Capitulo 8 MARATON 2/4

Mi siguiente cita fue en un restaurante con Agustín, habíamos decidido almorzar juntos y luego salir a caminar un poco, mis hombres se estaban comportando de una manera increíble conmigo, me miraban con adoración y me hacían sentir especial, mientras caminaba junto a Agustín escuché un grito y el llanto desconsolado de un niño, sin pensarlo me apresuré a ir a su encuentro, lo que vi me dejó pasmada, el niño estaba encadenado por sus piecitos a un tronco en el suelo y el hombre le estaba dando azotes sin piedad con una vara, era solo un niño de 5 o 6 años aproximadamente, la ira me recorrió el cuerpo, como se atrevía ese hombre a maltratar a un niño de esa manera, me enteré por las personas que estaban cerca al lugar que era un esclavo, lo habían vendido hace algunos meses, ese día no había podido recolectar nada de dinero y esa era la razón de su castigo.

Sin dudarlo retuve la mano del hombre con todas las fuerzas que mi cuerpo me permitía, quería evitar que siguiera maltratando a ese pequeño niño, sin embargo, el hombre me empujó, caí sobre un charco de lodo y cuando levanté la vista vi a Agustín sobre el hombre dándole puñetazos, corrí hacia el niño, cuando Se juntaron más personas a ver lo que estaba ocurriendo me reconocieron, el hombre al escuchar de quién se trataba se arrodilló ante mí pidiendo clemencia.

Le exigí las llaves de las cadenas y en cuanto las tuve en mis manos desaté al niño, con miedo se aferró al tronco creyendo que lo lastimaría, el corazón se me arrugó, era solo un pequeño inocente, no debía presenciar todo lo que pasó en su corta vida, me acerqué a él lentamente y con una voz calma le hablé.

- No tengas miedo, ya nadie te va a lastimar, yo te voy a proteger, ¿Cómo te llamas?

Lo que dijo me destrozó, habían sido unos malditos con ese niño.

- No tengo nombre, nunca me dieron uno, solo me mandaban a pedir dinero o me pegarían, no quiero que me peguen, duele mucho.

Le pregunté por sus padres y me dijo que lo habían dejado con ese hombre, me giré hacia el maldito que aún estaba de rodillas y le dije que me llevaría al niño y él iría a la horca, le ofrecí un trato, uno que por supuesto no estaba dispuesta a cumplir, le dije que si me decía quién estaba detrás de todo esto solo estaría en prisión algunos años, él accedió a decírmelo así que le pedí algunos guardias que había cerca enviarlo de inmediato al castillo.

Tomé al niño entre mis brazos y me dirigí al carruaje, le pedí perdón a Agustín, pero de día ir a casa, le dije que necesitaba verlo la mañana siguiente en mi castillo, él aceptó sin dudarlo, le pedí al cochero que se pusiera en marcha, primero llevaríamos a Agustín a su hogar y luego iríamos a nuestro destino.

En cuanto descendí del carruaje llamé a Carolina, ella al verme llegar con el niño preguntó de quién se trataba, le pedí bañarlo, alimentarlo y atenderlo mientras yo conversaba con mis padres, después que mi doncella fue a hacer lo que le pedí salí directo en busca de mis padres, los encontré en el jardín tomando té, después de ponerlos al tanto de lo que había sucedido les informé que estaba pensando adoptarlo, no permitiría que siguiera sufriendo, ellos por supuesto me apoyaron en mi idea, añoraban tener nietos y ese niño sería tratado como tal, ahora solo me quedaba hablarlo con mis hombres, por el momento solo lo adoptaría yo, si ellos en su momento quisieran ser sus padres adoptivos yo estaría feliz, pero en caso de que yo no fuera así igual sería mi hijo.

Redacté las cartas para cada uno de ellos y los cité para el día siguiente, en la próxima reunión les comunicaría mi decisión a los ministros, una vez enviadas las cartas me dirigí a mi habitación, que era donde estaba Carolina con el niño, ya lo había bañado, habían mandado a comprar ropas para él y se encontraba comiendo, lo hacía con desesperación, se notaba que no se había alimentado en días, le dije a Carolina que se encargara de buscar una persona capacitada para atenderlo, ella sugirió a su sobrina Amelia, era una joven que había ingresado hace poco al castillo y se encargaba de ayudar en la cocina y en los quehaceres, confiaba en el criterio de Carolina así que acepté.

El momento de hablar con mis hombres había llegado, estaban sentados frente a mí y yo estaba nerviosa, entendía si me decían que no podrían adoptarlo, pero necesitaba su apoyo para cambiarle la vida a ese pequeño, después de explicarles cómo ocurrieron las cosas y qué lo adoptaría me llevé una sorpresa muy grande, ellos querían conocerlo, acepté y Amelia entró a la sala con el niño de su mano, al ver su carita y notar sus miedos todos me apoyaron en mi idea, me había sacado la lotería con ellos, eran increíbles.

Les pedí que me ayudaran a escogerle un nombre, ya que no tenía uno, todos comenzaron a dar sus ideas y los demás votábamos a favor o en contra a cada nombre, después de mucho tiempo intentando encontrar el nombre perfecto a Diego se le ocurrió uno, Ismael, todos estuvimos de acuerdo, por lo tanto, ese sería su nombre, cuando firmara el documento de adopción quedaría registrado como Ismael Crafton, usaría mi apellido de soltera, así sería solo mi hijo y William no podría intervenir en nada que tuviera que ver con él.

Rato después bajé al calabozo en compañía de mis hombres, ninguno de ellos quiso despegarse de mi, en estos momentos estoy frente a la celda donde está el hombre, me dijo que se llamaba Juan y que era solo un empleado, trabajaba en un lugar llamado Riviera, ante la sociedad era un casino y una casa de subastas pero escondía una red de tráfico de personas, se encargaban de secuestrarlos en otros imperios y luego eran vendidos como esclavos, Marcos se ofreció a investigar a quién pertenecía el lugar y quién estaba detrás de todo esto.

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