Capítulo IV

Susan se llevaba a la boca, una taza de té humeante, para darle un pequeño sorbo al líquido caliente.

—Olivia—Me alegra que esa decisión la hayas tomado a tiempo, cariño.

—Alba—Aunque es una lástima por el bombón.

—Susan—Aun hay muchos sapos qué besar, tía Alba.

Dijo divertida, recordando el especuló qué presenció en su habitación.

Olivia sonrió y acarició la mejilla de su hija con cariño.

—Olivia—Me alegro que lo tomes tan tranquila, qué la ruptura no te haya afectado.

—Alba—Por supuesto que no le afecto. Mira su sonrisa.

—Susan—Tía Alba, mi sonrisa es la de siempre.

Amanda sonrió.

—Amanda—Bueno, olvidemos este asunto. Ahora cuéntenme. ¿Qué tal les fue anoche?. ¿Se divirtieron mucho?.

Zachary y Tanya se miraron de reojo.

—Frederick—Bu... Buenos días.

Todos en la habitación se enfocaron en el chico escuálido y de mirada tímida qué estaba parado en la entrada de la puerta.

—Amanda—¿Y este niño quien es?

—Tanya—¿Frederick?.

—Zachary—¿Qué hace el tipo de anoche, aquí?.

Se quejo, cruzandose de brazos.

—Susan—Frederick tuvo un inconveniente anoche, así que se quedo en la villa. En la habitación de invitados.

Dijo con mal humor, para Zachary.

—Zachary—¿Y en la habitación de invitados tienen también tu jabón de baño?.

Dijo este, acercándose a Frederick.

El cabello de Frederick se encontraba húmedo y su ropa desalineada.

—Amanda—Parece que alguien tuvo una buena noche.

Le dijo a Alba, luego de observar al chico debilucho con detalle.

Alba asintió y soltó con burla...

—Alba—Y yo que creí que los ruidos extraños provenían de la habitación de Zachary.

—Susan—No pasó... ¡¿Qué?!.

—Zachary—Te dije que fuiste muy ruidosa....

Murmuró sin querer, mientras Tanya se comenzó a ahogar con el líquido tibio.

—Susan—¡Oh por Dios!.

Grito divertida.

—Amanda—Ya sospechaba, que estos dos se traían algo.

—Jade—Creo que Tanya se está ahogando.

Luego del momento tan bochornoso y de una significativa charla, Susan había llevado a Frederick hasta la mansión Pussett.

—Frederick—La... Lamento si te ocasioné un problema con tu familia.

Susan sonrió.

—Susan—Descuida, en un par de días quedará olvidado.

—Frederick—So... Sobre lo que paso anoche. Yo...

Frederick bajo la mirada, para no verla a los ojos.

Susan sonrió.

—Susan—Relájate Frederick, anoche no paso nada entre nosotros...

Se acercó a su oído y susurro.

—Susan—Aun no.

El rostro de Frederick pareció incendiarse.

Susan soltó una risa estrepitosa, le estaba gustando provocarlo para verlo avergonzado.

—Susan—"Vous étes adorable"/"Eres adorable".

Mencionó al ver sus mejillas rojas. Se acercó más a una de ellas y dejo un beso.

—Susan—Hasta pronto, Frederick Pussett.

Frederick bajo del auto con mucha prisa y se dirigió hasta la cocina.

En aquel lugar, Frederick le contaba a Leopoldo todas las situaciones tan vergonzosas qué había pasado.

Leopoldo no hacía más que reírse de él.

—Frederick—Fue tan vergonzoso, Leopoldo.

—Leopoldo—Será qué esa chica esta interesada en ti.

—Frederick—Por... Por supuesto que no Leopoldo. Susan Belf nunca pondría poner sus ojos en mí.

Dijo Frederick, con un toque de desilusión.

—Leopoldo —Bueno, mientras sean peras o sean manzanas, debes de tener cuidado con esa mujer cuando se acerque a ti, no olvides que sigue siendo la prometida de tu primo.

—Archi—Y eso lo debes de tener claro.

Archi estaba parado en la puerta de la cocina. La mirada que tenía hacia Frederick era completamente de enojo y celos.

—Archi—Escúchame con atención, no te quiero cerca de mi prometida nunca más. Búscate a otra persona a la que puedas causarle "lástima". Aunque dudo que exista alguien que pueda soportar tenerte cerca, eres tan patético y mediocre.

Frederick bajo la mirada al suelo, se sentía molesto con el mismo.

Leopoldo apretó el trapo qué llevaba en sus manos.

—Archi—Y a ti, se te paga para cocinar, no para perder el tiempo entre la mediocridad.

Dijo este, mirando con desprecio a Frederick.

—Leopoldo—Señor Archi, usted no...

—Frederick—Leopoldo.

Leopoldo reprimió su enojó.

Archi sentía desprecio por Frederick. Pero todo era producto de la envidia y de los celos hacia aquel que lo tenía todo. Un padre amoroso que no lo abandono como su padre y una fortuna qué quería para él.

De regreso, en la villa Belf.....

En la habitación de Susan, Tanya se encontraba recostada en la cama, boca arriba, miranda el techo, inmersa en sus pensamientos.

—Susan—No sé por qué siento como si quisieras huir de todos.

Dijo Susan desde la puerta.

Tanya resoplo y se echó la almohada en la cara.

Susan camino hasta la cama y se sentó a su lado con un tazón repleto de uvas.

—Susan—Quiero escuchar todos los detalles de anoche..... No espera, olvídalo. Fue con mi hermano con quien hiciste eso. ¡Giu!.

Tanya la miró mal y le quito el tazón.

—Tanya—Como podré mirar a tus padres a la cara o, a Vika cuando se entere…

—Susan—Bueno...

—Tanya—Y Theo... ¡Dios!.

Grito angustiada.

—Susan—En primer lugar, tienes que volver pronto a París y terminar con él.

—Tanya—Me va a odiar cuando le cuente la razón.

—Susan—Bueno, sería lo más lógico si te odiara... Yo lo haría.

Tanya la miro con los ojos entrecerrados.

—Tanya—¿Dime por qué somos amigas?.

Susan sonrió con arrogancia.

—Susan—Simple, no puedes vivir sin mí.

Molesta por su repuesta, Tanya le aventó una uva.

—Tanya—Mejor explícame ¿Qué hacía Frederick Pussett aquí?.

Susan extendió su mano para tomar una uva del tazón.

—Susan—Solo cuidé de él, porque se encontraba en mal estado.

—Tanya—¿Solo es eso?.

—Susan—Sí.

—Tanya—¿Es realmente así?.

—Susan—Solo quise ser amable.

—Tanya—No lo se...

Tanya le miro dudosa por sus respuestas.

—Susan—No tienes por qué dudarlo mucho.

—Tanya—¡Vamos! La Susan qué conozco, nunca ha sido un alma caritativa.

—Susan—Pues ya vez, siempre hay una primera vez.

—Tanya—¿Susan?.

Susan desvío la mirada y se levantó de la cama.

—Tanya—... ¡Oh no, no lo puedo creer! ¿Te sientes atraída por Frederick Pussett?.... Frederick, "Frederick Pussett".

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