El mismo hombre

La moza caminaba delante de mí y obstaculizaba mi vista, pero no me molestaba sabiendo que iba a poder hablar con el chef responsable de este magnífico Restaurante, además de halagarle sus manos al hacer exquisitas preparaciones.

En este local no encontré ningún defecto o algo para criticar, ya que la decoración es innovadora, la enorme "araña" que cuelga desde el techo, la iluminación que da. Las mesas son lindas y sus asientos, cómodos.

La chica que nos atendió es simpática y tal vez sea la futura mujer de mi hermano, pero ese es otro tema diferente.

Ariam abrió una puerta y dijo solo unas simples palabras...

— Señor, la crítica gastronómica está aquí. — Pero con nada, yo ya estaba nerviosa y no entiendo por qué, ya que he visto varios hombres.

— Invítala a ingresar — Pidió una voz muy gruesa.

— Señorita, ya puede pasar— Exclamó la moza.

— Gracias, Ariam — Asentí sonriéndole y pasé por su lado.

Me temblaban las piernas de una forma incontrolable, pero al menos el vestido disimula muy bien mi problema. Es largo y suelto abajo.

—Buenas tardes — Saludé cuando la puerta se cerró detrás de mí. Claramente, fue mi futura cuñada, ya que yo no la cerré y el hombre en frente de mí, tampoco pudo ser.

Este hombre me es conocido y como no, si es quién estaba en la puerta del consultorio del doctor que atendía a mi abuelo, claro... Es a quién miré de pies a cabeza. El sexy hombre que llamó mi atención, su altura, sus ojos, sus músculos, su corte de pelo, su estilo, todo. Sé que es más grande, pero hay cosas que no sé y él me puede enseñar. Me rió internamente y disfruto nuevamente la vista que este hermoso chef me está brindando, sentado en un gran sillón de pantalón blanco y camisa.

— Buenas tardes, señorita — Se levantó de su lugar y me tendió la mano para saludarme. De paso, también se deleitó la vista para luego aclararse la garganta.

— Lamento molestarlo, chef, pero solo quería halagar su trabajo. — Expliqué y él suspiró. Creo que tenía un mal concepto de mí y sé que es normal con todo lo que se ha dicho.

— Muchas gracias, señorita... — Ladeó la cabeza esperando mi nombre.

— Isabella Belmonte, un gusto conocerlo — Volví a ofrecerle mi mano como saludo, solo por el simple hecho de tocarlo.

— Igualmente, señorita Belmonte — Agarró mi mano suavemente, mandando una descarga en mi columna — Pascal Carmona — Se presentó

— Lindo nombre —Dije atrevida y elevó sus cejas en señal de sorpresa

— Opino igual, Isabella — Dijo con confianza.

Nuestras manos se separaron después de un rato y sentí frío por su lejanía.

Este hombre es hermoso y no me cansaré de repetirlo, lamentablemente, no me iré casada, pero las ganas no me faltan.

La sonrisa que tiene, sus gestos, su delicioso perfume, todo él es hipnotizante.

— Como ya sabes, soy crítica gastronómica y hace varios días había planeado ir por algunos restaurantes que tienen más popularidad, por lo que el tuyo fue el primero de la lista. Tienen buenas recomendaciones y entiendo por qué; la decoración, la comida, su atención, todo es increíble, por lo que obviamente la reseña será buena, pero de igual manera quise felicitar al chef personalmente, aunque no sabía que también serías el dueño.— Admití.

—Muchas gracias por sus palabras, señorita Belmonte. Para nosotros también es importante, más aún que la crítica sea buena, ya que detrás de mí hay muchos cocineros que apoyan para lograr los objetivos. ¿Entiende no? Según sé, usted también tiene su restaurante. — Se remojó los labios con su lengua y ese gesto me hizo tragar duro.