9. El comienzo de un nuevo camino (Parte final)

Cuando salí del negocio, me aseguré de cerrar la puerta y bloquearla. Por lo menos para hacer tiempo hasta por fin salir de la ciudad.

Vestía la ropa de caza y una espada fina del tamaño de mi antebrazo colgaba de mi cinturón junto con un cuchillo de caza. Había encontrado una especie de bolso de cuero para guardar conejos y alimañas, el cual me sirvió como anillo al dedo para mantener a Ruby cerca de mi pecho, la cual ya había desabotonado mi camisa para beber el cálido líquido de mis pechos.

Me afianzé la capa encima de mis hombros, cubriendo a Ruby y mi vestimenta para no llamar mucho la atención. Me peiné el cabello mal cortado lo mejor que pude y luego me puse la capucha encima de la cabeza para pasar desapercibida. Ahora debía encontrar un medio de transporte adecuado y suficientemente rápido.

Atravesé el callejón cabisbaja hasta llegar a la calle principal que poco a poco se llenaba cada vez más de personas haciendo sus cosas. Luego de buscar por lo que pareció una eternidad, finalmente encontré un establo donde compré un hermoso caballo marrón como la corteza de un árbol. Me costó bastante caro (50 monedas de oro aproximadamente), pero a mi parecer valió la pena.

Nunca antes había montado a caballo, pero no debería ser tan difícil ¿no?

Sosteniendo las riendas del caballo, avance entre la multitud hasta la salida del pueblo pero me frené en seco al notar a un grupo de caballeros apostados en la entrada, observando detenidamente a cada transeúnte que iba y venía. Como si estuvieran buscando algo.

O alguien en este caso.

Rápidamente volví sobre mis propios pasos e intenté buscar otra manera de salir del pueblo sin ser detectada. Ya tenía los nervios en punta y no podía confiar todo el tiempo en el poder de Ruby para sacarme de los problemas. Más si no sabía qué consecuencias podría traer para ella usar sus poderes siendo tan pequeña aún.

Ya de por si era bastante impresionante que con apenas unas semanas de nacida, ya supiera crear bolas de fuego sin ninguna dificultad.

No quería ni imaginar cómo sería cuando ya fuera mayor.

Al cabo de un tiempo, llegué a una zona abierta de la ciudad donde parecía celebrarse algún tipo de acto ya que había mucha gente.

Una enorme tarima de madera yacía en el medio de todo y cuando me acerqué para ver qué estaba pasando, de inmediato me arrepentí. Un grupo de personas formados en fila y encadenados entre ellos con grilletes en el cuello, las muñecas y los tobillos, subieron los escalones de la tarima con expresiones taciturnas y vacías. La mayoría estaban prácticamente en los huesos y no tuve que pensarlo mucho para averiguar qué estaba pasando.

«Esto era una venta de esclavos»

No recordaba que en la historia original la esclavitud fuera legal, pero sería lo más obvio teniendo en cuanta que este era un mundo basado en la Edad Media.

—Muy bien, empezamos esta primera parte de la subasta con la presentación de estos buenos ejemplares para tareas domésticas —dijo el presentador con vos extridente y enérgica. Era un hombre alto y flacucho y su bigote estaba salpicado de canas blancas. Caminó por la tarima hasta agarrar bruscamente del antebrazo a una chica que no parecía tener más de 18 años. La obligó a levantar la mirada para que el público la viera, incluso hasta la desnudó frente a tantos hombres. No pude evitar horrorizarme ante lo que veía— Empezamos por esta esclava de 16 años, puede que no lo parezca pero es muy buena con las tareas domésticas y… —sonrió maliciosamente— otras cosas del interés de muchos.

El público masculino rio ante la broma de mal gusto del presentador. Yo en cambio solo fruncí el ceño. No daba gracia en absoluto.

—¡Doy 15 Diolines de plata por ella! —dijo alguien en el público, alzando una especie de papel con un número escrito.

—15 Diolines por aquí… ¿quien da más? —bramó el presentador con entusiasmo.

Un coro de todo tipo de precios y ofertas le presidió, hasta que al final la esclava fue vendida a un precio de 50 Diolines de plata.

Luego continuaron con el siguiente esclavo, y luego el siguiente hasta terminar con la primera ronda. En verdad todo esto me daba mucha repugnancia, por lo que decidí darme la vuelta y seguir con mi camino. No obstante, apenas di dos pasos cuando el caos explotó.

Alaridos y forcejeos proveniente de la tarima llamaron mi inmediata atención y al voltearme contemplé como un esclavo bastante alto y corpulento, forcejeaba con cuatros esclavistas que lo sostenían de varias cadenas para intentar controlarlo. Una tarea nada fácil ya que el chico se negaba a hacer lo que querían.

Su cabello era largo hasta los omóplatos, cubriendo gran parte de su rostro. Era de un color castaño claro y su piel oscura y algo quemada por estar tanto tiempo debajo del sol seguramente. Pero eso no fue lo que más llamó mi atención en él. Unos cuernos blanquecinos sobresalían de su frente y sus dedos estaban llenos de garras oscuras, como un animal.

Gruñía como un salvaje, mostrando sus filosos colmillos en el proceso.

—Y aquí tenemos la sorpresa de la noche —dijo el presentador— Damas y caballeros, he aquí un descendiente de una de las razas extintas más poderosas que han existido alguna vez… un mitad Ogro querido público.

Ante las palabras del presentador, algunos alaridos de sorpresa se levantaron de la multitud formando un bullicio de siseos inentendibles.

—Y comenzamos con el precio nada envidiable de 50 Diolines de oro señoras y señores —continuó el presentador provocando el furor del público— Vamos no protesten, saben lo rara que es esta raza. Los mitad ogros son excelentes luchadores y poseen una gran fuerza superior a la de un humano normal. Como guardaespaldas es la mejor elección.

—¡Pero no está entrenado, mira como gruñe! —protestó un viejo gordo en la multitud y los demás le dieron la razón.

En respuesta, el esclavo gruñó y con más fuerza forcejeó los grilletes en su cuello. Uno de los esclavistas lo golpeó detrás de las rodillas con una vara y por inercia el esclavo cayó arrodillado, facilitando el trabajo de contención.

No pude evitar tensarme ante el golpe. Por alguna razón me lastimó terriblemente que lo dañaran de esa forma.

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