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La brisa de la mañana golpeó suavemente su cara sacándola de sus pensamientos, ella volteo a ver el cielo el cuál se encontraba parcialmente nublado, anticipando la llovizna que se aproximaba.

-El cielo está triste -pensó para si misma.

Una fria gota de lluvia tocó su cabeza, volteo a ver arriba y le calló otra tras otra, Madeline salió corriendo en busca de refugio, sin darse cuenta resbaló y se calló, raspandose una rodilla, está comenzó a llorar un tanto por el ardor de la rodilla y otra por su cruel destino.

A lo lejos, adentro de un deportivo negro un hombre la miraba divertido por la escena, salió de este sacando un paraguas negro y camino hasta quedar enfrente de ella, el la cubrió con el paraguas y le extendió la mano.

Ella al darse cuenta de la mano que tenía enfrente alzó la vista y vio a un apuesto chico de cabello oscuro como la noche, piel pálida, ojos azules tan azules como el profundo mar, ella se perdió en su mirada la cuál hizo que su corazón se acelera y sus mejillas enrojecierán, aquel chico la ayudaba sin conocerla, a sus ojos parecía un ángel caído del cielo.

-¿Te duele mucho? -pregunto el amable extraño, mostrándole una hermosa sonrisa, que solo hizo que su corazón se le acelerara más de lo que ya estaba.

-Si gracias -respondió ella agachando un poco la vista.

El tomo su mano y se paró, ella lo miro y cuando estubo apunto de protestar, el hablo.

-Quedarse debajo de la lluvia, en medio del parque no es buena idea......al menos que quieras estar en los encabezados de cada noticia mañana a primera hora, señorita si me lo permite me gustaría llevarla a casa.

Ella solo asintió, dejandose llevar por el joven, el le abrió la puerta del copiloto y ella entró, cuando el chico subió se quitó el saco el cual estaba seco, y se lo entrego, ella solo lo vio algo sorprendida.

-Toma, estás empapada has los huesos te podrías resfriar, y con esa complexión tan delgada no dudaría en qué un resfriado te mandaría al hospital. -le dijo el chico algo divertido.

Ella se sonrojo y murmuro un -Gracias- tomo el saco y se lo puso, tanta amabilidad y caballerosidad la estaban dejando muy extrañada, no estaba acostumbrada a tanta atención.

El empezó a conducir, ella se asusto pues no le había dado dirección, empezaron a alejarse y alejarse, Madeline sintió que los colores se le iban, lo sabía tanta amabilidad no era posible, iba a ser secuestrada y saber que le iban a hacer.

De repente el carro se detuvo, el chico bajo poniéndole seguro a la puerta, ella lo vio sin decir nada, minutos después su puerta se abrió ella volteo a verlo el tomo su pierna.

-No te muevas, si lo haces te dolerá. -le dijo el joven

Ella entonces sintió un líquido frío en su rodilla, le ardía mucho, su boca hizo una mueca involuntaria, el la vio y una sonrisa se escapó de su boca.

-Lo siento -dijo el con una preocupación notoria- trato de ser cuidadoso pero no soy muy bueno en ello.

-No importa.....gracias, eres realmente muy amable, apenas me conoces y ya me has ayudado mucho gracias.

El la miro detenidamente, sus miradas se cruzaron haciendo una batallas entre ellas, se perdió en esos grandes ojos color avellana, empezó a sentir calor, quería besarla, deseaba hacerlo, pero eso no era debido, agacho la cabeza y luego un -¡Auch!- se escuchó, rompiendo el ambiente.

-Lo siento, no fue mi intención ser tan tosco.

-N-no te preocupes -dijo ella tartamudeando- No es como que me hayas lastimado, solo fue una curita en mi rodilla, gracias.

El se subió al carro y empezó a conducir, el camino fue silencioso pero no sé aquellos que incomodaba, era todo lo contrario era un silencio tranquilo de aquellos que quieres que duren por siempre.

Cuando ella se dió cuenta estaban afuera de la mansión Nian.

-Llegamos -dijo el chico con una sonrisa-

-Gracias -volteo a verlo ella mientras le sonreía, el la quedó mirando, sintió como su corazón se acelero, y acarició su suave cabellera negra.

