Capitulo 9 MARATÓN 3/4

La investigación que Marcos llevó a cabo nos dejó más interrogantes que respuestas, Riviera era un lugar fantasma, no había ningún registro de su propietario, no se encontraba nada ni siquiera en el mercado negro, era como si no existiera, el propietario de ese lugar debía ser alguien con mucho poder como para lograr encubrir tan bien sus negocios turbios, de todas maneras no me rendiría hasta llegar al final de este misterio.

Los chicos decidieron que tendríamos nuestras próximas citas dentro de los muros del castillo, querían pasar tiempo con Ismael, así que cada día que pasó tuve una cita preciosa en cada lugar de los jardines del castillo, Emiliano había preparado una linda tarde de té en el lago, durante esta época del año estaba repleto de cisnes, fue una cita espectacular, disfruté mucho cada una de las citas que tuve con cada uno de mis hombres.

Cuando menos esperé faltaban solo 15 días para el día de mi boda, mi madre se estaba encargando de todos los preparativos, faltaban aún algunas cosas, pero todo estaba encaminado, debía elegir mi vestido y decidir la comida para el banquete, fui con mi madre de compras y pasamos una tarde divertida juntas, hacía mucho que no pasaba tiempo de calidad con mi madre por nuestras obligaciones, pero sin duda atesoraba esos momentos.

Hoy por fin es el día de mi boda, aunque todos esperaban la fiesta de compromiso decidimos pasar directamente al matrimonio, quería tener a mis hombres conmigo lo más pronto posible, normalmente ellos debían tener su propio lugar para vivir, pero yo les había propuesto que darnos todos juntos en mi castillo y ellos encantados aceptaron.

Carolina y las demás doncellas se habían encargado de preparar sus respectivas habitaciones, todas estaban cerca a la mía, en estos últimos 15 días había dispuesto una sala para convertirla en un enorme cuarto, me lo habían entregado hace dos días, está equipado con una cama enorme donde cabríamos perfectamente los 10, una mesa para desayunar así como un balcón, un gran armario y le había mandado instalar en tubo, las luces que le habían colocado eran en tonos rojos y yo la consideraba la habitación perfecta.

Me encuentro caminando del brazo de mi padre hacia el salón del trono, allí es donde se llevará a cabo la ceremonia, William se encontraba sentado en su trono con una cara de pocos amigos, sus concubinas estaban ubicadas a cada lado del trono cerca de él, los invitados están ubicados en sus lugares, el sacerdote se encontraba de pie cerca a un altar que habían colocado prolijamente en el lugar y mis hombres estaban esperando por mí, al momento de ingresar al salón todos se pusieron de pie para recibirme.

La ceremonia comenzó y todos escuchábamos atentamente el discurso del sacerdote, el momento de dar el sí había llegado, uno a uno fuimos aceptando nuestra unión para al final escuchar lo que tanto anhelaba.

- Por el poder que me otorga el templo los declaro maridos y mujer, pueden besar a la novia.

Mis hombres se fueron turnando para darme el beso que sellaría por completo nuestra unión, ahora no solo era Eileen Deluca, ahora seria Eileen Deluca Negrete García Fernández Sánchez Martínez Deluca Navarro Carusso, eran muchos apellidos, pero estaba orgullosa de portarlos, desde hoy empezaba nuestro camino, más pronto que tarde comenzaría a moldear mis planes para que todo saliera perfecto, por ahora me dedicaría a disfrutar el cuerpo de mis hombres, nuestros familiares se acercaron a felicitarnos y desearnos felicidad, yo tenía desde temprano algo planeado para nuestra noche de bodas y realmente esperaba que les gustara lo que me esforcé en preparar para ellos.

Pasamos al banquete y todos hablaban sobre lo bien organizado que se veía todo, el vino que se servía era de la mejor calidad, la comida estaba exquisita, la decoración del lugar y todo lo que allí había era de la más alta calidad, después de algún tiempo llego el momento de retirarme, les dije a mis hombres que los esperaba en el cuarto rojo, como le había puesto a aquel lugar que había mandado a preparar para nosotros 10, ellos por supuesto no sabían a qué me refería, pero ya lo averiguarían después.

Con ayuda de Carolina me coloqué la delicada lencería que utilizaría esa noche, le pedí algunas botellas de vino y las vendas oscuras que había mandado a confeccionar, en cuanto tuve todo listo me senté esperar su llegada.

Algún rato después ellos iban llegando, al verlos entrar mis nervios se dispararon, pero estaba decidida a hacer lo que me había propuesto, les pedí que se sentaran en la enorme cama y ellos obedientemente lo hicieron, les ofrecí una copa de vino para que se relajaran un poco, acto seguido les vende los ojos y les dije que esperaran mis instrucciones para retirárselas, quería ver que tan bien manejaban la paciencia a la hora de acatar órdenes, cuando ya había pasado algún tiempo les di la orden de quitar las vendas de sus rostros.

Vestido de Eileen:

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