Me acerqué a la puerta con emoción, y la manija crujió impidiendo que abriera, con fuerza tire de nuevo y una nube de polvo y humedad me dio la bienvenida, tosí con insistencia agitando mis manos para dispersar la mugre. Tal vez esta casa no estaba tan habitable como me imaginé, abrí mis ojos por fin y al cruzar el arco de la puerta, estiré mi mano tanteando encontrar el interruptor de la luz, cuando lo encontré lo presioné y las luces se encendieron.
—De verdad, había luz... —reí alegre, cuando sentí que algo salto en mi pierna. Baje mi mirada y era una pequeña rana... alegre la tome de su cuerpo dando giros por todo el lugar con ella en mis manos.
—¡Tengo casa! ¡Tengo casa! Una casa para mí... y si todo sale bien, podría traer a Abu conmigo y seremos felices sin que nadie nos trate sin dignidad. —deje a la pobre ranita en el lavaplatos. Miré de nuevo el lugar y dije.
—No es una casa perfecta, pero ¿acaso eso existe? Y lo más importante es que podré quedarme aquí mientras gano dinero. Abu estaría muy orgullosa de mí y.… también mi madre. —Saque la fotografía que había tomado sin mala intención del salón de la mansión Montenegro, y con una risilla tímida observe la cara de mi ángel. Si él mi vida no hubiera cambiado tanto, Me iba a esforzar mucho para agradecerle, quería que se diera cuenta de mi existencia... lo que nunca me imaginé, fue que mis días felices serían tambaleantes después de conocer al dueño de la mansión.
♥
—¿Dónde está el maldito camino? Le dije mil veces a Jeffrey que contratara a alguien para mantener los caminos en un estado favorable, ahora ni entrenar con mi caballo a gusto puedo. Perderme en la casa en la que he vivido toda mi vida es ridículo... —rechiste con fastidio adentrándome más al bosque, de repente escuche el ruido fino de madera siendo cortada. Había alguien...
—Perfecto, podré salir de esta maraña de bichos.
—En el patio de mi abuela, todos salen a jugar... en el patio de mi abuela, todos quieren disfrutar.... —cuando salí de aquel peligroso follaje, guiándome, por el canto de una mujer. ¿Quién se había colado en mis terrenos ilegalmente? Cuando por fin la vi clavando el hacha un madero, me quedé atónito...
—Daniele... —inquirí, ella me miro sorprendida viéndome.
—Eh, Daniele... —pregunto mientras la miraba cauteloso, ¿quién era?
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—Disculpe... ¿Señor cesar? — indiqué inquieta después de que un silencio incómodo se hiciera entre los dos. Parecía confuso... ¿Se habría perdido? ¡Ay, no! Olvide arreglar el cartel del camino. Le volví a mirar subido en aquel cabello y me quedé embelesada, si la belleza del señor Danilo era inigualable, este hombre era la meca de la belleza misma. Su elegancia, y aquellos rubios mechones que brillaban con el sol, parecía un príncipe salido de un cuento en aquel caballo, pero la fantasía se arruinó cuando su expresión dura y desdeñosa me miro de arriba para bajo con desagrado. Miré mi ropa y estaba llena de tierra, la sacudí con nerviosísimo esbozando una sonrisa tensa, ahora tenía que presentarme, me armé de valor y lo oí decir.
—¿Quién diablos eres y que haces vagando por mis terrenos? —increpo con desagrado.
—Yo-yo soy Mila, la nueva encargada de darle mantenimiento a estos terrenos. He estado trabajando en esta casa desde la semana pasada... —dije nerviosa tratando de limpiar un poco mis manos, para acercarme a él y estirar mi mano con una amistosa sonrisa. Me miro en silencio y me apuré a decir.
—Em... ¿Danilo no le hablo de mí...?
—¿Danilo...? Es así como te refieres a tus superiores. ¿Quién te crees que eres igualada? —lentamente retraje mi mano que se había quedado en aire.
