Capitulo XII

¿Cómo describirías un nuevo sentir en tu corazón? ¿Y como le llamarías a ese sentimiento?.

Susan Belf se levantó de la cama, de donde hace unos minutos se encontraba recostada, a lado de Frederick.

Sus movimientos eran suaves y sigilosos. Hacia lo posible por no despertar de sus dulces sueños al chico.

Observó un poco la habitación, era tan pulcra, las paredes del lugar de un tono blanco y los muebles de un tono gris.

Caminó por la habitación, observaba cada libro apilado sobre el escritorio y los estantes del lugar. Tomó uno que otro entre sus manos para hojearlo. Levantaba ambas cejas cuando encontraba algo interesante en sus contenidos.

Pero entre todos aquellos libros había algo que destacaba, uno en especial. Su curiosidad la llevo a tomar un cuadernillo, de pasta café hecha de piel y el nombre de "Frederick Pussett" grabado en la pasta.

Susan tocó con suavidad aquellas letras y sonrió. No era otro, más que aquel que Frederick siempre llevaba a su lado. Tomó la silla frente al pequeño escritorio de esa habitación para sentarse, mientras abría el cuadernillo y hojeaba las primeras páginas.

En las primeras hojas relataba la soledad, la ausencia de un afecto maternal y la enfermedad de su padre, todas aquellas palabras llenaron el corazón de Susan de tristeza, pero de la tristeza paso rápidamente al enojo, al continuar leyendo sobre la vida diaria de un frágil Frederick, al lado de un abusivo Archi.

Frunció el entrecejo cuando se topó con el nombre de una chica, Frederick la describía como una mujer de voz angelical y ojos chispeantes. Rodó los ojos molesta y adelanto varias páginas, hasta que se detuvo en una con la fecha de dos años atrás.

Cambio drásticamente su semblante y provocó una sonrisa genuina y esplendorosa en los labios de Susan.

—Susan—El día que mi corazón conoció un sentimiento diferente, la primera vez que tuve colocar la palma de mi mano sobre mi pecho, esperando calmarlo por la forma tan impetuosa en qué latía. Cuando conocí esos bellos ojos grises como la tormenta y los míos se deleitaron con aquella maravillosa sonrisa y mis pulmones rebosaron de alegría con aquella fragancia esparcida en el aire y que emanaba de ella.....

Levanto la vista del cuadernillo y se enfocó en la cama, justo en el lugar donde descansaba Frederick. Y una pequeña risa salió de su boca cuando fragmentos de aquel día, llegaron a su mente.

Como olvidar al chico tímido y escuálido, qué después de haber escuchado un simple "Hola" de su parte, había dejado caer en el suelo los libros que llevaba en sus brazos, mientras su rostro se tornaba de un color rojo y segundos después, había salido despavorido del departamento de Tanya.

Continuo leyendo las siguientes hojas. Ya repletas de poesía creada por él, para su musa, y pequeños dibujos donde plasmaba su sonrisa.

Susan cerro el cuadernillo y soltó un suspiro largo, mientras repasaba por su mente palabras por palabras, llenas de dulzura.

Se levantó y camino hasta la cama, para después sentarse al lado del chico que dormía. Llevo sus manos hasta el rostro de Frederick, acarició un poco su mejilla y después tomo los lentes.

—Susan—Espero no equivocarme...

Musito.

Cuando los ojos de Frederick se abrieron poco a poco, se lleno de un sentimiento agradable, era una mezcla de tranquilidad y un poco de felicidad.

Giro su rostro hasta la mesa de noche donde se encontraban sus anteojos y frunció el entrecejo al ver a su cuadernillo en ese mueble. Sin embargo, decidió no tomarle importancia.

Luego de una hora, bajo hasta la cocina. Leopoldo silbaba una melodía alegre, mientras cocinaba.

—Leopoldo—Buenos días, joven Frederick.

Dijo Leopoldo, con una enorme sonrisa cuando lo vio entrar. Se apresuró a limpiar el asiento de una silla y la movió para Frederick.

Cuando Frederick se sentó en ella, Leopoldo sacudió una servilleta de tela y la dejo sobre las piernas de Frederick.

—Frederick—Gracias.

—Leopoldo—Esta mañana prepare para el amo, un platillo rico en proteínas para recuperar la energía perdida.

Leopoldo le guiño el ojo y después dejo frente a Frederick el primer platillo.

Frederick comenzó a comer en silencio, con cierta incomodidad por la enorme sonrisa que Leopoldo le dedicaba.

Pero esa se apagó al ver a la mujer que entraba por la puerta con una mirada cargada de soberbia.

—Leopoldo—Buen día, señora Pussett.

—Kate—Frederick, esta noche daremos una pequeña reunión para algunos amigos y socios, entre ellos estarán los Thompson.

El chico se asombró un poco, al escuchar aquel apellido. Y ese agradable sentimiento con el que había despertado esa mañana desapareció.

—Kate—No quiero encontrarme con errores de tu parte en el menú Leopoldo, esta pequeña reunión, es crucial para la familia y todo tiene que ser perfecto, entendiste.

Le ordenó a Leopoldo.

—Leopoldo— Por su puesto, señora Kate.

—Kate—¿Por que mi hijo no comió su desayuno?.

Cuestionó a una de las empleadas qué entraba a la cocina, con la bandeja del desayuno de Archi.

—Empleada—El joven Archi amaneció un poco enfermo esta mañana.

Kate hizo mueca de molestia y se luego se dio media vuelta para salir de la cocina.

—Leopoldo—Enfermo, pero de cólera, después de que la señorita Susan le metiera su par de cachetadas.

Dijo este con burla, cuando se quedo a solas con Frederick.

Un par de horas después, un par de empleadas abrían la puerta para recibir a los invitados. Entre ellos, a un hombre con un porte impecable, el cabello tupido de canas y unos ojos cafés cansados. A su lado izquierdo, se encontraba una mujer de ojos claros y melena rojiza mezcladas entre algunas canas. Detrás del matrimonio, llego una joven mujer, de sonrisa dulce y ojos chispeante y atrayentes.

—Kate—Es un placer tenerlos aquí.

Kate recibió al matrimonio Thompson con una sonrisa y después se dirigió a Margot.

—Kate—Querida, cuanto has crecido. Estás preciosa. Frederick estará feliz de verte otra vez.

La sonrisa que Margot le regalo fue sutil, pero con un brillo especial en él.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

"Margot Thompson".

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