Astucia

–¡Darren! –

La voz autoritaria del comisario Hopkins estremeció el pequeño hogar.

–¡Retirate y no molestes a nuestra invitada! –Ordeno.

El chico permaneció con su mirada clavada en mi por un rato, para luego apretar sus labios y apartarse con un poco de agresividad.

–Si padre, como lo órdenes –dijo este y salió de la cabaña hasta perderse en la blanca tormenta que se azotaba afuera.

–Lo siento mucho Mel, mi hijo es un tanto rebelde –revelo el comisario.

–No se preocupe –Agregue con una cálida sonrisa.

–Dime ¿Que te trae por aquí? –Pregunto, al mismo tiempo que recibía el té que le daba Eimy.

–Lo siento, pero no tenía a quien recurrir. Ayer mi abuela fue atacada en su propio cuarto, no sabemos quién fue –Comente– Pero estamos muy asustadas, pues no sabemos si ese evento se vuelva a repetir.

–Entiendo –respondio en un suspiro–Mi pregunta es ¿Tu abuela tiene algún enemigo que tú creas que quiera hacerle daño?

Analice su cuestionamiento por unos breves minutos. La verdad mi abuela pocas veces salía de casa y únicamente cuando se le requería.

–No lo creo, ella tiene poco contacto social –Comente–:Y mi abuela es una gran persona y muy amable con los que la conocen.

–Si bueno, de eso no hay duda –Halagó– ¿Consiguió ver quién la atacó?

–Ese es el meollo del asunto, ella nos describió que su atacante era un Wendigo –Informe.

–¿Un Wendigo? ¿Como el de la leyenda local? –dijo el comisario Hopkins mirándome con desconcierto.

–Si, dijo que vio una criatura muy alta y encorvada –Revele– Ella juro que por nada del mundo parecía humano.

Este se rasco la barbilla en señal de reflexión al mismo tiempo que sus dedos daban una tonada sobre su silla de madera.

–Bueno Mel, mañana mismo abriré tu caso e iniciaremos una investigación en tu casa con el fin de llegar con el culpable –Informo– Y para que se sientan más seguras, llamaré a la comisaría para que manden varias patrullas hoy y vigilen los alrededores ¿Te parece bien?

–Si, perfecto –Agradeci– Emmm... Hay algo más..

–¿Que será? –Cuestiono este, otra vez poniendo su atención en mí.

Percibí el bulto enrollado del periódico en el bolsillo y dudé en decírselo; sin embargo, tenia que hacerlo, está era una evidencia escencial en el caso del señor Thomas y quizás si se trataba del mismo agresor que mi abuela, sería un punto extra en su investigación.

Metí la mano en mi bolsillo y muy cuidadosamente saque el periódico. Lo desenvolvi de modo que esté pudiese observar lo que yo vi y así sacará sus propias conclusiones.

–Es el periódico que llevaba el señor Thomas cuando fue atacado –Informe– Ahí dice muy claramente que lo estaban siguiendo el día en que murió. Con esto se comprobaría que no fue un animal el que lo atacó.

–¡Oh vaya Mel! Esto si cambia las cosas –Comentó– Pero... ¿Que hacías tu con este periódico? ¿Por qué no lo habías entregado a las autoridades?

¡Uy, y tocó el tema! ¡Era hora de sonar convincente!

–Lo siento mucho, el señor Thomas fue un gran amigo y solamente quería conservar un recuerdo –Comente–Sin embargo, ayer fue que me enteré de esa evidencia, de esa escritura a mano que dejó plasmada. Por esa misma razón vine a hablar con usted, ya que, esta pista descifra muchas incógnitas.

–Entiendo perfectamente –Admitio mientras mi corazón comenzaba a latir con velocidad y trataba de que los nervios no se me notarán– Muy bien, gracias por tu aporte Mel, lo anexare en el expediente de Wilbur Thomas y extenderé su investigación.

Suspiré sintiéndome más aliviada, este tomo con cuidado el periódico y lo guardo dentro de su abrigo de invierno. Inmediato dejé el té a un lado y me dispuse a irme; sin embargo Eimy se aproximó y me tomo del brazo.

–¿A donde vas Mel? –

–Debo irme a casa, mi madre debe de estar preocupada –Asegure.

–Seria mejor que te quedarás, ya llegará el atardecer y aquí oscurece más rápido que en la ciudad –Admitió– ¿No es así papá?

–Si, Eimy tiene razón, muy fácilmente podrías perderte en el bosque –Agregó– Mañana cuando no más amanezca te llevo a casa.

–¡Vamos Mel! ¡Y duermes conmigo! –Exclamo Eimy dando brinquitos– Papá jamás deja que mis amigas se queden conmigo. Vas a ser la primera.

Me sentía un tanto incómoda, de solo saber que no estaría en mi casa y aparte que compartiría el mismo techo donde duerme alguien a quien le caigo mal, sería un tanto difícil conseguir descansar; sin embargo, tampoco quería perderme en el bosque y que la cosa esa, devora hombres, me comiera.

–De acuerdo, pero voy a avisarle a mi madre para que no se preocupe –

Saque mi teléfono y me di cuenta que no había en él, ninguna barra de señal.

–Aqui no hay señal –Aviso el comisario– Llamaré a la estación por radio y que ellos le avisen a tu madre. Así que, puedes estar tranquila.

–¡Ya, Ven! –Exclamo Eimy tomándome de la mano y obligándome a entrar a su habitación.

Era muy cómoda y tenía una gran ventana que daba vista panorámica hacia el exterior, desde ahí se veía otra cabaña un poco más pequeña que está.

–No sabían que tenían vecinos –Comente señalando la pequeña morada.

–No, en realidad es la cabaña de Darren –Revelo– Antes mi padre la usaba para guardar leña, ahora es donde habita mi hermano.

–¿Y por qué no vive con ustedes? –pregunte–¿No pasa frío allí? pareciera que no fuese cálida.

–En realidad a Darren le gusta, vive allí desde que tengo uso de razón –Comento– Papá quiso adjuntarle una habitación cerca de la mía, pero el no quiso. Es un tanto extraño, no le gusta que entre ¡Es tan salvaje!

–¡Oh! Me imagino –dije arrecostandome un poco.

–Hablemos de chicos –Sonrio acostándose a mi lado– ¿Has tenido novio? ¿Te han besado? ¡Cuéntamelo todo!

¡Pero que chica! Bueno era comprensible, vivir tan alejada de la sociedad la hacia curiosa en este tema.

–Pues si... Tuve un novio una vez, pero creo que fue como a los trece y solo duramos una semana –Admiti.

Ella se carcajeo a tal punto de ponerse roja.

–¿Es en serio? eso no es nada –dijo suspirando y quedándose en silencio por un rato– ¡Espera! Osea que jamás has tenido sex...

–¡No! ¡No! –Exclame alarmada y sonrojada– ¡Oh! Mmm y ¿Que hay de ti?

–Pues... a mi me gusta alguien –Revelo suspirando– Pero, es un tanto difícil.

–¿Por qué? dicen que en el amor no hay nada imposible –

Ella se giró mirándome y vi en su cara una mueca de desconsuelo.

–¿Me puedes guardar un secreto? –

–Si, por supuesto –dije segura y sonriendo con calidez

–Es que el chico que me gusta, es Darren –

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