Capitulo 7

“Oh, dios la has visto...”

“Sí, como es posible”

“pobrecita, la han traído para molestar al señor Cesar”

—No se quede atrás, por favor. —Indico el mayordomo volviéndose hacia mí al ver que no lo seguía.

—¡Sí! — propiné intentando centrarme, no sé por qué estas personas hablaban de mí como si me conociera, pero lo que si estaba claro era que había llamado la atención, por mi procedencia... tal vez el dueño de esta casa era clasista, sería esa la razón por la que martirizaría sus días. Pero porque el señor Danilo me utilizaría de esa manera... él no jugaría con la pobreza de otros. O eso quiero pensar...

—¡Y ustedes dejen de chismear! —indico el mayordomo fulminándolas con la mirada. Me dio un repaso rápido sus escrutadores ojo, y de repente soltó.

—De que conoce al señorito Danilo. Que la recomienden para trabajar aquí es muy raro.

—eeem... Bueno, yo... creo que somos amigos lejanos...

—Es extraño que el señor Danilo tanga amiga tan... peculiares —dijo alzando mi bolsa con cierto disgusto.

—El señor Danilo es alguien muy descuidado, ya lo conoce — indiqué con broma como si lo conociera de toda la vida, por supuesto que desconfiaba de mí, no pegaba con él ni con esta vida ni con cola.

De repente el hombre se detuvo, se detuvo delante de una puerta robusta tallada en madera, toco levemente la puerta provocando que alzara mi mirada sobre su hombro para ver quien estaba dentro.

—¿qué sucedes? —propino con dureza, el hombre carraspeó y dijo.

—Señor cesar, el joven amo Danilo me ha enviado un nuevo empleado. —nerviosa de que me tuviera que presentar, intente arreglar un poco mi cabello.

—¿Danilo...? Si no es nada importante, encárgate tú, no estoy para tonterías. —propino grosero provocando que pegara un rebote.

—Si, entendido señor —hizo una reverencia rápida, me miro y dijo.

—Le daré el empleo porque el señor Danilo la trajo, de todas maneras, nos hacía falta un jardinero para que cuide las flores de la parte trasera de la mansión. —Dijo no muy convencido de tomar la decisión

—Le prometo que le echaré ganas, soy muy trabajadora y dedicada, no se arrepentirá. Sé hasta construir.... —dije emocionada, demasiado para su gusto, porque su expresión se mostraba tensa.

—Sé que lo hará, ahora silencio, estamos en frente de la habitación del señor cesar, odia el ruido.

—Pe-perdón. —indique tapando mi boca

—Sígame —indico el elegante mayordomo caminando delante de mí, le eché una última mirada a aquella puerta y un escalofrío paso por mi cuerpo, ese hombre no me gustaba nada... con tan solo recordar como él habló a su empleado, no me quiero ni imaginar que será de mí, espero que no me odie. Al pasar por el salón, vi una pequeña foto del señor Danilo con su sonriente expresión, me quede observándola como tonta, y con disimulo mire a mi alrededor para tomar el marco y sacar la foto, tenían muchas... si tomaba esta ni lo notarían, ¿verdad? Me dije a mí misma guardándola en mi bolsillo.

♥♥

Jeffrey.

Ahora que la veía detenidamente, entendía el escándalo de todas las empleadas con esta muchacha andrajosa, ¿cómo era posible que tuviera esa cara? Parece que debido a esto habrá mucho escándalo toda la semana. Además... no puedo simplemente enviarla lejos para evitarme dolores de cabeza, ya que el maestro Danilo la trajo personalmente, tendré que tenerla vigilada para que no cause problemas. Una buena idea cruzó mi mente y dije.

—Iremos en auto.

—¿En auto? Pero ya estamos en la mansión, ¿a dónde iremos.?

—Entre. —y sin buscar más explicaciones me subió confusa, diez minutos después nos adentramos a aquellos caminos de follaje alto y arbustos silvestres tan salvajes que no permitían el absceso bien. Los árboles eran tupidos, que si no tenías cuidado te podías perder con facilidad. La última vez que alguien paso por estos caminos tan descuidados fue el leñador que despejaba el terreno, murió de vejez hace unos años y ahora la naturaleza ha hecho de las suyas con este lugar. Si dejaba a esta niñita aquí no tendría que verla ni preocuparme por sus descuidos en un buen tramo de tiempo, así no incordiaría a nadie. Detuve el auto, y abriendo la puerta solté.

—Vamos, bájate. —Confusa, miro a su alrededor con una expresión tímida.

—Que-que se supone que es este lugar.

—Creo que no entiendes en que posiciones estas, niñita. El señor cesar es el heredero y CEO de una gran compañía, un hombre con grandes valores y cualidades. Así que... lo mejor es que trabajes lejos de la mansión, no queremos dar una visión descuidada.

—Sí, pero usted dijo que trabajaría los jardines.

—Si, pensándolo bien con el número de trabajadores que hay, esta área está realmente están descuidadas.

—Ah, ya veo...

—Así que me gustaría dejarte la labor para que arregles los caminos, es muy importante, ya que el señor cesar practica equitación por estos terrenos. Y esta cabaña es del leñador, aquí vivirás —alzo su mirada y aunque al principio su expresión parecía imperturbable, creí que estaba a punto de renunciar cuando soltó.

—Esto... ¡Es maravilloso! Obviamente, está un poco descuidada, pero con unos arreglitos se verá muy bonita. ¿De verdad puedo vivir aquí? Nadie me sacará después a patadas.

—Bueno.... principalmente no tendría por qué sacarla. —dije desconcertado, como podía estar feliz en esta pocilga.

—¡Muchas gracias! Es usted muy buen señor... —salto a mis brazos provocando que me pensionará, que le pasaba a esta chica.

—Y sobre los caminos, no se preocupe, los dejaré impecables para que nadie se pierda ni se haga daño. ¿Cómo dijo que se llamaba?

—Joffre, en fin... Como parece que ya está cómoda... mañana le enviaré alimentos y todo para sus necesidades básicas, si necesita algo más hágamelo saber. Este lugar queda a su cargo... suerte. —caminé hasta al auto y cuando me eche una mirada la vi saltar de alegría provocando que mis lentes se desacomodaran, realmente era una chica peculiar.

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