18. Venganza y Cenizas (Parte II)

—El es…

Empezaba a decir pero Rude terminó por mi, interrumpiendo mis palabras.

—Billie… —bramó con la voz llena de ponzoña y odio acumulado.

«Así que ese era el nombre de ese maldito esclavista sadico»

Miré nuevamente hacia el grupo de hombres, esta vez hasta la chica que gritaba y gimoteaba en el suelo, la cual vestía estaba prácticamente desnuda y alrededor de su cuello llevaba un grillete de hierro. No tarde en reconocerla a ella también. Era una de las chicas que habían vendido en la subasta de esclavos.

Noté que la chica luchaba con todas sus fuerzas, pero sus extremidades eran sostenidas por los demas hombres mientras el tal Billie se movía entre sus delgadas piernas sin ningún tipo de compasión.

La mirada en su rostro, sus sonrisas sádicas… eran exactamente como la de ellos. Las mismas miradas lascivas que mis jefes me dedicaban con cada acto de acoso.

Solo dejaron de mirarme de esa manera, cuando por fin deje de ser deseable para ellos.

No pude resistir más sin hacer nada.

Me puse en pie y Rude me miró confundido.

—Tenemos que luchar —refuté mirándole fijamente a los ojos con la decisión marcada en cada uno de mis rasgos.

Rude asintió con la cabeza y se puso en pie también. Fue ahí cuando noté que ya no sostenía a Ruby.

Literalmente por poco me da un para cardíaco.

—¿Donde está Ruby? —pregunté más que nerviosa.

Rude frunció el ceño y al recordar que hasta ahora sostenía a Ruby, la expresión de su rostro se descompuso y juraría haberlo visto palidecer.

Ambos de inmediato comenzamos a buscar por las cercanías y no tardamos en avistarla, gateando por todo el claro del bosque y para nuestra peor mala suerte, hasta donde se encontraban aquel grupo de hombres.

No sabía que hacer. Ruby avanzaba por el pasto con tanta naturalidad que me dejó fría, aún era muy pequeña para caminar, pero que avanzara de esa manera en cuatro patas y a esa velocidad, también era un logro más que admirable.

—¡Ruby! —grité su nombre inconscientemente, llamando la atención de todos los presentes.

Los hombres a la vez se giraron hacia mi dirección, incluyendo al esclavista, el cual frunció el ceño al verme y de inmediato se puso en pie, saliendo del interior de la esclava. La cual rápidamente se arrastró por el suelo hasta ocultarse detrás de una carreta, entre lágrimas y gimoteos.

Ruby desde el suelo jadeo sonriente, atrayendo la atención inmediata de uno de los mercenarios vestidos de negro y cubiertos en armaduras de cuero.

Intenté llegar a ella pero ya era demasiado tarde y se encontraba demasiado fuera de mi alcance.

—¿Pero qué tenemos aquí? —espetó el mercenario, agachándose para agarrar a mi bebé por debajo de las axilas para observarla con cierta curiosidad.

Todo mi cuerpo se tensó de pies a cabeza y mis extremidades comenzaron a temblar.

—¿Qué está pasando? —preguntó el esclavista un tanto molesto, subiéndose los pantalones y abriéndose paso entre sus hombres para llegar a su subordinado que cargaba a Ruby.

—Es un bebé —respondió el mercenario sonriente, como si fuera algo sumamente increíble.

Luego todos los ojos cayeron sobre mi figura e inconscientemente retrocedí un paso. ¿Que hago ahora?

—Yo te conozco… —inquirió Billie frunciendo el espacio entre sus cejas con una sonrisa de reconocimiento— Yo te vendí un esclavo no hace mucho… —Tragué saliva sonoramente. No sabía cómo iba a solucionar todo este problema— ¿Qué? ¿Acaso nos estabas espiando?

Mis ojos se movieron hacia Ruby, la cual movía los brazos inocentemente y reía mientras el mercenario jugueteaba con ella.

—Por favor, solo denme a mi hija y me iré… —declaré con voz temblorosa.

