Capítulo XIV

Archi vio el vacío de su copa de cristal, mientras mantenía su atención en la conversación.

—Kate—Es un trato justo señor Thompson.

Thompson sonrió, mientras meneaba un poco la copa, con el líquido rojo.

—Thompson—Quiero un quince % más.

—Archi—¡Imposible!.

Gruño molesto.

—Thompson—¡Es lo justo!.

Kate tocó el hombro de Archi, buscando tranquilizarlo.

—Kate—Podemos negociar un cinco % más.

Thompson soltó una pequeña risita.

—Thompson—Eso no es muy negociable señora Pussett. Margot será quien se case y la que llevara la mayor parte del trabajo. Es justo que además del dinero, mi hija también quedé protegida con algunas acciones de la empresa, cuando se divorcie.

—Kate—Está bien, tenemos un trato Sr. Thompson.

Archi apretó la copa vacía.

—Archi—Espero que su hija haga bien su trabajo, Sr. Thompson.

—Thompson—Lo hará.

Respondió convencido, antes de salir del despacho.

—Archi—Es un idiota. Con que derecho se atreve a exigir.

Vociferó molestó.

Kate cerro con seguro la puerta del despacho y camino hasta Archi.

—Kate—Por ahora no debes de preocuparte por eso, hijo. Te aseguro que Thompson, tiene mucho que perder, si se atreve a ir contra nosotros....

Thompson caminaba de regreso a la reunión.

—Thompson—¿Qué haces aquí, sola?.

Le cuestionó a Margot, al verla vagando por la mansión.

—Margot—Bebo una copa. ¿No se nota?.

Dijo ella antes de beber otro trago.

El hombre mayor hizo una mueca de molestia.

—Thompson—Sabes a lo que me refiero.

—Margot—Bueno, Frederick Pussett se encuentra ahora en compañía de otra mujer. Eso es lo que quieres saber. ¿No?.

—Thompson—¿De que mujer hablas?.

—Margot—Susan Belf.

Pronunció molesta.

—Thompson—Esa mujer es la prometida de Archi Pussett.

Aclaro Thompson.

—Margot—Pues la forma tan íntima en la que se dirigió hacia él, no pareciera que su prometido se tratara de Archi.

—Thompson—No digas tonterías Margot. Una mujer hermosa como ella, jamás pondría sus ojos en un tipo como Frederick.

La chica se mordió el labio con algo de fuerza.

—Sra.Thompson—No pierdas el tiempo y concéntrate en tu objetivo.

Palabras que molestaron más a Margot.

—Margot—Siempre lo he hecho, padre.

—Sra. Thompson—Pero no al piel de la letra. La última vez te había dejado claro que tuvieras cuidado y no involucraras sentimientos por ese mocoso. Pero sin embargo, cometiste ese error.

Thompson sonreía, como si la platica con su hija fuera amistosa.

—Thompson—Espero que esta vez seas más inteligente y aproveches la gran ventaja que puse en tu manos, ahora que el viejo Pussett no está para detener nuestros planes.

Un par de luciérnagas volaban cerca de las ramas, no muy lejos de la pareja que yacía debajo de un frondoso árbol.

Su luz un poco verdosa, resplandecía debajo del árbol, dándole un bello toque a la noche, lejos del bullicio de la gente.

Susan había soltado poco a poco los labios de Frederick.

Él se siguió manteniendo quieto y un tanto embriagado con el sabor qué había quedado en su boca.

—Susan—Ahora solo hay que anunciar nuestro compromiso. Y esta noche es perfecta. ¿No lo crees?.

Hablo sin hacer mucha distancia entre sus bocas.

Frederick muy obediente, asintió.

Susan sonrió satisfecha y aun con sus manos sobre las mejillas de Frederick, levanto la vista para ver el cielo estrellado. Pero encontró algo más lindo en su lugar.

—Susan—Son lindas.

Expreso ella, al ver el par de luciérnagas qué volaban juntas.

Frederick se acomodó los anteojos, luego de salir de su letargo.

—Frederick—Sí... Las luciérnagas son insectos de la familia de coleópteros, son pequeños escarabajos y su luz proviene de sus órganos lumínicos situados en sus órganos bajos. Cuando absorben el oxígeno, este se combina con las células...

Susan soltó una pequeña risa y Frederick de inmediato guardo silencio.

Ella estaba asombrada, esta era la primera vez que lo escuchaba formular más palabras y por supuesto, sin tartamudear.

—Susan—Pero por favor no te quedes callado, me encanta escuchar tu voz, mon chéri.

Frederick sonrió un poco nervioso.

—Frederick—¿Te... Te gustaría que las atrapara para ti?.

Ella sonrió mientras negó con la cabeza.

—Susan—Por ahora lo mejor será entrar y anunciar nuestro compromiso.

Se separó de él, dejando frialdad en el cuerpo de Frederick. Y tomados de la mano entraron a la mansión.

Dentro la mansión Pussett, los invitados reían, otros hablaban de negocios y algunos otros solo se dedicaban a criticar.

Susan llamó la atención de todos y levanto su copa justo en el momento en el que Kate, llegaba a lado de Archi.

—Susan—Frederick y yo, queremos compartir con ustedes una noticia que nos llena de felicidad.

Ella se colgó del brazo de un nervioso Frederick.

—Susan—¡Nuestro futuro matrimonio!.

Expreso con una sonrisa radiante.

El rostro de Archi se distorsionó, apretó con fuerza la copa y estaba a nada de caminar hacia Frederick con furia, pero Kate lo detuvo.

—Kate—No.

Dijo en un tono muy bajo.

—Archi—Pero esto....

—Kate—No harás nada, si armas un escándalo puedes ponerte en evidencia frente a los invitados.

Kate sonrió y se colgó del brazo de Archi. Para ella era muy importante esconder las apariencias y el desprecio qué sentían hacia Frederick.

A unos metros de ellos, los Thompson parecían enfermar de cólera. Los planes se venían abajo para la familia de tres.

Los rostros llenos de sorpresa y los murmullos entre los invitados, tampoco se hicieron esperar.

—XX—No entiendo. ¿Qué no estaba comprometida con Archi Pussett?.

—XX—Eso creí también.

—XX—¡Qué escándalo!.

—XX—¿Entonces la boda seguirá en pie?.

—Leopoldo—Por supuesto que sí. Solo se cambiará al novio por uno mejor y ya.

Dijo Leopoldo detrás de las mujeres chismosas, antes de llevarse un canapé a la boca.

Las mujeres giraron su rostro, hacia el hombre que se había escabullido hasta la mesa de bocadillos.

—XX—Este no es lugar para los empleados.

Menciono una de ellas, mirando con superioridad a Leopoldo. Las demás asintieron y se retiraron de ahí enojadas.

—Leopoldo—Ñaña, ña. Viejas estiradas.

Se quejó Leopoldo y tomo una copa de vino de la mesa para beberla.

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