El día había pasado sin contratiempos.
Después de una pequeña celebración, Susan volvió a la villa junto a sus padres.
—Zachary—¿Te divertiste?.
Zachary estaba recargado en la puerta de la habitación de Susan, con una cara molesta.
—Susan—¿Qué es lo que quieres?.
Pregunto con fastidio.
Zachary la tomo de la mano y tiro de ella para llevarla hasta una habitación. Cuando abrió la puerta, Susan abrió los ojos con sorpresa al ver a Frederick dormido en la cama, cubierto con una cobija.
—Susan—¿Frederick?.
—Zachary—Me debes una Susan.
Se quejó Zachary.
—Susan—Pero...
—Zachary—El tipo llego a la villa en muy mal estado, pidiendo verte.
Susan caminó hasta a la cama y se sentó en la orilla, cerca de Frederick.
—Zachary—Por cierto, también me debes un par de zapatos nuevos. Ya que ese tipo sé vómito en los míos.
Se volvió a quejar.
Susan soltó una pequeña risa.
—Zachary—Fue asqueroso. Y después de eso cayó casi inconsciente, tuve que subirlo casi arrastrando hasta la habitación para que la abuela y la tía Alba no lo vieran. Lo más horrible de todo es, que después despertó y comenzó a desvestirse hasta quedar desnudo.
Susan no paraba de burlarse de Zachary.
—Zachary—Casi quema mis retinas. Ahora debo de ver a un terapeuta para que me ayude a olvidar este trauma.
Susan rodó los ojos por el drama de Zachary.
El pelinegro recogió su celular de la mesita de noche y salió de la habitación con enfado.
Susan regresó su vista hacia Frederick. El chico dormía muy tranquilo. Tentada, acarició su mejilla, aun estando dormido le parecía tan adorable.
Se preguntaba cuál sería la razón por la que estaba ahí y en ese estado. Pues recordaba que era muy mal bebedor.
—Frederick—Mm... Susan....
Hablo dormido.
Susan sonrió.
—Susan—¡Shh!. Descansa Frederick.
Cuando quiso levantar su mano, Frederick la sostuvo.
—Frederick—Cásate conmigo...
Susan abrió los ojos de par en par.
—Frederick—Sé mi esposa, por favor...
Volvió a pedir, mientras continuaba con los ojos cerrados.
—Susan—... Está bien. Pero, por ahora descansa.
Respondió Susan, con la intención de que volviera a dormir.
Apagó las luces y salió de la habitación. Cuando caminaba por el pasillo se sintió extraña.
¿Casarse?. Susan soltó una pequeña risa y negó con la cabeza. Estaba segura de que solo era parte del alcohol.
Por la mañana, Frederick abrió los ojos y se sentó en la cama de golpe. Se llevó las manos hacia su cabeza cuando sintió un dolor punzante.
—Susan—Buenos días, tigre.
Susan se encontraba sentada frente a él.
Frederick abrió los ojos en grande y removió la cobija qué lo cubría, esperando no estar desnudo de nuevo.
Exhaló aliviado al percatarse de qué está vez llevaba las prendas puestas.
—Susan—Por lo que veo, la ropa de mi hermano no se ve tan mal en ti.
Aquellas palabras obligaron a Frederick, a regresar su vista a las prendas que llevaba puestas.
Susan sostenía una sonrisa perversa.
—Susan—Ya no hay algo en tu cuerpo que no haya visto. Excepto por ese lunar en forma de luna qué tienes en tu glúteo izquierdo. Fue algo nuevo.
Dijo divertida.
Las mejillas del chico ardieron por la vergüenza.
Ahora Susan no pudo evitar reír fuerte.
Se acomodó cerca de él y acarició sus mejillas rojas.
—Susan—Ahora dime, por qué necesitabas verme ayer y porque estabas en ese estado.
Frederick bajo su mirada cuando el sentimiento de tristeza volvió a él y algunas lágrimas recorrieron sus mejillas.
—Susan—¿Qué sucede?.
Pregunto preocupada.
—Frederick—Mi... Mi padre falleció.
Susan sintió una gran pena por Frederick. Y lo abrazo con fuerza, para darle consuelo.
El chico se aferró a ella, a su cálido abrazo.
—Susan—Lo lamento mucho, Frederick. Yo, no lo sabía.
Él se separó un poco y Susan secó la humedad de sus mejillas.
—Frederick—Yo... Yo lo siento. No era mi intención, molestarte.
—Susan—Está bien. Me gusta tenerte aquí.
Le hablo con un tono de voz dulce y tomó su mano para entrelazarla con la suya.
En la mansión Pussett...
Archi golpeó la mesa de madera con el puño.
—Kate—¿Estás seguro de que fue el lugar en donde lo dejaste?.
—Chofer—Si, señora Pussett. El joven Frederick fue muy insistente de que lo dejaran en la entrada de la villa de los Belf.
—Kate—Retirate.
Le ordenó.
—Archi—¡Le prohibí acercarse a ella!.
Gruño furioso.
—Kate—Trata de calmarte Archi.
Le exigió Kate con poca paciencia.
Archi se levantó ansioso.
—Kate—¿A dónde vas?.
—Archi—Necesito hablar con Susan.
—Kate—No iras a ningún lado.
—Archi—Tengo que...
—Kate—Te he dado una orden.
Kate tomó el cuchillo y comenzar a cortar la carne.
—Kate—No vas a arruinar nuestros planes por tus arrebatos.
Archi la miró atónito.
—Kate—Ahora regresa a tu silla y come en silencio.
Archi se dejó caer en la silla qué estaba a un lado de Kate. A pesar de tener un temperamento volátil, seguía siendo un hijo obediente.....
Susan se había quedado el resto de la tarde en la habitación de invitados, a lado de Frederick.
Podía ver que en los ojos del chico, poco a poquito dejaba de haber tristeza.
—Susan—¿Quieres dormir un poco más?.
Pregunto ella, mientras acarició su mejilla con ternura.
—Frederick—Mmno...
Respondió avergonzado.
—Susan—Bien.
Ella había vuelto a enredar sus dedos entre los de Frederick, miraba atenta sus manos unidas. Pero de un momento a otro levanto ambas cejas cuando se percató de algo.
—Susan—Tus dedos son largos.
Dijo con algo de picardía.
Frederick se olvidó de sus nervios y observó sus dedos sin entender, pues de haberlo hecho, su piel pálida se hubiera teñido de rojo.
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Comments
Maris Benitez
El subconsciente llevó a Fred a casa de la tristeza por la muerte de su papá y el alcohol mala combinación, jee jejeje 😆😆 Susan mirando las manos de Fred principalmente sus dedos yo imagino lo que estaba pensando 🤭🤭🤭😅😅😅 mente pecaminosa
2025-04-15
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Ana Castillo
hay Susan eres tremenda ahora Frédéric no pierdas el hilo y pídele otra vez matrimonio aprovecha que estás ahí
2025-02-22
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Olga Ortiz
esa Susan es una diabla
2024-08-20
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