Capitulo 16

—Comuníqueselo al señor cesar. —Ay, no...

—Pues será en otro momento, porque esta señorita ya tiene una cita conmigo —dijo de repente el señor Danilo detrás de Joffre que no parecía contento, paso su mano por mis hombros y camino conmigo empujándome afuera.

—Señor Danilo, le pido que espere las indicaciones del señor cesar.

—No te preocupes Joffre viejo amigo, te va a dar algo si sigues así. Cuando terminemos te devolveré a Mila, parece que se ha vuelto muy popular —mis mejillas se sonrojaron sintiéndome importante, era la primera vez que a muchas personas me buscaban.

—¡pero señor Danilo!

—¡Adiós, Joffre, nos vemos! —dijo con la mirada alta.

—Y si se molesta porque nos fuimos.

—¿Quién de los dos?

—¿Los dos? —sonrió.

—Se van a molestar de todas maneras, además creo que te mereces salir un poco, ¿no? Dime algo que te hubiera gustado hacer cuando vivías en la calle... si no te molesta que te lo recuerde. —Negué levemente con una sonrisa.

—No me ofende... se dé dónde vengo y aún hay amigas que quiero visitar, que están en la calle. La verdad es que siempre quise comer esas crepas con esas bonitas decoraciones, comprar un nuevo libro, ropa bonita y.... ¡ir al cine! —sonrió mirándome y dijo.

—Es un poco bobo.

—No es bobo, es bonito conocer a alguien que irradie tanta ilusión... —le miré extrañada caminando a la par. Porque decir algo tan poco comparable, a su lado él para mí brillaba demasiado, pero jamás podría decírselo.

—Usted también es muy bueno. —Cuadro llegamos a su auto, me abrió la puerta y me miro un segundo.

—Mila... tengo que decirte algo, no soy tan bueno como me ves... Yo te he mentido. —dijo con seriedad

—¿mentido?

—sí, solo te estoy utilizando para mi conveniencia. —Me quedé en silencio y dije.

—Es por algo bueno, o por algo malo.

—Es bueno para mí, pero muy egoísta para ti...

—¿por qué es egoísta para mí? —pregunte mientras él se sentaba en el asiento del piloto.

—Porque no está bien utilizar a las personas para tu conveniencia.

—Si yo soy de tanta ayuda como lo fue para mí, no me importa si no me utiliza para cumplir sus deseos. Me hace sentir especial... —dije tímida sin poder mirarlo.

—¿Mila, podrías mirarme? —alce mis ojos a punto de sentir que explotaba de emoción.

—Quiero que me prometas que en el momento en que te haga daño, te niegue a seguirme, no permitas que la gente se aproveche de tu amabilidad...

—No es amabilidad...

—Entonces lo haces por agradecimiento por ayudar a tu abuela, que sepas que me aproveche de que estabas vulnerable en aquel momento para no pudieras negarte a mi pedido. —Indico con una expresión de culpa. —No tengo escusa, pero aún te necesito para castigarlo.

—No me importa, por qué esas no son todas mis razones por lo que lo ayudo. Tal vez yo también estoy utilizando esta situación para mi bien —sorprendido sonrió de medio lado para preguntar.

—¿entonces por qué? —le mire a la cara y mi corazón latió con rapidez, hacía mucho calor en este auto.

—No puedo decirle, me da mucha vergüenza, así que no me pregunte —rio levemente e indico.

—¿Algún día me lo podrás decir?

—Eso espero porque si no, explotare viva. —Río levemente encendiendo el coche mucho más a gusto después de

—Eres muy divertida Mila. Vamos, celebremos esta amistad con un día increíble, te lo quiero recompensar. —Sonreí cabizbaja escuchado aquellas palabras.

—Sí... amistad —dije tomando su mano que me ofrecía.

♥

El señor Danilo me llevo primero a un puesto de crepes en donde lo hacían en vivo y en directo, recuerdos de mis días recorriendo las calles mientras se veía los puestos completamente llenos mientras mis tripas sonaban del hambre. Olía tan bien, que los pies me temblaban de la emoción.

—¿Te pasa algo? —pregunto el señor Danilo.