Ella bajo y se dió la vuelta, entonces se atrevio

-¿Cómo te llamas?

El la miro sonriendo y con una voz grave le contesto:

-Te lo diré la próxima vez que nos veamos, adiós Madeline.

Ella se sorprendió con lo último, pues nunca le dijo su nombre, decidió entrar a la mansión sin que su padre se diera cuenta, subió las escaleras y camino por los pasillos hasta llegar a su habitación.

Al entrar se acostó en su cama, se sintió ilusionada cuando se dió cuenta que se quedó con su saco, pero la alegría no le duró mucho, cuando la realidad la golpeó como un balde de agua fría, estaba comprometida, en eso llegó su padre.

-¿En dónde estabas? -grito furioso.

-Fui a dar un paseó.

-Ya no importa, preparate está noche saldremos a cenar con los Gu

-Si padre.

La noche era oscura fría, el camino a la casa de los Gu era largo, silencioso e incómodo.

Madeline no decía palabras, solo miraba por la ventana, su padre por el contrario hiba hablando con una de sus muchas mujeres.

Cuando llegaron los ojos de Madeline se abrieron grande como platos, eso no era una mansión parecía un castillo sacado de cuentos de hadas, su jardín era inmenso simplemente precioso, su padre la observó con una sonrisa, por fin ellos miraban lo mismo.

-Es hermoso ¿verdad? -rompió el silencio el Viejo señor Nian- ahora que te cases con el joven heredero Gu todo esto será tuyo, esto y más.

Madeline solo volteo a ver a su padre y soltó un leve suspiro y por fin le respondió.

-Solo miraba el jardín, me parece sumamente lindo.

-Hmp, si lo que te gusta es el jardín de enfrente el de atrás te fascinara -Madeline lo miraba con duda, su padre se dió cuenta y con algo de fastidio respondió- Sabes el jardín de adentro tiene un laberinto.

Madeline lo miro sorprendida -¿Un laberinto?

-Si, ahora baja que esperan por nosotros y ni se te ocurra cometer un error.

-Si padre.

Mientras tanto en la mansión Gu, la ama de llaves llegaba adentro.

-Señor Gu, el anciano Señor Nian y la joven señorita ya están aquí.

-¡Que esperas! Pásalos -Grito el anciano algo molesto- Inutil, ¿Acaso no se da cuenta que está tratando con la próxima Señora Gu

-Abuelo no te alteres, te podría hacer daño.

-¿Que no me altere? Viene y me dice que ya llegaron cuando tendría que haberlos recibido y traído, ¿Que van a pensar de mi después? ¿Que soy un mal anfitrion? -El chico solo suspiro y alzo la vista para ver la llegada de su prometida.

El joven Gu abrió sus ojos como platos, al ver a Madeline, se miraba preciosa, con su larga y risada cabellera oscura suelta, sus grandes pestañas quedaban muy bien con esos grandes expresivos ojos color avellana, sus labios rojos naturalmente, su piel blanca como la leche y esas mejillas rosadas cómo dos melocotones, y ese vestido corte de princesa color rosa palo, le contorneaba muy bien esa diminuta cintura que tenía.

Cuando Madeline lo vio se quedó sorprendida ese era, el la vio y sonrió de lado.

-Buenas noches bella dama-le dijo besando su mano- Mi nombre es León Gu es un placer volver a encontrarnos o no Madeline Nian.

-Tu ¿Sabías quién era yo cuando nos conocimos?

El rio de lado -Por supuesto que sabía quién era mi prometida, pero te puedo asegurar que nuestro encuentro fue una casualidad del destino.

Madeline no podía creer lo afortunada que era, casarse con el hombre del que se enamoro, ella sonrió y lo volteo a ver.

-¿Entonces vamos adentro?

-Seria un placer, está noche se anunciará en la cena de hoy, oficialmente nuestro compromiso.

-Si ya se.

Madeline y León caminaron tomados de la mano hasta adentro para ir con los demás invitados.

Madeline camino con una sonrisa y una mirada de ilusión-"Su suerte estaba por cambiar"-pensó ingenuamente, si solo supiera que su infierno apenas iniciaba.

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