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Quedé tan impactada por tan revelador relato ¡Qué padres tan desnaturalizados para abandonar a un bebé en pleno bosque de invierno!

–Es un héroe comisario Hopkins –Halague–Si no hubiese sido por ustedes, él habría muerto.

–¡Oh sí! – Exclamó con una sonrisa.

Decidí cambiar de tema, puesto que, no quería que tanto interrogatorio sobre Darren fuese a parecer sospechoso.

–¿Permitiría que Eimy pasase más tiempo conmigo? –Pregunté–Su hija necesita de una amiga y yo estoy dispuesta en serlo.

–Claro Mel, me encanta la idea. Esa niña merece mirar otros horizontes –Admitió–Dejaré que vaya a la feria este fin de semana contigo.

–¿Habrá feria?–Cuestione, sabiendo que no era fecha para que se celebrase nada.

–Si, el gobernador hablo está mañana –Aludió– Su idea es realizar la feria para recolectar dinero y así donarlo a las familias que han tenido perdidas últimamente.

–Eso es un poco egoísta ¿No cree? –Opiné–La solución para todo esto, es encontrar al atacante, resolver el crimen antes que comience de nuevo la ola de asesinatos.

–Estás en lo cierto; sin embargo, hace falta un poco de apoyo monetariamente –Opino– También gracias a eso podremos financiar nuevas cámaras para toda la ciudad, más patrullas, más seguridad Mel.

Viéndolo de esa manera, tenía razón. Hacía falta más seguridad en esta ciudad tan pequeña.

El comisario Hopkins me dejó frente a mi casa, le agradecí con cortesía y al entrar me di cuenta que había cumplido con su palabra. Mi madre y mi abuela estaban siendo resguardadas por dos oficiales.

–Ya están seguras –dijo uno de ellos pasándome a un lado.

Mi abuela corrió a abrazarme, me explico que todo había salido bien gracias a la vigilancia que estos les habían aportado. Les comenté sobre el plan del comisario a lo que mi madre celebró con gusto, no obstante, mi abuela no hizo ninguna mueca de felicidad.

–No creo que tanta seguridad detenga a ese ser –Opino– Es un Wendigo Mel, un monstruo de otro mundo.

–¡Madre por favor! –Exclamo mi progenitora– ¡Seguirás con eso! Fue un ladrón el que entró a la casa, solo que la oscuridad y tu falta de gafas te hicieron ver otra cosa.

–¡Yo sé lo que vi! –Protesto la anciana– Era alto, encorvado y desprendía un olor a muerto, a descomposición ¡No estoy loca! Solo ustedes fueron incapaces de escuchar semejante grito que soltó.

¿Gritó? ¿Acaso había escuchado lo mismo que oí mientras me quedaba en esa cabaña?

Mi progenitora estaba a punto de doblegarla; sin embargo, me la llevé aparte, antes que estás se pusieran a discutir.

–Abue ¿Qué fue exactamente lo que escuchaste? –Pregunte tomándola de ambas manos.

–Fue un grito, pero no un grito común y corriente. Este era intenso, doble, de voz gruesa –Explico– Como si no fuese de este mundo, su intensidad hizo...

–Retumbar las ventanas –Complete.

–Exacto ¿Qué sucede Mel? –

–Escuche lo mismo en la cabaña del comisario Hopkins –Comenté– Fui la única que lo escuché, pensé que partiría los cristales. Aparte de eso, vi unas pisadas gigantes en la nieve, el comisario aseguró que era un reno.

–Esa cosa no era un animal, un animal no hace semejante ruido –Admitió– Es el Wendigo Mel y estoy segura que esa criatura está vinculada con todas las muertes y desapariciones. Por favor ten cuidado, no confíes en nadie, ni siquiera en el comisario Hopkins.

Sus palabras se quedaron en mi cabeza por mucho tiempo. Ahora percibía un miedo a lo desconocido, si el Wendigo estuvo en nuestra casa es porque algo buscaba, de tan solo imaginar que mi abuela pudo ser su siguiente víctima, me ponía en un estado de paranoia.

El fin de semana llegó con rapidez, a pesar de todo tanto mi progenitora como mi abuela decidieron ir a la feria.

–¡Esta familia lo que necesita es una distracción! –Comento mi madre mientras conducía.

–¡Ya por favor! Has dicho eso toda la semana Mildred –Bufo la anciana– Y es a lo que vamos, no más para complacerte.