—Es que estoy muy emocionada —dije viendo como lanzaba la masa para crepes en la caliente estufa, se veía tan geniales todos... hasta podían hacerme un pato de decoración. Cuando el hombre termino de armar mis crepes en una parsimonia teatral que aplaudí llamando la atención de las miradas más escrutadoras. Termino de decorar con crema batida, gomitas de dulce y salsa de colores, lo tomé con emoción, mientras Danilo me miraba apoyado su quijada en mano, instándome a que lo probara. Le pegué un mordisco y chille.

—¡qué riquísimo! ¿Puedo hacer algo?

—¿el qué?

—¡Esto! —alce la crepe hasta él, untándolo de nata en la boca. Solté una carcajada.

—Vi a alguien, una vez hacer esto con su pareja, se veían tan felices que me quedé obnubilada mirándolos... —abrí mis ojos y le vi sonreír mientras sé limpiándose.

—Cada vez me sorprendes más —indico lamiendo su pulgar, se inclinó hasta mí y cuando pensé nuestras narices se tocarían, mordió mi crepe dejándome sin prácticamente nada.

—¡Ey!

—Eso es por chistosita... —a punto de volver a comer de mí crepa de nata, abrí mi boca y lo engullí con rapidez, oyendo sus carcajadas.

—Vas a atorarte Mila, bebe agua —negué masticando con dificultad, él sonrió con cariño viendo mis mejillas rellenas. Alzo su mano acariciando mi mejilla, la limpio y con expresión de arrepentimiento se alejó.

—Debemos terminar, para seguir nuestro paseo —asentí con rapidez al verlo pagar. Trague con dificultad y propine.

—¡cuando me paguen lo invitaré a cenar! —propine con seguridad, sonrió y al terminar de pagar indico.

—¿Quieres invitarme a una cita? —negué con rapidez diciendo lo primero que paso por mi mente.

—¡Usted no me gusta nada, no es mi tipo!

—Acabas de herir mi ego, pensé que al menos te parecía guapo. —Negué con rapidez, poniéndome totalmente roja y con rapidez grité.

—¡Perdón! No pienso eso realmente — exploté corriendo al auto.

♥

El día trascurrió en el cine, olía a palomitas y caramelo, recuerdo haber entrado por plástico, vi un cubo medio comido en el basurero y me lo llevé. Era muy pequeña y quería probarlo, después de eso mi Abu me pego una colleja en la cabeza, diciéndome que no era un perro para ir comiendo lo primera que viera en el piso, que tenía que tener dignidad... pero ¿qué la dignidad viviendo en la calle? No entendía lo que significaba, vivía en la calle y comías lo que viéramos, pero ella me explico que conseguir tu propia comida y aceptar la voluntad de otros no te quitaba lo único que tenías. Y era tu dignidad, el respeto que tenías hacia ti mismo.... romper esa regla hacía que te convirtieras en un ser sin nada, y eso siempre me asusto. Después de ese día, así que mi dignidad era lo más importante como ser humano.

—Pareces desconcentrada.

—Solo pensaba...

—Podemos cambiar de película.

—¡No! Si quiero —tome su mano sentada en la gran pantalla. Danilo se aferró a mi mano provocando que sonriera.

♥

—Creo que soy una nueva fanática de los musicales, y entre ellos está Lalaland —dije con unas inmensas ganas de bailar por las calles como los protagonistas. Entonces vi de lejos aquellas fuentes de chorros en suelo, corrí hacia uno de los chorros, mojándome enteré. Extraño esta ducha era divertido bañarse en estos lugares.

—¡Mila por dios! Te vas a hacer daño en el brazo... no puedes mojarte el yeso

—Ven, Danilo, vamos al centro para ver el agua, subir — indiqué tomando su mano arrastrándolo hasta el centro. Lo puse frente a mi emocionada, con rapidez

—Nos vamos a empapar enteros, no sé por qué hacemos esto, Mila —dijo preocupado, acercándome hasta él, podía sentir su cálida mano en el respaldo de mi espalda, tan firme que me hacía temblar.

—Porque es divertido.... Me quedé embelesada mirando su expresión temerosa que remiraba a su alrededor esperando la caída del agua. Ojalá nos quedáramos así para siempre... cuando el agua se alzó, me retraje con emoción sintiendo como el agua nos bañaba, pegue un chillido entre risas presionando en su pecho para no mojar mi rostro, sentí como me abrazo para soltar.

—¡A ver como explicamos después esto! —soltó una carcajada sintiendo como vibraba su pecho. Me aferré con fuerza sonriendo con emoción. Este era el mejor día de mi vida.

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