Capitulo 12

Lo único por lo que está aquí es porque me tiene tanta lástima, debe pesar que soy lamentable de tener que cuidar una empleada como yo, ya entendía su presencia aquí el día de hoy. Tenía que dejar de causarle tantos problemas al señor Danilo y a mi jefe. Aunque, era increíble la sensación de las sábanas de buena calidad, y lo elegante de la habitación... decía que solo lo hacía porque era su empleada, pero no era demasiado, qué jefe tirano le daba el privilegio de conocer una habitación tan cómoda. ¿Quién era realmente señor cesar? Un hombre egoísta y malicioso como su hermano lo catalogaba....

 —Señorita Mila.

—¡Sí, señora! —propine firme saliendo de mi mente.

—Vi las radiografías de su brazo, y debió haber sido muy doloroso, porque no vino enseguida hubiera sido mucho peor —sonreí levemente y dije rascando mi cabeza.

—Sí, creo que eso hubiera sido lo más lógico.

—Sí, pero la lógica la persigue y ella es más rápida. Y también un poco la inteligencia, pero eso es un tema a tratar otro día. —propino tan campante, me dieron unas inmensas ganas de darle un puñetazo.

—En fin, no es bueno aguantar el dolor. Lo mejor será que guardé descanso unas cuatro o cinco semanas —horrorizada, pensé en mi Abu y en la deuda gigantesca que tenía con el señor Danilo, no podía descansar. Y pensar que si ese tipo no hubiera venido con su estúpido caballo, yo estaría aquí, le mire de reojo refunfuñando en silencio.

Miré las radiografías y no lo podía creerlo, realmente era mucho más grande de lo que en un principio pensé que sería hematomas, podría haberse roto la pierna también... en que cabeza cavia quedarse callada, me hubiera exigido dinero para el médico. ¿O era muy tonta, o esta mujer había salido de la maldita luna y no la comprendía? La miré irritado y vi lo pequeña y delgada que era, no entendía por qué me ponía de tan al humor.

—Guarde reposo en el hospital hasta que veamos mejoría

—Dis-disculpe, es necesario que me quede en el hospital, cree que pueda descansar en casa —dijo nerviosa.

—¿Hay algún problema en que se quede aquí, si quiere podemos traer algo de su casa? —dijo la mujer mayor con tono amable.

—Bueno la verdad es que yo,

—¡NO HAY NINGÚN PROBLEMA! Se quedará aquí hasta que se recuperó —propine, fulminándola con una fría expresión. Que la hizo callar por fin.

Perspectiva de Mila

Cuánto costaría una noche en este hospital, cuatro semanas sería un dineral, era demasiado hasta para el señor cesar. No podía acepar esto, no quería seguir debiéndole a personas, sino cuando saldría de mis deudas. Sintiendo un extraño vacío de impaciencia en mí, estómago me intenté levantar.

—¿a dónde diablos quieres ir con tu condición? Tanta impaciencia tienes por volver a ese cuchitril que llamas hogar. —Esto ya era lo último que le dejaría pasar.

—Hay cosas más sucias en este mundo, así que no creo que barriendo y limpiado mi cabañita, pueda decir esas cosas. —exclame enojada.

—¿Usted cree que yo tengo tiempo para sus estupideces? —propino acercándose hasta mí provocando que callera sentada en la cama. Alce mi mirada que era de completa ira.

—¿Q-qué?

—Con todo el trabajo que tengo, y me tome la molestia para que traten sus heridas, y tú sigues haciéndome ver de esta manera tan desagradable con las personas de este hospital.

—¿De-de.... que está hablando? Yo no le he dicho nada a usted. —propine confusa y creo que fue el catalizador para que estallara una rabia que ya venía contenida en cada mirada que me lanzaba, sus verdaderas razones de su molestia.

—¡Me estás haciendo ver como un jefe tirano, que no le daría ni servicio médico a sus trabajadores, y para colmo quiere que la eche de aquí medio lisiada, aun lugar donde parece la muerte! —grito dándome un terror increíble.

