Capítulo VII

Frederick descansaba debajo del árbol frondoso. Fruncía el entrecejo varias veces y acomodaba sus anteojos, mientras seguía escribiendo.

Una pequeña y extraña emoción, logro qué las comisuras de los labios de Susan se elevarán, mientras caminaba hacia él.

—Susan—Hola.

Escuchar aquella voz, provocó qué el corazón de Frederick, latiera de manera errática.

El chico levantó su vista, para encontrarse con los ojos grises de una curiosa Susan.

—Frederick—Ho... Hola, señorita Susan.

Tartamudeo un poco, por el nerviosismo qué Susan provocaba en él.

Sin embargo, esta vez Susan, presto más atención a la forma en la que se dirigía a ella.

—Susan—Pensé que ya había más confianza entre nosotros y ahora podríamos tutearnos, Frederick.

Dijo con una sonrisa.

Frederick se acomodó los anteojos y se aclaró la garganta.

—Frederick—Yo... bueno. No creo que sea correcto.

Después de decir aquello, regreso su mirada al cuadernillo qué sostenía en sus manos, tenía miedo de que si seguía viendo esos profundos ojos grises, podría perderse en ellos.

Susan se inclinó hasta suelo para sentarse en el pasto, a su lado.

—Susan—¿Qué es lo escribes?.

Pregunto curiosa.

—Frederick—Eh, bueno... Son... Son algunos poemas y...

—Susan—Me leerías uno.

Se apresuró a decir.

Y como algo habitual en él, sus mejillas se tornaron rojas.

—Frederick—No, no son buenos.

Dijo un tanto nervioso y cerró el cuaderno. No podía permitir, qué Susan Belf descubriera qué todas palabras escritas en las hojas blancas, eran sobre ella.

—Susan—Bueno, no lo sabré si no lees uno para mí.

—Frederick—Eh bueno... Yo...

Pero la atención de Susan, ahora estaba en sus ojos.

Ella extendió sus manos hasta los estorbosos anteojos de Frederick y se deshizo de ellos para admirarlo mejor.

—Susan—Tus ojos... Son, realmente hermosos Frederick.

Susurro cerca de su boca.

Frederick podía sentir el aliento cálido de Susan chocar en su rostro. Todo en ella emanaba un olor exquisito de menta y vainilla.

—Frederick—Gra... Gracias.

—Susan—No es algo que debas agradecer...

Murmuró.

Si ya no existía una diminuta distancia entre ellos, es porque Susan se había encargado de que así fuera.

Frederick cerro los ojos, mientras su corazón golpeaba con fuerza su débil pecho.

El sabor a menta, fue lo que quedo de un pequeño beso en las comisuras de sus labios.

Cundo Frederick abrió los ojos, sin muchos deseos de hacerlo, pudo notar la dulce sonrisa que tenía Susan, antes de que se levantará del pasto.

—Susan—Nos vemos pronto, Frederick.

El chico se quedo con la vista perdida entre la nada y su cuerpo explotando en un millón de emociones.

Pero lo interesante de todo, es que esta vez no fue el único, en probar aquella sensación.

Luego de aquella vez, había pasado ya una semana.

Susan sonrió mientras traía a su mente aquel momento.

—Amanda—¿Quién es él?.

Susan giró su rostro hacia la mujer.

—Alba—Podría ser el bombón. Ah estado extraña desde que volvió de la mansión Pussett.

Susan bufo y le dio un sorbo a su té, antes de levantarse.

—Susan—No podrías estar más equivocada tía Alba.

Dejo un beso en la frente de cada una y se despidió.

—Amanda—Creo que ya te está fallando la intuición querida amiga.

Dijo Amanda con una cierta burla.

—Alba—Tal vez ya perdí el toque.

Amanda sonrió.

—Amanda—O tal vez serán los años que no pasan en balde, sobre nostras.

Alba esbozo una sonrisa amplia.

—Alba—Tienes razón Amanda. Aun así no puedo dejar de preguntarme, si no es él. ¿Quién podría ser?.

Pregunto curiosa.

—Amanda—Según lo que recuerdo, solo existen dos hombres jóvenes en esa familia.

Alba lo medito por algunos segundos.

—Alba— Así que... claro. Pero, de ser así, me preguntó que podría tener ese niño escuálido para atraer la atención de Susan.

—Amanda—Quizás, será qué los sentimientos de ese chico, son nobles.

Respondió Amanda.

—Alba—No lo se, esa niña es un demonio vestido de ángel. Para mi, hay algo más.

—Amanda—¿Qué podría ser?.

Alba se encogió de los hombros.

—Alba—Tal vez, haya algo más grande que sus sentimientos.

Dijo con toque de picardía.

Amanda no pudo evitar soltar una risa estrepitosa junto con Alba.

—Amanda—O tal vez los chicos musculosos ya no son su fuerte.

Alba resoplo.

—Alba—Quien necesita músculos en los brazos, cuando...

—Zachary—Qué es tan divertido para estas hermosas mujeres.

Pregunto Zachary al llegar a ellas.

—Amanda—Cosas que solo las mujeres de esta casa entienden. Ahora, sal de mi vista y no vuelvas a esta villa, hasta que Tanya regrese tomada de tu mano.

Le advirtió Amanda.

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Comments

PATUBELA

PATUBELA

querida escritora, amo la historia, pero creo que deberías hacer tu magia y meter a Frederick al gym, parece el capitán América antes de las inyecciones mágicas, hay material pero le falta un triz al galán 😜😂😂🤗🤗🤗

2023-06-11

27

Maris Benitez

Maris Benitez

Jajaja 🤣🤣 jajajaja jajajaja jajajaja amo a Amanda y Alba 🤭🤭🤭 son terribles las dos

2025-04-15

0

Ana Castillo

Ana Castillo

y de que sirve tanto músculo si no tienen cerebro

2025-02-21

0

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