Muerte

Después de una semana que todo se había calmado regrese a trabajar. Todo volvió a ser rutinario, pero aun muchas preguntas sin resolver albergaban en mi cabeza. Se que deje todo en manos de la policía, pero y si ¿No se esforzaban en buscar al asecino rápido? Estaría yo en peligro, inclusive mi propia familia. Muchas escenas aterradoras me invadían y hacían qué todo se tornará preocupante.

—Otra desaparición más —dijo el señor Thomas, haciéndome sobresaltar de pronto — Mira Mel, ahora es un chico que va a tu instituto.

Tomé el periódico qué me ofreció leer y ojeé con detenimiento la información de "Se busca” de Alex Calvin «Última vez visto en el instituto Callahan, si tiene alguna información sobre su paradero comunicarse a los siguientes números»

— Y esto ira empeorando, créeme —Comentó el anciano tomando un sorbo de su caliente café— Un día esta ciudad se convertirá en una ciudad fantasma, no habrán más habitantes y cualquiera que pise estas tierras serán malditos y exterminados de inmediato.

—¡Ya basta, señor Thomas! —Reclamo Josh detrás de mí— Deje de llenarle la cabeza a Mel de supersticiones. Lo que dicen los periódicos muchas veces no son ciertas, siempre salen noticias falsas.

—No son supersticiones muchacho —Aclaró—Es la realidad, esa cosa que se está llevando a las personas, acabará con todo. Esta ciudad está maldita y el cruel invierno será cómplice de cuanta sangre se derrame.

—Sí, sí. Muy poético —Comentó Josh sarcástico a lo que de inmediato le di un punta pie.

El anciano se retiró indignado y me llené de pena.

—¡No debiste hablarle así! —Exclamé— Aunque suene locura, tiene un poco de sentido Josh. No te das cuenta de que algo raro esta ocurriendo.

—¡Por favor Mel! Thomas siempre habla del fin del mundo, la última vez dijo que los extraterrestres vendrían a invadirnos y se llevarían a las mujeres para procrear —Contradijo— Ya pequeña pitufa ¡Relájate!

Suspiré cruzándome de brazos mientras él, emitía su agradable sonrisa.

—Cambiando de tema, te quería pedir si quieres ir conmigo a... —

—¿Es que aquí nadie atiende? —Interrumpieron.

¡Pero que agradable comentario! Me giré para responder de mala manera; sin embargo, fue como si me hubiese echado un balde de agua muy helada. Frente a mí se encontraba el chico pálido y de cabello grisáceo.

Por un momento mi habla se trancó a lo que Josh tuvo que responder.

—¡Por supuesto que hay quien atienda! —Comentó mostrando su insignia del uniforme, se le notaba a leguas qué estaba fingiendo ser cortez — ¿Qué es lo que quieres?

El chico rebusco entre sus bolsillos y saco un pequeño papel.

—No es para mí, es para mi padre ¡Coprófago! —Respondió él, queriendo igualar el nivel de sarcasmo con Josh.

—¿Copró qué? — dijo Josh queriendo arrebatarle la hoja, no obstante, el chico lo quito de su camino y lo puso frente a mí con la intención de que yo lo agarrara.

Mi vista se fue directo a su entrega y luego a sus ojos los cuales eran de un tono azul artificial producido por lentillas de contacto. Lo tomé sin titubear, ya que, no quería parecer nerviosa.

Al ojearlo vi la orden y la lleve a la cocina y en unos cuantos minutos le entregue su pedido. Este ni siquiera agradeció, simplemente se largó sin más. A pesar de su atractiva apariencia desbordaba orgullo hasta por los poros.

—Coprófago a ver que significa —dijo Josh tecleando en su teléfono y al descubrir lo que significaba se molestó— ¡Maldito! Me llamo come mierda... En definitiva cae mal, se cree la gran cosa por ser el hijo del comisario ¿No es así Mel? ¿Mel?

—Si, qué molesto. Sigamos con el trabajo —dije un poco distraída.

A medida que pasaban los días, el frío se hacía más latente y cada vez se me complicaba el trasladarme en bicicleta.

Oscurecía demasiado rápido, así que me apresuraba para no irme tan tarde. Por suerte Josh me acompañaba a casa y casi nunca estaba sola; sin embargo, hoy fue la excepción.

Fui por mi vehículo de dos ruedas qué apenas andaba y tome la solitaria carretera. Sentía un poco de miedo y el viento helado congelaba mis pestañas, no obstante, seguía hacia adelante.

Alcance llegar a la mitad del recorrido y ya cuando di el cruce en la curva aterradora divisé unas luces parpadeantes qué se hacían más tenues mientras me acercaba.

Cuando estuve lo suficientemente cerca me percaté de que se trataba de una patrulla y también una ambulancia. Parecía que había ocurrido un terrible accidente.

Me abrí paso entre la multitud curiosa, los cuales, en su mayoría observaban el cuerpo inerte de alguien en el suelo.

—¿Qué ocurrió? —pregunté a la primera persona con la que me tope.

—Un animal salvaje atacó a un anciano —Explico la mujer de mediana edad.

—¿Un anciano? —Repetí perpleja.

Si más decidí acercarme y entre un pequeño espacio que brindaba el gentilicio pude ver que se trataba del señor Thomas.

Inmediatamente, una tristeza me invadió, lleve las manos a mi boca a su vez que mis ojos se empapaban de lágrimas. Di dos pasos hacia atrás, haciéndome tropezar con un bulto en el pavimento. Enseguida vi el periódico qué este siempre llevaba encima y lo tome alejándome de esa escena catastrófica.

Llegue a casa con el ánimo por los suelos, ni siquiera quise cenar. Me fui directo a mi habitación y me dejé caer en la cama aun sosteniendo el periódico semi enrollado.

—¿Qué rayos está pasando? ¿Qué animal pudo atacar al señor Thomas? —

Entonces alce mi mano y detalle mi dedo faltante.

—¿Será posible que sea el mismo animal qué me atacó aquella vez? —

Un asesino, una sombra espeluznante y ahora un animal qué ataca personas. El señor Thomas tenía razón, esto está empeorando.

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