La marca

–¿Sucede algo? –pregunto Eimy mirándome asustada.

–Yo. Yo, no –Tartamudee tomando la cámara– Disculpa pero necesito irme a casa, no me siento muy bien.

Ni siquiera deje que está contestará. Me marché en busca de mi madre y cuando la hallé le dije que quería regresar a casa a lo que ella se negó rotundamente; sin embargo, mi abuela me notó extraña y la obligó a que nos marcháramos.

Estaba tan perpleja que mi mente no me dejaba ni escuchar las quejas seguidas de mi madre. Al aparcar, baje de inmediato y me fui directo a mi habitación.

La cámara aún seguía en mi mano, así que, aproveche de conectarla en mi computadora para sí, volver a corroborar lo que mis ojos habían visto. Al tener la imagen muchísimo más grande, la sombra se distinguía con más claridad, parecía tener silueta de hombre, con la diferencia de poseer brazos y manos largas. Era tan alto que sobrepasaba la estatura de cualquier persona, de tan solo mirarlo por unos minutos sentí miedo, que aunque no tuviera rostro, parecía observar desde donde estaba.

Si este espectro estaba detrás de Darren podría significar muchas cosas y ya todo comenzaba a encajar. Mi abuela describió al Wendigo con la misma apariencia de este ser, por consiguiente, el grito que escuche en la cabaña del comisario Hopkins, pertenecía a este mismo ¿Y si también estaba vinculado con los asesinatos? Era algo difícil de creer pero tenía sentido, aunque tratase de un tema paranormal.

En conclusión, Darren estaba envuelto en todo este lío. Esa velocidad, esa capacidad de resistir al frío, este debía tener un pacto con el mismísimo Lucifer. Ahora sus amenazas cobraban el doble de temor que antes.

Los días venideros fueron muy tediosos. Había vuelto al instituto, el cual ahora parecía una prisión juvenil con tantos policías vigilando cada pasillo y movimiento que uno hacía. Las calles albergaba la soledad, mamá solía llevarme al trabajo, debido a que, mi bicicleta ya no daba para más y era mucho más seguro de esa manera.

Era miércoles por la tarde y la señora Cassie almorzaba con algo de tristeza a lado de un retrato conmemorativo del señor Thomas.

–Ahora le creo todo –Comento de repente–Él siempre tuvo razón y jamás le creí.

–Yo también creo –Dije tomando su mano para consolarla– Este mundo es tan grande que uno solamente cree lo que uno puede ver; sin embargo, lo demás queda ignorado.

Y de la nada comenzó a llorar y me sentí culpable de ello. Rodeé la barra hasta llegar frente a ella y la abrace para que de esa manera pudiera calmarse un poco.

–Mel, tengo miedo –Confesó.

–¿De que, señora Cassie? –Pregunte pidiendo explicación.

–De ser la próxima –Confesó– Algo raro está pasando, me estoy volviendo paranoica.

–Eso es comprensible –Apoyé– Yo también me...

–No, no lo entiendes Mel –Interrumpió–En verdad algo raro está sucediendo, todos mis canarios murieron ayer, mi jardín se marchitó de la nada, y he sentido un olor a descomposición en mi casa, pero no logro hacer que se vaya. Es como si la muerte me estuviese siguiendo, así mismo comenzó Thomas.

Lo que dijo a lo último me sorprendió, la mire extrañada e hice que se sentará conmigo para qué me revelará dicha información.

–Antes de morir, Thomas me había dicho que Ruddy su perro, falleció repentinamente mientras veía televisión –Relató– Y también sintió el mismo olor de putrefacción en su casa.

Entonces recordé lo que mi abuela me había dicho cuando el Wendigo apareció ¡Olía a descomposición! ¿Tendría algo en relación? O ¿Simplemente se trataba de una coincidencia?

–Esa cosa es como un cáncer Mel, te ataca de a poco para sembrar el miedo y después llevarte –Aseguró.

Esas palabras bombardearon mi cabeza. Si se trataba del mismo espectro, la próxima víctima sería mi abuela ¡No! ¡Tengo que hacer algo cuanto antes!

Sin tener a quien más comentarle esta situación, decidí desahogarme con Josh que para mi sorpresa lo tomo muy en serio.

–¡Entonces me crees! –dije mientras platicábamos y cerrábamos el café.

–Mel, esta ciudad es un misterio, tu misma lo has dicho –Comento– Por supuesto que confío en tu palabra, en el departamento en donde vivo ha habido varias personas que se han quejado de lo mismo, gatos muertos, olores desagradables. No sé si tenga que ver con lo mismo, pero ya esto, es muy raro. Lo que vayas a hacer yo te apoyo.

Lo abracé, sintiendo la calidez de su cuerpo. Ya no me sentía tan sola con respecto a esto, mientras regresábamos a casa le conté sobre Darren y este quedó perplejo.

–¿Cómo fue que descubriste que era veloz? –Cuestiono al escuchar mi relato.

–Ah... pues, lo vi bañarse en el lago congelado y corrió muy veloz –dije omitiendo la parte de su desnudez.

–¿Y si es un deportista? –

–No, hay algo más –Comente mientras lo invitaba a pasar a mi casa.

Subimos rápido a mi habitación y encendí mi computadora. Busque la foto, no obstante, algo me sorprendió muchísimo, ya que, la sombra espectral ya no se encontraba.

–Te juro que hace días si estaba –Asegure–Era grande, terrorífica de manos largas, sin rostro, se hallaba en su espalda como si fuese parte de él.

–¿Quizás fue un error de la cámara? –

–¡No! Te juro que allí estaba –Repetí lanzándome boca arriba en mi cama, decepcionada– Él debe de ser satánico que sé yo. El comisario Hopkins dijo que lo encontraron en el bosque helado, lo habían abandonado, y fue en el mismo bosque en donde se creó la leyenda del Wendigo ¿No crees que es mucha casualidad?

–Si Mel, es mucha similitud –Admitió– Y si acaso ¿Él es un asesino y monta todo este show por diversión?

Tenía lógica, el punto es que estaba dispuesta a llegar al fondo de esto con tal de proteger a mi familia. Josh se fue y me acomodé para dormir, sin antes asegurarme de que mi abuela estuviera bien. Dormía plácidamente y junto a ella se encontraba mi madre, afuera se veía el resplandor de las luces de varias patrullas, eso me dio un poco de tranquilidad.

Me cubrí muy bien, debido a que, por tener la ropa sucia, lo único que tenía disponible para dormir en estos momentos, era mi pijama de tirantes y shorts que más odiaba. Ya mañana me organizaría y me pondría al tanto con mis cosas pendientes, empezando con lavar la ropa.

–Estúpida ciudad problemática –Susurre casi dormida.

La alarma de música infartante, me hizo soltar un brinco. Vi la hora y apenas eran las tres de la mañana ¡Qué demonios! Ni siquiera recuerdo haber puesto la alarma. Volví a quedarme dormida; sin embargo, está repitió su sonido a la media hora, no obstante, este altercado vino con una diferencia.

Percibí un dolor y ardor en varias partes de mi cuerpo. Corrí a encender la luz y cuando está dio su destello, me percate que en mis brazos, cuello, muslos y entrepiernas tenía marcas. Y al detallarlas mejor, me di cuenta de que eran mordeduras pigmentadas con mi sangre.

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Comments

💖Elismar💋

💖Elismar💋

parece que ya la marco. Como suya

2023-10-22

0

silvia

silvia

Me tiene 😳espectante

2023-09-02

0

Flor

Flor

Mucho suspensooooii me va dar algo jajaja

2023-07-18

1

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