La maternidad definitivamente no estaba dentro de mis planes, por lo menos no tan pronto.
Ya había pasado alrededor de tres semanas y aún no había podido salir de la cama. Sin embargo, todos esos días sola me sirvieron para pensar. Ya no había duda, de alguna manera había transmigrado al mundo de la novela que había leído en mi adolescencia. No entendía como ni porqué, pero pensar en eso era inútil ahora mismo.
Tal vez todo esto era solo un sueño, tal vez no morí y simplemente me encontraba en una especie de coma. No sabía nada con exactitud pero si de algo estaba segura, es que no tendría un final muy feliz si no hacía nada ahora mismo.
Miré a la bebe en mis brazos y no pude evitar enternecerme al ver como bebía la leche de mis pechos. Sus enormes ojos rojos me miraban con intensidad y cierta sabiduría que me dejaba un tanto descolocada. Sentía como si me estuviera analizando o que se yo.
Aún no le había puesto nombre. Pensé en llamarla “Eris” como en la historia original pero sería algo contraproducente. Si quería evitar el destino que nos esperaba en el futuro, debía actuar con inteligencia.
Intenté recordar hasta el más pequeño detalle de esta historia. No se mencionaba mucho en el libro sobre la madre de Eris. Lo único que se sabía, es que había sido una simple sirvienta en el palacio que debido a su gran belleza, captó de inmediato la atención del emperador el cual no tardó en cortejarla.
Por supuesto, se había negado, lo que provocó que el emperador la secuestrara y la violara múltiples veces hasta saciar su apetito.
Sin duda alguna, ese hombre era más que detestable. Uno de los personajes que más odiaba en el libro. A veces hasta pensaba que era malo porque si, un personaje plano más cuya función era ser solamente ser el “malo” y punto. No entiendo como una novela tan cliché como esta se volvió tan popular.
Con eso en mente, recordé un suceso que no tardaría en suceder. En unos días, o quizás mañana, debería aparecer en cualquier momento el emperador en busca de su hija y de mi. Así encerrarnos en palacio y evitar que el rumor de que su hija bastarda había nacido de una violacion, se extendiera por todo el país como pólvora. Lo cual afectaría notablemente su imagen intachable como soberano.
De hecho, estaba bastante segura de que las mujeres que me ayudaron en el parto trabajaban para él. Ya les había preguntado varías veces donde estaba o como había llegado hasta aquí, pero ninguna quizo decirme. Por el paisaje que se veía a través de la ventana de la habitación, debía encontrarme bastante lejos de la capital. Desde mi posición solo se podía ver árboles y montañas.
Una pizca de curiosidad me llegó y las ansias de conocer este nuevo mundo de fantasía se iluminaron en mi mente. Si tan solo pudiera averiguar cómo huir de aquí, todo ese mundo desconocido estaría a mi alcance. No debía desaprovechar esta segunda oportunidad de vivir. Más en un cuerpo tan hermoso como este. Había que admitir que la madre de Eris tenía muy buenos atributos.
Mi cabello era negro como el azabache, largo hasta llegar a mi espalda baja. Mis ojos eran de un ambarino sumamente enigmático y mi piel de un color algo oscuro como las almendras. Mi anterior cuerpo no se comparaba con este. Eso sin mencionar el exuberante busto que colgaba en mi pecho.
No me extrañaría que el emperador se obsesionara con este cuerpo.
Unos golpes en la puerta me hicieron reaccionar y mi corazón palpitó con fuerza ante la expectación. Por un segundo creí que se trataría del emperador, pero cuando la puerta se abrió y una mujer bajita y regordeta se adentró sosteniendo una bandeja con comida, no pude evitar suspirar aliviada.
—¿Cómo amaneció la señora hoy? —preguntó la mujer con una sonrisa amable mientras se acercaba a mi posición. Dejó la bandeja con estofado humeante encima de la mesita al lado de la cama y extendió sus manos para agarrar a la bebe.
Por instinto, rápidamente aparte a la bebe de su alcance.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté un tanto molesta. Definitivamente no confiaba en ella.
La mujer suspiró con cierta pesadez y contestó con otra pregunta.
—¿Cómo se supone que vas a comer sosteniendo a la bebe?
Bueno, tenía un buen punto.
Algo reticente, le di a la niña y no le quité ni un ojo de encima hasta que la colocó en la cuna de madera al otro lado de la habitación.
Luego de eso volvió a mi posición y colocó la bandeja en mi regazo.
—Asegúrese de comerlo todo. Necesitará todas sus fuerzas para alimentar a la bebé.
Luego se dio la vuelta disponiéndose a retirarse, pero la detuve de inmediato.
—¡Espera! —me miró con el ceño fruncido— Luego de comer… ¿crees que pueda salir un rato? El sol me vendría muy bien.
La mujer me miró un tanto insegura y de inmediato volví a hablar antes de que se negara.
—Solo será un momento, por favor no he salido de aquí desde que la bebe nació y está haciendo algo de frío. ¿Acaso quieres que me enferme? ¿Cómo alimentaré a la bebe estando enferma?
Si no la convencía con eso, entonces no lo haría con nada más.
La mujer me miró silenciosa por unos segundos tan intensos que los sentí prácticamente eternos. Por un momento creí que se negaría, pero para mi sorpresa la señora suspiró relajando sus hombros y asintió con la cabeza.
—De acuerdo —sonreí aliviada y ella agregó alzando su dedo índice— Pero no saldrás sola, lo harás con una de nosotras siempre.
Asentí con la cabeza ciertamente emocionada y cuando por fin esa maldita vieja salió de la habitación, la sonrisa inocente en mis labios desapareció.
Este será el mejor momento para estudiar mi entorno y crear una vía de escape. Dependiendo del pronóstico, esta misma noche será el momento de mi huída.
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Comments
Rebecca H
como crees. acaba de dar a luz.
si cuerpo es todo menos hermoso.
estrías. músculos flojos y protuberancias... dolor. mucho dolor.
pero pronto serás hermosa y armon iosamente bella.
2024-06-05
4
indira avila
todo un cerdo 🤢🤮
2024-05-26
2