La vándala y el prisionero

Año 3312 cerca de Galicia, Actual España.

- ¡Atrápenla! - Un grupo de soldados perseguían agotados por las calles a una joven de cabellos blancos. La cual con extrema agilidad evadía el gentío y los obstáculos presentes en la calle comercial. Hace unos pocos días circulaba el rumor sobre una bruja que robaba a los tenderos locales; al parecer\, era cierto.

La joven tenía facciones delicadas pero un cuerpo musculoso y heridas sobre el rostro, su cabello también estaba sucio y despeinado, lo que más llamaba la atención era que corría descalza. Después de un buen rato corriendo, comenzó a fatigarse, daba la impresión de que había comido poco esos días. Miró hacia atrás. Ya nadie le perseguía. De su bolsa de cuero sacó dos frutas y empezó a comer mientras caminaba hacia las afueras de la ciudad. Una vez en el camino que marcaba el fin de la urbanización...

- ¡Por favor!\, soy inocente\, no sean crueles\, weeeeee- Un chico de cabellos monos y contextura delgada lloraba escandalosamente\, lo cual fastidiaba a los dos guardias que lo custodiaban cada uno sobre un caballo. Daba la impresión de ser un esclavo que estaba siendo entregado ya que estaba fuertemente amarrado con una soga. Los guardias sobre los caballos y el chico se encontraron de frente con la Joven\, la cual los ignoró y siguió su camino.

- ¿Es que acaso no me ven? ¿Mi hermoso rostro tiene indicio alguno de maldad? WEEEEEEEE!\, OYE TU- Le gritó a la joven- Diles diles\, ¿No me veo acaso como alguien inocente? - El chico estaba mocoseando de tanto llanto. La Joven solo hizo un gesto de asco y volteó la mirada.

-ODIO ESTE MUNDO CRUEEEEL-

En ese momento llegaron al camino los guardias que habían seguido el rastro a la Joven desde la ciudad. -! atrápenla, es una orden del general! - La joven golpeó con su bolso de cuero el caballo donde estaba el prisionero junto al guardia. El caballo hizo un salto y pegó un alarido, tumbando al suelo al jinete. Luego sacó una daga y tomando al chico la puso sobre su cuello.

-Si se mueven lo mato-

Los guardias que venían en los dos caballos palidecieron y le hicieron señas a los que venían tras la chica para que no se movieran. Si llegaban con el esclavo muerto tendrían que pagar una suma de dinero impresionantemente alta. Sin embargo, los que venían tras la chica decidieron ignorar la petición de su compañero y se acercaron desenvainando sus espadas, pero se detuvieron por el tremendo grito del chico.

-! KYAAAAAAAAAAA! no quiero moriiiiiir-

- ¡Apártense Salvajes! - Habló la chica.

Los guardias quedaron con cara de póker al escuchar esas palabras precisamente de una salvaje.

El chico se desmayó y cayó al suelo, la joven hizo un gesto de irritación y se montó rápidamente sobre el caballo de donde había caído el prisionero y el guardia. Luego se dirigió al bosque. Los guardias que quedaron se miraron con odio.

-Danos ese caballo, tenemos que atraparla- Los recién llegados se dirigieron sobre el otro guardia que venía escoltando.

-Este caballo pertenece al noble de la ciudad, no tenemos autorización para usarlo para otro fin que escoltar a su nuevo esclavo-

Los guardias sabían que no podían perder mucho tiempo.

-Deja el caballo a tu compañero, y ayúdanos a rodear el bosque, es una orden-

El Guardia suspiró y se bajó, le dejó el caballo a su compañero y le encomendó la tarea de llevar al chico, el trataría de recuperar el otro caballo del noble. Una vez se separaron todos los guardias, el camino quedó habitado solo por un caballo, un guardia y un prisionero inconsciente.

El guardia perdió la paciencia y empezó a patear al esclavo. -¡Levantate!- Al ver que no se quería levantar soltó la soga del caballo para desenfundar su espada. En ese mismo instante el chico sin pensarlo dos veces, saltó con agilidad sorprendente desde el suelo hacia el lomo del caballo, agarrándose de sus crines con fuerza. El caballo, desconcertado por el repentino movimiento, dio un brinco hacia atrás y giró enérgicamente, golpeando al guardia con una de sus patas traseras.

El impacto fue contundente. El guardia fue lanzado lejos y por los aires. -JAJAJAJAJA- se reía malvadamente el chico mientras dirigió su rumbo hacia la ciudad. Nunca había montado a caballo y lo único que hacía era azotar las cuerdas. ; con gran velocidad atravezó la ciudad y salió por el otro camino que llevaba al bosque. Cuando creyó que podría ser libre miró hacia atrás. A lo lejos se devisaba por lo menos diez caballos. Soldados que habían emprendido persecución por el disturbio que había causado.

-JAJAJAJA NO PODRAN ALCANZARME- Desde esa distancia nadie le escuchaba, pero el chico siguió mofándose, justo en ese momento, distraído por su propia risa, no vio venir una rama gruesa que le daba la bienvenida al bosque. Chocó violentamente contra ella y fue arrojado hacia atrás del caballo en un torpe y cómico espasmo.

El sonido del impacto resonó en el bosque, acompañado de un fuerte "¡BAM!" que dejó a todos sin aliento y al jinete inconsciente. Los soldados que venían detrás de él quedaron atónitos al presenciar la escena, y sus rostros se transformaron en una mezcla de incredulidad y diversión contenida.

Inconsciente y sobre el caballo que seguía corriendo, el chico siguió a toda máquina con dirección al bosque.

En algún lugar del bosque:

La joven con su aspecto salvaje, cabello desaliñado y un bolso de cuero ajustado a su cintura, cabalgaba con determinación a través del bosque. Sus ojos reflejaban una mezcla de cautela y valentía mientras se adentraba en el espeso follaje. Su objetivo era rodear la ciudad y evadir a los guardias que la perseguían, aprovechando el terreno boscoso para cansarlos antes de dirigirse hacia el Noroeste, donde el viento soplaba con fuerza. Sabía que allí encontraría un aliado natural en caso de que se desatara una tormenta.

Como descendiente de una tribu Bárbara, los vándalos, había sido criada en un entorno de situaciones extremas y adversas. Su pasado había forjado en ella una resistencia y un coraje inquebrantables. Sin embargo, también había experimentado el rechazo de su propia tribu debido a su monstruoso talento y a la dificultad de encontrar un hombre a su nivel. Aquellos que se sentían amenazados por su fuerza y habilidades habían preferido alejarla, dejándola enfrentarse al mundo por sí misma. En esto se notaba la poca madurez de las tribus en su época.

Mientras cabalgaba con calma, inmersa en sus pensamientos y estrategias, no se percató del sonido cercano de otro caballo galopando. Fue en ese momento en que levantó la vista y su mirada se encontró con la del jinete inconsciente que se acercaba rápidamente //No puede ser//. El choque fue inevitable, dos fuerzas en colisión que resultaron en un estruendo ensordecedor.

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