Por la mañana Frederick comía incómodo por la mirada que Andrew tenía puesta en él.
Andrew cortaba los trozos de carne con el cuchillo, sin quitar la vista afilada de Frederick.
—Olivia—Andrew, asustarás al chico.
Lo reprendió Olivia, al verlo intimidar con la mirada al escuálido Frederick.
—Jade—¿Y cuándo se llevará a cabo su boda?.
—Susan—En dos meses.
Respondió de inmediato.
—Andrew—¿Dos? ¿No es muy poco tiempo?.
Se quejó.
—Susan—Bueno, dentro de cuatro meses planeo lanzar mi línea de ropa en el mercado y después de eso mi tiempo será muy escaso para planear la boda.
—Andrew—Pueden esperar el año.
—Susan—No, es imposible.
—Andrew—¿Por que?.
Andrew frunció el ceño impaciente por una respuesta y después abrió los ojos como platos, cuando una posible respuesta paso por su cabeza.
—Andrew—... Susan, por favor no me digas que estas embarazada.
Andrew desvío su rostro molesto hacia Frederick.
Susan elevó los ojos al cielo.
—Amanda—Andrew, lo importante es que nuestro angelito sea feliz.
Dijo Amanda con dulzura para su nieta.
Zachary escupió su bebida y Alba soltó una carcajada.
—Zachary—Será más bien un demonio, abuela.
Susan le propinó un codazo.
—Susan—No estoy embarazada.
Aclaro Susan.
Entonces Andrew pudo soltar todo el aire de sus pulmones, quitando esa preocupación y después volvió a posar su mirada afilada sobre Frederick.
—Andrew—Debes de respetar a mi hija, hasta la noche de bodas.
Frederick quien se mantenía callado solo asintió con la cabeza, parecía un cachorro asustadizo.
Olivia no podía creer lo que su esposo pedía.
—Alba—Qué cosas dices Andrew. Nada más observa la cara a ese pobre niño, casi trae tatuado en la frente la palabra virgen. Te apuesto que si alguien tiene prisa por comerse toda la mercancía, es otra.
—Susan—...
Susan bebió un poco de agua cuando sintió que se atragantaba con sus alimentos.
Frederick tenía el rostro colorado.
—Olivia—Ya qué la boda será pocas semanas, podemos visitar hoy la boutique de novias.
Dijo ella, para cambiar el tema.
—Susan—Me parece bien.
Frederick asintió.
—Olivia—Entonces dense prisa. Salimos en diez minutos.
Media hora después, se encontraban en una de las mejores boutiques, en Londres. El gerente del lugar los atendió en esta ocasión, para proporcionarles el mejor servicio. Y mientras Susan veía algunos vestidos, Amanda, Alba y Olivia bebían algunas copas de champán en la espera.
Susan Belf, había tomado un bello vestido color negro que llamó su atención. El vestido era largo, con una abertura sobre la pierna izquierda, hasta el muslo y la espalda descubierta hasta la cintura.
—Amanda—Cariño, pensé que vestirías algo más tradicional, ya sabes, de un color blanco. Más apto para tu boda, no uno negro. Así parecerá que asistirás a un velorio y no a tu boda.
—Alba—Igual abra un entierro Amanda. ¿Cuál es la diferencia?.
Dijo Alba un poco entonada.
Las dos mujeres comenzaron a reír en conjunto.
Olivia negó con la cabeza y se llevó a Susan para continuar en su búsqueda.
Frederick se quedó solo, sentado en unos de los sillones de la sala privada.
Alba fue la primera en sentarse a su lado y le siguió Amanda, tomando el otro lugar.
Amanda le tomo de las mejillas y las apretó.
—Amanda—No es adorable.
Alba lo observó con más detalle.
—Alba—Es demasiado delgado para mi gusto y mira esos brazos largos y sin músculos.
Frederick se sintió incómodo cuando Alba le levanto los brazos.
Amanda resoplo.
—Amanda—Eso que importa. Lo importante es que mi nieta sea feliz.
—Alba—Al menos que sea mago y sepa usar bien la barita.
El rostro de Frederick se torno de un color rojo.
—Amanda—Bah, no le hagas caso a esa anciana. Yo, como tu futura abuela, te daré mi primer obsequio.
Amanda sacó de su bolso un libro.
—Amanda—¡El arte del amor!.
Expreso la mujer con algunas copas de más.
Frederick qué era un amante de la lectura, lo tomo en sus manos con un poco de emoción.
Alba palmeo el hombro de Frederick antes de levantarse.
—Alba—No lo agradecerás luego.
Cuando Frederick leyó el título del libro se sintió avergonzado.
—Frederick—Ka-ma-su-tra.....
—Gerente—Señor Pussett. Encontramos un traje azul cielo a su medida, como lo pidió su prometida.
Cuando el gerente abrió los ojos en grande al ver el libro, Frederick de inmediato lo cubrió con sus manos.
—Frederick—Mmsi, gra... gracias.
Se levantó con prisa y tomo la bolsa del traje para meterse a un vestidor.
Minutos después, se miraba en el espejo, mientras acomodaba el cuello de su camisa blanca.
—Susan—Te ves adorable.
Dijo detrás de él.
Frederick se sonrojó.
—Susan—Me gusta cuando te sonrojas.
Con una sonrisa se acercó a Frederick y un beso suave, dejo sobre los labios de él.
Con algo de timidez, Frederick levanto la mano hasta la mejilla de Susan y presionó más su boca, para alargar un poco más el beso. Sus labios se movían con ternura sobre los de ella, robando algo más que su aliento.
Susan soltó un suspiro cuando Frederick abandono su boca.
—Susan—.... Yo... Creó que... Es hora de irnos.
Susurró sin abrir los ojos.
—Frederick—... ¿A dónde me llevarás?.
Pregunto más confiado, cuando ya era arrastrado por Susan hacia la puerta del lugar.
—Susan—Quiero mostrarte algo.
Dijo con una sonrisa.
Olivia observaba con atención la interacción de Susan, con Frederick.
Había visto una chispa de emoción en los ojos del chico, cuando miraba a Susan.
Tiempo atrás, había visto a Frederick en más de una ocasión, en compañía de Hall Pussett en algunos de los eventos sociales. En esas ocasiones le había parecido un chico demasiado tímido y reservado, pero muy educado y adorable.
En el fondo deseaba qué su hija terminará enamorada de el, para que el matrimonio funcionará y no terminará en un fracaso.
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Comments
Maris Benitez
Jajaja jajaja jajaja jajaja 😅😅🤭😂😂🤣🤣🤣🤣 jajajaja jajajaja esas abuelas son terribles con ese diccionario del kama sutra creo que va a aprender algo o bastante Fred 😅😅😅
2025-04-15
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Maria Alexandra La Cruz
Esas abuelas son muy traviesas
2025-02-18
0
Olga Ortiz
bueno Frederick, ya tienes lectura para entretener, aprovéchala
2024-08-20
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