—Yo... nunca he pensado eso de usted.

—Si no es así, entonces cállese y deje de hacerme perder mi tiempo. Me quedé callada, pero entonces una pregunta me vino a la mente.

—Está bien que quiera hacer esto, ¡pero yo no puedo pagarle ni le quiero deber nada! —propine firme en mi postura, aunque las piernas me temblaban.

—¡Maldita sea! — increpo pasando su mano por sus cabellos. —¡Quieres seguir jodiéndome!

—¡Basta! —propino Danilo entrando a la habitación con una bandeja de comida. —Sigues siendo tan delicado como siempre hermanito. Podrías dejar de gritarle a una persona en recuperación.

—Cómo no gritarle, si lo único que hace es sacarme de mis casillas, es tan... es tan... ¡Insoportable!

—¡Bueno usted también... es! Una persona muy intensa...—me mordí la legua al ver que solo estaba provocando que le respondiera mal para echarme y no le daría ese gusto.

—Aunque te moleste su presencia, ella tiene un punto y debes respetarlo.

—Acaso eres su abogado.

—Solo estoy diciendo que la estás asustando —insto a dejarme la bandeja a un lado.

—Acaso es que le estoy pidiendo que mate a alguien para que le cuente tanto.

—Solamente digo, que podría estar bien otra habitación menos cara... no me sentiría tan incómoda, y tampoco sentiría que soy una barbechada. — soltó un suspiro alto, respirando hondo. Miré al señor Danilo buscando un poco de su ayuda, para calmarlo, pero solo encontré su cándida risa mientras tapaba su boca.

Muy bien, si definitivamente quería recuperarse en esa sucia cabaña que lo hiciera, al fin y al cabo eran tal para cual, ese lugar le quedaba al dedillo. No entender el porqué hacerse la dura, cuál era la finalidad. Qué más daba una habitación lujosa a una que no, de igual manera tendría que pagar, no entiendo cuál es su inquietud, solo basta con decir gracias... en vez de disfrutar de los lujos que le otorgaba, porque estaba tan incómoda, como si no se hallara, ¿qué mujer hacia eso? Pues no me lo creo... no me daba la gana de creerle, daría razón a mi punto, fuera lo que me costara... al final las personas siempre te decepcionaban

—¡Joffre! — propiné y en un segundo lo tenía a mi lado.

—Dígame, señor.

—¡Quiero que vigiles que no se escape de aquí hasta que se recupere! No voy a dejar que me vean como un desalmado por tus estúpidas opiniones, sigues mis órdenes y listo, no hay más que hablar. —La mire y parecía rogarme con esa estúpida cara que me irritaba tanto, pero solo ignore saliendo de la habitación dando un portazo.

—No te preocupes, Mila... yo vendré estos días a hacerte compañía.

—¿Co-co-compañía...? ¿Suya? No tiene por qué tomarse tantas molestias, señor Danilo. No quiero molestarlo —dije moviendo mis manos con rapidez.

—No seas tontita, sino quien vendrá... —dijo acariciando mi cabeza, una sonrisa se formó en mi boca emocionada. Al menos algo bueno saldría de todo esto, pero entonces porque me sentía tan mal, ¿no actúe de buena manera? Parecía muy enojado para su bien.

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Comments

Alba Hurtado

Alba Hurtado

yo no le doy .i voto de confianza a ninguno de los ✌ dos no sabemos quien es quien ☺️😗😘😉🙃😀🤔🤫

2023-05-28

1

RUTH MARTINEZ

RUTH MARTINEZ

ahi danilo tan tierno y bello ..yo m imagino q la quieres como a ina amiga o hermanita. pero a caisan le molesta mucho es xq l esta interesando mucho aunq no lo reconozca y va a sentir celos d danilo como ella lo ve y l sonrie

2023-04-30

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