Capitulo 19

Sabía que tenerme amarrada y completamente a su merced no era un buen inicio, me vendaron los ojos y me comencé a desesperar, escuchaba murmullos y risas en el lugar, estaban disfrutando de mi tortura.

Varios pares de manos se paseaban libremente por mi cuerpo, tampoco es que me quejara porque muy en el fondo eso me gustaba, sentirlos a mi alrededor y escuchar sus voces me calmaba más que lo que imaginé.

Sin previo aviso sentí unas manos traviesas abrir mis piernas y luego una lengua experimentada recorrer mis pli*gues con ahínco, a esa lengua se le sumaron dos más pero en distintas zonas, tenía una en cada p*zón, succionaban con fuerza y las lamidas y mordidas me tenían en el paraíso, uno de ellos me de sol y atrapó entre sus labios mis g*midos, me sentía extasiada, sentía mi org*smo cerca pero eso era algo que aún lo probaría.

En una perfecta sincronía se separaron y me dejaron frustrada y con ganas de más, antes de que pudieras procesarlo me encontraba rogando que me tocaran, anhelaba liberarme, sin embargo eso no sucedió, una voz que reconocí como la de Marcos me dijo al oído que la noche apenas estaba comenzando y ellos tendrían toda la paciencia del mundo conmigo.

Intenté desatarme pero fue en vano, en cambio me dieron vuelta y recibi una nalgada que me dejó un ardor delicioso en la zona, pensé que algo estaba mal en mí, lejos de molestarme esa acción me calentó aún más, cuando ellos lo notaron repartieron más nalgadas alternando entre una y otra, sentía mi v*gina húmeda mi cl*toris hinchado, g*midos escapaban de mis labios.

Los chicos me propusieron un trato para liberarme de mis ataduras, debí hacer una chica buena y permitir que ellos jugaran con mi cuerpo, bajo mi consentimiento claro está, si algo no me gustaba debia decirselos, a cambio yo recibiría lo que tanto quería, ellos me dejarían alcanzar mi org*smo, prometieron que sería el primero de los mejores que tendría en mi vida, sin dudarlo un segundo acepté, ellos cumplieron su parte del trato liberándome, ahora debia cumplir mi parte y ser una chica buena.

Estuvieron jugando durante largo tiempo con mi cuerpo a su antojo, al retirarme la venda pude ver a los chicos disfrutando el espectáculo que estábamos protagonizando Mark, Diego y yo, los chicos saboreaban mi cuerpo como si fuera el mejor dulce del mundo y los temas estaban pendientes al más mínimo movimiento, no se perdían de nada, cuando mi org*smo estaba a la puerta literalmente ellos decidieron que me darían lo que quería, pero lo harían en conjunto.

Mis hombres se reunieron para llevarme al extasis entre todos, la imagen era realmente erótica, mi cuerpo estaba límite y lo que vendría a continuación solo me calentaría aún más.

Mientras ellos tocaban cada una de mis zonas erógenas yo tenía la mejor vista de todas, ante mis ojos estaban nueve dioses griegos desnudos solamente para mí, mi org*smo fue demoledor, un fabuloso squirt me atravesó, nunca había tenido uno, ni siquiera en mi vida pasada y se sentía realmente bien, mi cuerpo quedó laxo sobre la cama, tenía todos mis músculos relajados pero aún no era momento de dormir.

Mis chicos comenzaron a mast*rbarse para mí, un arrojo de valentía llegó a mí y me incliné en el suelo para recibir en mi boca y rostro toda su esencia, ellos me rodearon de modo que pudiera recibirlos todos al mismo tiempo, estaba caliente y espeso, tragué la mayor cantidad que pude y luego seductoramente pase mis dedos por dónde quedaba el resto antes de llevarlo a mis labios y chuparlos como si de una paleta se tratara.

Ellos subieron a la cama conmigo antes de decidir como se turnarían para tomarme esta vez, decidieron que irían de dos en dos y él te quedaría Solo sería Emiliano, él podría dormir conmigo y tomarme en la mañana o cuántas veces que quisiera.

Pasamos horas haciéndolo, mi cuerpo se sentía adolorido y cansado pero nunca podría negarme a semejantes ejemplares de hombres, eran la tentación y el pecado hecho carne y yo, pues yo estaba cayendo sin paracaídas en el infierno por mis pecados y la verdad caería mil veces más si ellos estuvieran esperando allí.

Emiliano me tomó en brazos antes de salir del cuarto rojo para llevarme a su habitación, al comenzar a caminar por la ventana pude darme cuenta que era de madrugada y que muy pronto amanecería, habíamos pasado horas en ese cuarto y no nos habíamos dado cuenta, pero no me arrepentía de nada.

Cuando los primeros rayos de sol comenzaron a salir sentí unas manos acariciándome y unos besos húmedos en mi cuello, era momento de comenzar a pecar nuevamente, aunque me dolía hasta el alma podría ser un último esfuerzo ese día, pasarían varios días sin poder caminar bien pero valdría la pena, desde el primer momento supe que satisfacer a nueve hombres no era tarea fácil, aún así me esforzaba al máximo para cumplir mi objetivo, la mañana nos sorprendió envueltos entre las sábanas, sudorosos pero sobre todo felices por el camino que emprenderíamos juntos, mis chicos se encargarían de preparar el juicio para William y sus socios así que yo solo debía descansar y reponer fuerzas para continuar el camino.

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