaluarme al igual que mi entrenador. La cabeza me da vueltas.
—¿Siwady?—el entrenador me insta a ponerme sobre mis pies—. Ha sido un golpe fuerte—llevo mis dedos a mi rostro, y me percato que tengo sangre.
¡Genial, lo que me faltaba!
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