Capítulo VI

Susan caminaba hacia su habitación, aun abrumada por la conversación que hace unos minutos había tenido con su ex prometido Archi Pussett.

Una pequeña sensación de inquietud se instaló en el pecho de Susan. Y al pensar en el chico rubio y de cuerpo escuálido, soltó un suspiro qué termino por sorprenderla.

La imagen desapareció de su mente al instante qué abrió la puerta de su habitación, y se encontró las maletas de Tanya sobre su cama.

Tanya salía del armario con varias prendas en sus manos, para guardarlas en las maletas.

—Susan—¿Por que haces la maleta?.

Tanya seguía guardando sus prendas.

—Tanya—Regreso esta noche a París.

—Susan—¿Qué?.

Tanya se detuvo y giró su rostro hacía Susan.

Susan se acercó a ella con rapidez al ver los ojos húmedos de Tanya.

—Susan—¿Por que...?.

Frunció el entrecejo con molestia.

—Susan—¿Ese idiota te hizo llorar?.

Tanya lo negó con la cabeza.

—Tanya—No ese idiota.

—Susan—¿Entonces...?, ¿Acaso Zachary se atrevió a lastimarte?.

Tanya soltó un suspiro largo y se sentó en la orilla de la cama.

—Tanya—Lo mejor es que regrese a París, de donde no debí salir.

Susan se sentó a su lado y recargo su cabeza en la Tanya.

—Susan—¿Qué fue lo que paso, Tanya?. Dime, ¿es necesario que le demos una paliza, entre la tía Alba y yo?.

Tanya esbozo una sonrisa triste.

—Tanya—La paliza me la merezco yo por tonta.

—Susan—Tanya...

La chica de ojos marrones se limpió las lágrimas y se dispuso a terminar de empacar.

—Tanya—Hablemos mañana. Cuando ya esté en París, lejos de aquí.

Susan soltó un suspiro y asintió resignada.

—Susan—Está bien. Esperaré a que decidas contarme.

Luego de un abrazo cálido y un hasta pronto, Tanya había abandonado la villa Belf esa noche.

Horas después, unos golpes insistentes no dejaron de escucharse en la puerta de la habitación de Susan.

—Susan—Quieres parar golpear mi puerta a media noche, grandísimo tonto.

El Zachary que estaba parado frente a Susan, cargaba la misma mirada triste que tenia Tanya, antes de marcharse de vuelta a París.

—Zachary—Necesito hablar con Tanya.

—Susan—A menos que viajes a París esta noche, no veo como puedas hablar con ella.

—Zachary—¿Qué?. ¿Pero?...

El pelinegro le miro angustiado.

—Susan—No se que tan grande fue el error que cometiste con Tanya, pero ya debes de saber que ella es muy orgullosa y no te perdonará fácilmente.

Zachary se recargó en el marco de la puerta desanimado. Ahora parecía ser todo una burla de la vida.

¿Cuánto tiempo le tomará esta vez volver a ver esos ojos marrones, tan caóticos qué volvía loco a su corazón?.

"Pero esa era otra bonita historia, qué esperaba también ser contada".

—Susan—Ahora te costará más, lograr que ella se vuelva una Belf. Pero esta vez no cuentes conmigo, grandisimo tonto.

Dicho eso, cerro la puerta en la cara de Zachary. Mentiría si dijera que no estaba molesta, por haber hecho llorar a su pequeña hermana adoptiva.

Por la mañana...

Una empleada de la familia Pussett recibió a Susan en la puerta.

—Susan—Tengo una cita con la señora Pussett.

—Empleada—Adelante, la señora Pussett espera por usted.

Susan asintió y camino detrás de la chica. Kate levantó el rostro al escuchar la puerta abrirse.

Esa mañana, había recibido un mensaje de Kate Pussett, pidiendo que se reuniera con ella para tratar un asunto importante.

—Kate—¡Susan!. Me alegra que aceptarás reunirte conmigo.

