^^^Narra Félix:^^^
—Tiempo sin verte—le digo a mi amigo Oliver quien da un respingo en su lugar y sonríe.
—Ya sé. ¿Me extrañas?—niego, mientras me rio—. Victoria me tiene loco a decir verdad.
Empezamos a caminar por los pasillos.
—Ya lo noté. Casi ni nos juntamos en recreo, estás igual de perdido que Luis y Armando.
— Esos dos ni creo que los vuelvas a ver.
—¿Por qué?
—No les agrada mucho Héctor.
Arrugo mi entrecejo. Me confunde.
—Que extraño, si siempre se están riendo de sus malos chistes.
—Lo que sucede es que Héctor los canso. Siempre está metiéndose con la sexualidad de ambos, y ya sabes cómo es de odioso Héctor. No sabe controlar su puta lengua.
Asiento. No tenía la más mínima idea de que por eso se han alejado. Sin embargo, Héctor es un poco insoportable, pero considero que es un buen muchacho.
Victoria hace acto de presencia, y le besa los labios a mi amigo. Tengo que voltearme, ya que eso me hace sentir incómodo. Siento que estorbo.
—Hola Félix, vengo a llevarme a mi novio si no te molesta. Tiene que ayudarme con un mural—explica.
Alzo mis cejas.
—¿Ahora eres voluntario?—pregunto con burla.
—El amor me hace madurar hermano. Nos vemos luego—palmea mi hombro en despedida, y se va, mientras su novia la arrastra.
¿Así me veré yo con Aisha?
Si me enamoro de ella, ¿Me veré así de patético como se ve Oliver?
Mi cuerpo se estremece. Seguramente así sea.
Estamos en pleno recreo y yo ando merodeando en los pasillos, ya que estoy solo. Aisha está con las porristas, Héctor anda con otro grupo de chicos que se comportan igual o peor que él, y de Armando y Luis, no tengo idea.
Así que me aventuro por el patio de la escuela. A Luis le gusta mucho el aire libre, así que posiblemente estén debajo de un árbol comiendo sándwiches de atún, los favoritos de Armando.
Muerdo mi manzana, y dejo que mi mirada vague por el lugar.
Todos están en sus mundos, y me sorprende el hecho de que la mayoría tiene parejas.
Al parecer cupido vino a flechar a toda la institución.
Detengo mi paso, cuando observo a quienes busco. Me sorprendo al ver la melena pelirroja que resalta entre ellos dos.
Ni tengo que adivinar de quién se trata. Avanzo unos pasos hasta ellos, las risas se cortan cuando me ven llegar. A excepción de Guillermo que aún sonríe.
—Hola—me saluda.
Veo a mis amigos removerse incómodos.
—Hola—devuelvo el saludo—. Tengo días sin verlos chicos—digo cruzándome de brazos. ¿Desde cuándo son tan amigos de Guillermo? Incluso están compartiendo el desayuno.
Admito que Guillermo puede llevarse con media institución, pero con mis amigos, jamás lo he visto entablando una conversación, hasta ahora.
—Siempre estamos aquí—dice armando tomando de su jugo—. Qué tú te la pases solo con Aisha y Héctor es otra cosa...
—¿Qué dices? ¡Ustedes se han apartado así como si nada!
—No nos cae bien Héctor. Nos hartamos de que escupa pura pendejada—espeta.
—¿Y lo dicen hasta ahora? Siempre se estaba riendo de sus pendejadas, no entiendo que ha cambiado ahora...
Se encoge de hombros.
—Nos hartamos de él—dice escueto.
—¿Luis que tienes para decir? ¿También te desagrada Héctor?—le pregunto, ya que se ha mantenido callado, y con la cabeza gacha.
—Si...
—¿Tanto les costaba decirme eso? ¡Se supone que somos amigos.
—Siempre lo has elegido a él. Bien sabemos que es con quien mejor te llevas—dice hastiado Armando.
No refuto ante lo que dice, porque tiene razón. Sin embargo, me amarga que no me la hayan confesado. Se supone que somos unidos.
—Entonces, ¿Piensan alejarse de mí?—pregunto sin evitar el veneno que quiere escapar de mi lengua.
—Si mantienes a Héctor lejos de nosotros, sí.
—Dame razones para hacerlo...