—¡N-no! Perdón no quise... —me lanzo una mirada de repulsión que solo me hizo sentir diminuto ante él. Soltó un fuerte suspiro dando la vuelta con su caballo.
—¡Espere! ¿Necesita que lo ayude? Parece perdido... yo puedo ayudarlo. —Dejé el hacha a un lado y corrí hacia el caballo.
—Porque estaría perdido en mi propia casa, ¿acaso me estás llamando estúpido...? —indico con un tono de soberbia. Solté una carcajada que pareció enojarlo más, pero solo la idea de pensar que yo lo llamaría así sería mi fin.
—¿Quién ha dicho eso? No sea terco, déjeme ayudarle.
—¡Ya le dije que se aleje, no se limite! Además, que hará con esas sucias manos... ¿tocar a mi caballo? —miré mis manos sucias, el eje del problema... y con rapidez escupí en ellas, limpiándolas, se las mostré posando mi mano en el trasero del caballo, cuando oí de repente como el caballo relincho alzando sus patas delanteras del suelo.
—¡¿Qué hace?! —grito tirándolo al suelo y de paso pegándome una patada que me lanzo al suelo, pegue un grito sosteniendo mi brazo con dolor mientras veía al caballo salir disparada hacia el bosque.
—Es lo más estúpido que he visto en mi vida. —Inquirió levantándose nervioso del lodo en el que había caído... solo que esa expresión de ira se acercaba poco a poco hasta mí —Los caballos son muy susceptibles con los extraños, que pretendía. ¡Matarme! —increpo sacudiendo su extraño traje y una y mil veces.
—Yo... no sabía que se pondría así. —Alce la mirada, y le observe mirarme con desprecio desde abajo.
—No mienta, quería tocarlo a pesar de que le dije que no lo hiciera con esas sucias manos. Es su culpa... — como podía decir aquellas palabras después de que un caballo casi me rompiera el brazo, su belleza solo era una maldición.
—Supongo que tiene razón... debí tener más cuidado —intenté levantarme con el umbral del dolor en lo más alto, como podían ser tan diferentes aquellos hermanos, eran como el día y la noche. Fuera lo que fuera... quería que se fuera para poder tratar mis heridas, no le daría el gusto verme pedirle ayuda.
—Parece que además de tonta es dura y rígida como el cuero de un caballo, al menos con esto aprenderás una lección. ¿Ahora que se supone que haré sin mi caballo? —como que no estoy tan mal... era un psicópata. Tal vez si caminara su cabeza se le recompondría.
—Puedo llamar a Jeffrey para que vengan, tengo un Walki dentro de mi cabaña. —Me miro con una fría expresión. Porque quería seguir fingiendo que no se había perdido, qué hombre más insufrible y cabeza dura.
—Como quiera, si no va a entrar yo lo haré —increpe con dolor.
—¿A dónde crees que va? Quien ha dicho que se puede retirar con esa actitud infame, yo pago tu sueldo, ¿o lo ha olvidado?
—¿Siquiera esa cosa funciona? No quiero perder más tiempo. —alce mis ojos, soltando un suspiro entre cortado.... sentía que estaba a punto de desmayarme.
—Porque no lo ve por usted mismo si tanto desconfía de mí. —Propine harta de oírle tratarme mal. Me volví con dureza lanzándole una intensa mirada que choco con su escalofriante expresión.
—Bien, entonces camina...
Y por pedido mayoritario, aqui tenemos a cesar.
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Comments
Alba Hurtado
que bueno que no se deja joder esta novela es diferente ,me encanta cada capitulo mejor felicitaciones bendiciones 😉😗😗🤩😋🥲para ti
2023-05-28
1
ELIN RG
🤣🤣🤣🤣🤣
2023-05-08
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Miróslava Pompa
me encanta esta novela
2023-05-08
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