—Pero si ella vino sola —respondió Billie con una media sonrisa que no presagiaba nada bueno. Luego me miró de pies a cabeza, no llevaba mi capa por lo que pudo ver perfectamente la prominencia de mis pechos— Ya sabía yo que olías demasiado bien para ser hombre —admitió relamiéndose los labios. Luego miró por encima de mi hombro, seguramente captando la figura de Rude— Pero mira quien es, mi antiguo y valioso esclavo…

—El no es un esclavo —lo interrumpí— Yo lo liberé…

—Y a aún siendo libre, te sigue. Ustedes las mueres si que tienen poder entre esas piernas.

Ante esas palabras todos los hombres comenzaron a reír ruidosamente. Yo estaba tan desesperada por tener a Ruby en mis brazos, que no me importaba que se burlaran de mi.

—Por favor… —volví a rogar.

Billie suspiró dramáticamente fingiendo tener lastima hacia mi. Luego volvió a sonreír.

—Pues tendrás que venir a por ell…

—No…—sus palabras son interrumpidas repentinamente por cierta voz.

Mi atención volvió hacia Ruby. Tanto Billie, como el que la cargaba, la miraron igual de sorprendidos que yo.

Ya que todos sabían que era demasiado pequeña para hablar aún.

—¿Qué dijiste? —preguntó Billie.

Luego Ruby levantó su mano izquierda hacia él y repitió con una sonrisa sin dientes y voz aguda.

—No.

De su brazo, justo como antes, las llamas salieron y prendieron todo a su paso. Una gran bola de fuego impactó en el rostro de Billie, el cual comenzó a gritar y a correr intentando apagar las llamas. Todos por igual estaban paralizados.

El pequeño cuerpo de Ruby comenzó a liberar un extraño humo, y como si estuviera demasiado caliente, el mercenario la soltó. Sin embargo ella nunca cayó al suelo. Se quedó levitando en el aire. Su rostro se congestionó, abrió la boca y junto con el sonido de un estornudo, de su boca liberó grandes cantidades de llamas que arrasaron con el mercenario que la sostenía y de todos los que se encontraban detrás.

Justo como si fuera un dragón…

Unos pocos lograron esquivarlas a tiempo, pero la mayoría sucumbieron en el fuego y múltiples gritos no tardaron en ser escuchados.

Los que sobrevivieron desenvainaron sus espadas y se dispusieron a atacar a la bebe. Por inercia yo también desenvaine mi espada y justo cuando comenzaba a correr, una sombra aún más veloz pasó justo por mi lado y de un poderoso salto llegó a la distancia de los mercenarios.

Rude aterrizó entre ellos provocando una gran grieta en el suelo. Los mercenarios se tambalearon por la vibración del suelo pero Rude no dejó que se recuperaran.

Con el rostro crispado de ira, atacó al que tuvo más cerca y de un solo puñetazo de su gran puño, dislocó por completo su cuello y lo hizo girar como si se tratara de un simple tornillo.

Los otros dos agarraron sus espadas y entre gritos arremetieron, pero Rude los esquivó con relativa facilidad y de una patada los disparos a ambos hasta el bosque. Los cuales chocaron fuertemente contra los árboles, provocando que estos se derribaran y liberaran polvo por todas partes.

Corrí con todas mis fuerzas para llegar a la posición de Ruby, la cual al parecer había perdido todas sus fuerzas porque pronto dejó de levitar y se habría llevado un fuerte golpe, de no ser por mi que rápidamente me tire al suelo y derrapé hasta por fin agarrarla entre mis brazos. A escasos centímetros de rozar la tierra.

—¡Ruby! —grité su nombre preocupada al ver que sus ojitos se habían cerrado. La removí pensando lo peor, pero para mi alivio Ruby abrió la boca, bostezo y se acomodó en mis brazos con su dedo pulgar entre sus labios.

Luego miré mi alrededor y sorprendida contemplé que todos estaban muertos.

Todo había transcurrido tan rápido, que mi cabeza no lograba entender como diablos se había llegado a esta absurda e irreal situación.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***