—¡No tengo razones para darte, cuando el mismo se empeña en hacer de insultar a todos!—dice con enojo Armando, se pone de pie y me encara—. Con eso tienes más que suficiente.
—Yo nunca le he escuchado que le insulte...
Rueda los ojos.
—Lo ha hecho, créeme. ¿Verdad, Luis?
Volteo hacia el nombrado, quien juega con sus manos.
Cuando salimos y llegamos de vacaciones lo he empezado a ver extraño. Pareciera que tiene muchas cosas que decir, pero nunca se anima.
—Lo ha hecho en privado, por mensajes más que todo...
—¿Qué te ha dicho?—me agacho hasta la altura en la que se encuentra y lo tomo por sus hombros.
Niega, y veo que sus ojos se empiezan a llenar de lágrimas. Nunca lo había visto tan indefenso. Él es del mismo porte y tamaño que Guillermo.
—No tengo el valor para decirte eso Félix—se pone de pie y lo emito—. Te aprecio como amigo, pero no creo estar listo para contarte.
Toma sus cosas y se marcha.
—¿Qué es lo que pasa Armando?—cuestiono al castaño, el cual parece estar conteniéndose en no ir detrás de Luis.
—Yo no tengo porque contarte Félix. Lo lamento—se disculpa y se acerca a Guillermo y le susurra algo. Seguido de eso se va.
Me desplomo junto al pelirrojo, quien me da una mirada lastimera.
—No me veas así—aparto mi vista y me fijo en mis zapatos, cómo si fueran la cosa más interesante del mundo.
—¿Cómo?
—Con lástima...
—Claro que no...
—Si lo haces.
—No lo hago.
—Lo que sea—espeto con hastío.
—¿Quieres un sándwich?—estira su mano, entregándomelo.
Lo observo de reojo, y lo acepto.
Le doy un mordisco, y me deleito con su sabor. Estoy seguro de que este lo ha hecho él.
—Delicioso—murmuro, y me lo termino todo.
Una risa suave brota de sus labios. Me volteo a verlo.
—Lamento lo que está sucediendo con tus amigos, espero y no los odies—suelta y me vuelve a dar esa mirada lastimera.
—¿Qué sabés?
Traga saliva y niega.
—No puedo decirte.
—Se supone que somos amigos—digo, y rápido me lamento con lo que he. Bueno—.Bueno, éramos...
—Ellos confían en mí, por lo tanto, no puedo ir divulgando cosas que me dicen.
Asiento, y me siento un poco molesto porque ellos no confíen en mi.
—Está bien—empiezo a ponerme de pie, el timbre ha sonado y debo dirigirme a clases.
Su toque hace que me estremezca. Nuestras miradas chocan, y él sonríe tímido.
—Creo que te he dicho esto muchas veces, pero yo siempre te considero mi amigo.
Paso saliva con dificultad y mi mirada baja a sus labios, y no se porque siento la necesidad de besarlo.
—Yo no sé...
—¿Por qué no quieres seguir con nuestra amistad?—se acerca un poco más a mí, puedo sentir su respiración mezclándose con la mía.
Relame sus labios y yo sigo esa acción, idiotizado.
—¡Félix!—el grito de Aisha hace que me separe del pelirrojo. Ella lo observa con desdén—. ¿No escuchaste el timbre?—me toma de mi mano y empieza a llevarme a rastras—. Te estuve buscando, y estaba aquí con ese marica.
—Aisha...—hablo con molestía.
—¿Te gusta, cierto? Por eso, eres tan frío conmigo...
—¡No me gusta!
—Entonces, ¿Por qué estaban hablando así de cerca? ¡Casi se besan!—grita llamando la atención de todos.
—¡Baja la voz!—digo entre dientes—. ¡Ya sabes que yo no soy gay!
Me señala con su dedo amenazante.
—Si me llegó a enterar de que estás jugando conmigo, te juro que te hago la vida imposible, Félix.
La tomo de la cintura y la pego a mi cuerpo.
—No estoy jugando contigo. A mí me gustas tú—con eso dicho, sello mis labios con los de ella.
No siento nada con este beso, pero es lo que debo aceptar.
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Updated 33 Episodes
Comments
cheesecake
Que estrés con este largato
2023-09-11
0
cheesecake
Lo has pedidooooo
2023-09-11
0