Kate caminó con los brazos extendidos hasta la chica de ojos grises.

—Kate—¿Te ofrezco algo de beber?.

—Susan—No hace falta. No creo que esta reunión sea larga.

La sonrisa de Kate parecía distorsionarse, por la molestia.

—Kate—Bien. Por favor siéntate.

Susan caminó hasta la pequeña sala del despacho.

—Susan—La escucho.

—Kate—Archi me contó que quieres crear tu propia marca de ropa.

—Susan—Así es.

—Kate—Tú sabes que H&H es la empresa de Marketing más grande en reino unido y la de mayor prestigio. En nuestra cartera de contactos están incluidos todos los medios de comunicación, las cadenas televisores más importantes, incluyendo grandes diseñadores qué tiene contratos de exclusividad con nosotros.

—Susan—Estoy al tanto de eso.

—Kate—Claro. Quiero ofrecerte un trato Susan, uno muy beneficioso para ti.

La chica no era tonta, pero la curiosidad fue más grande.

—Susan—La escucho.

—Kate—Quiero firmar un contrato contigo, la empresa invertirá una cantidad grande en tu negocio y se encargará de alzar tu marca, haremos qué tengas los mejores espectaculares.

Susan mostró interés en la oferta, pero...

—Susan—¿Qué es lo que desea a cambio Sra. Pussett?.

Kate esbozó una sonrisa grande

—Kate—Siempre he sabido que eras una chica astuta.

Kate se caminó hasta el escritorio y tomo una carpeta negra.

—Kate—Lo que pido a cambio, es sencillo, Susan.

Kate camino de regreso hacia Susan y le extendió la carpeta.

—Kate—Quiero que continúes con tú compromiso, con mi hijo Archi.

Susan se quedo mirando la carpeta en la mano de Kate, por varios segundos.

—Susan—No voy a negar que su oferta es realmente buena, pero no estoy interesada en unirme en matrimonio a Archi.

Dicho esto se levantó del sofá.

—Kate—No deberías tomar decisiones importantes tan a la ligera Susan.

—Susan—Le recuerdo que soy una Belf Hertford. Mi apellido puede lograr mucho más de lo que usted me ofrece.

Menciono con arrogancia.

Kate apretó con fuerza la carpeta.

—Kate—Y yo te recuerdo que tu familia no es la única con un gran peso en la sociedad.

Susan frunció el ceño.

—Susan—Tal vez, pero su estatus nunca se comparará con el de mis padres.

Susan esbozó una sonrisa arrogante.

—Susan—Qué tenga un excelente día, Sra. Pussett.

Comenzó a caminar hacia la puerta, pero antes de que llegara, Kate hablo de nuevo. Esta vez con un tono severo.

—Kate—Piénsalo mejor Susan. Las malas decisiones te pueden traer malas consecuencias en el futuro.

—Susan—Podría tomar esas palabras cómo una amenaza, Sra. Pussett.

Dijo Susan, antes de tomar la perilla de la puerta.

—Kate—Oh, no. Yo no podría hacer tal cosa Susan, nunca me atrevería a dañar a la persona que en un futuro podría formar parte de mi familia.

Dijo Kate, antes de recargarse en su escritorio de madera, sin quitar la vista de la espalda de Susan.

A Susan poco le importaron aquella palabras y salió del despacho.

Luego de que Susan Belf, cerrara la puerta Kate arrojó la carpeta.

—Kate—¡Maldita mujer!.

Espeto furiosa.

—Kate—Veamos hacia donde se inclina más la balanza, Belf.

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Comments

Lelis Vellejo

Lelis Vellejo

Sabías palabras, pero no con tu hijo /Frown/

2024-02-03

3

Lita Wellington

Lita Wellington

Se metió con la más de los Belf

2023-12-20

3

Yuli Padilla

Yuli Padilla

"Yo sin ti "😍😍

2023-12-01

2

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