Las luces de la festividad alumbraba los escasos árboles que allí se encontraban. Habían puestos de comida por todos lados, así que, nos tocó estacionar en un lugar apartado. Al bajar fui a la taquilla y compré varios tickets para disfrutar de las atracciones.

Avisé a mis parientes en donde iba a estar y me fui caminando observando todo con detenimiento. La verdad se tomaron el esfuerzo muy en serio.

En el trayecto me encontré a Josh y decidimos pasar el rato juntos.

–Ven, vamos a ganar muchos premios –dijo este emocionado, guiándome entre la multitud.

Nos detuvimos junto a un juego de lanzamiento de pelotas que consistía en darle al blanco y reclamar el premio. La verdad no era muy buena en eso, así que, le dejé todo el trabajo a él.

Sin chistar este acertó en su primer intento. No me había percatado en la fuerza que esté poseía, algo extraño para alguien sin tanta musculatura. Como recompensa se ganó un pequeño oso de felpa el cual me regaló inmediatamente.

–¡Oh pero que cursi! –dije en modo de burla.

–¡Entonces devuélvelo pitufa! –Protesto sarcástico.

–Ni lo pienses –Comente abrazando a mi nuevo amigo.

–¿Ahora a donde vamos? –pregunté, aún con los tickets sin usar en mi mano.

–Vamos a la rueda de la fortuna –recomendó.

Le seguí el paso, no había mucha cola, así que, entregué un par de tickets y subimos. Como era costumbre, el juego se detuvo cuando estuvimos en lo más alto, de modo que pudiésemos observar la ciudad y su esplendor.

–¡Que frío! –Exclame abrazándome así misma.

–No seas boba –dijo rodeándome con su brazo– Por cierto, te traje un obsequio.

–¿En serio? ¿Qué cosa? –Cuestione.

De su bolsillo saco un collar. Era una cadena y en el medio de esta, tenía unas enredaderas con varias piedras de diferentes colores.

–Es hermosa Josh –Halague, observando la misma con detenimiento– Pero... Ni siquiera es mi cumpleaños y...

–Solo acéptala–Interrumpió– No seas orgullosa.

Este la tomo y la alzó para ponérmela.

–De acuerdo –dije corriendo mi cabello a un lado, dándole la espalda.

Me quedé observándola sobre mi pecho, mientras le agradecía a este por tan bonito gesto.

–No te la quites ¿De acuerdo? –pidió.

–¡Está bien! –Exclame sacando mi lengua.

El juego volvió a su rumbo y ya cuando estábamos de vuelta en tierra, fuimos a otra atracción, no obstante, mientras estábamos esperando vi a Eimy que corría felizmente hacia mí hasta abrazarme.

–Gracias Mel, papá me dejó venir –Comento con alegría

Por cortesía le presenté a Josh al cual le pidió permiso para secuestrarme un rato.

–Me alegra mucho que el comisario te haya dejado venir –

–Si –dijo ella dando un sorbo a su bebida.

–Me imagino que Darren se quedó en la montaña –

–No, él también vino –Reveló.

Dicho esto, mis manos se helaron más de lo que ya estaba y mi pulso se aceleró. Pude notar como los nervios se adueñaban de mi cuerpo con rapidez.

De pronto la voz de mi madre me hizo brincar, me entregó su cámara digital para que tomara algunas fotos de la feria, ya que, esta se había ofrecido entregárselas al gobernador como muestra de colaboración de parte de todos. Lo que empezó como una noche divertida, se había convertido en una noche llena de estrés.

Empecé a fotografiar los puestos y algunas actividades que se hallaban interesantes, mientras Eimy me acompañaba en esta travesía. Me dirigí al carrusel el cual era lo último por retractar y me fui a descansar en el césped a la vez que revisaba cada imagen.

–Me divierto mucho contigo Mel –Comento Eimy, tumbándose a mi lado– Por cierto, Josh es muy atractivo, se ve que le gustas.

–No, para nada. Él es mi amigo nada más –Asegure, pasando a la última fotografía.

Y fue ahí que me di cuenta de algo, en el fondo de esta, se hallaba Darren, con los brazos apoyados en las barandas de seguridad observando con seriedad a las personas que se divertían en dicho juego. Todo bien, hasta que sin querer le di Zoom y mi atención se fue directo a su espalda en donde se ubicaba una mancha oscura que abarcaba más arriba de su cabeza. Trague grueso y decidí darle toda la aproximación que la cámara me ofrecía, a lo que enseguida solté el dispositivo electrónico llena de terror, debido que, no se trataba de ninguna mancha, era una sombra grande y espectral lo que se encontraba detrás de él.

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