11

Una taza salió volando e impactó contra la pared. Una joven de ojos claros se encontraba molesta.

- Esa maldita, ¿cuándo desaparecerá? - gritó frustrada la chica mientras arrugaba el periódico de esa mañana - así que por ella me abandonaste, León Gu.

- Querida, vamos, no te enojes, te van a salir arrugas - dijo un chico semidesnudo mientras la abrazaba - yo estoy seguro de que tú puedes con ella.

- ¿Que no me enoje? Le di mi cuerpo a ese idiota y no la pudo matar, lo único que consiguió es que León se acercara más a ella mientras busca al causante del tiroteo.

- Sí, pero tú eres Melanie Cia, la mujer que más ama a León Gu en toda su vida. Ahora ven conmigo a la cama.

Madeline acababa de despertar y vio en su mano izquierda aquel anillo de bodas en su dedo anular. Estuvo a punto de quitárselo cuando una voz fría y gruesa la hizo estremecer.

- No te atrevas a quitarte ese anillo en toda tu vida, ¿oíste bien, Madeline Gu?

Madeleine miró al chico cansada de pelear, así que solo asintió. León sonrió de lado, orgulloso porque Madeline era más sumisa que antes.

- Esa noche alístate, el abuelo organizó una fiesta y tenemos que estar ahí - la chica asintió otra vez. León se sintió irritado porque ella no le respondía, pero solo se dio la media vuelta y antes de salir le dijo - y recuerda, ponte algo decente, no quiero que cualquiera vea el cuerpo de mi esposa - diciendo esto, por fin, salió dando un portazo.

Madeline intentaba animarse a sí misma: "ánimo, Madeline, solo faltan 8 meses para que este infierno acabe".

Soltó un suspiro, se levantó de la cama, envolviéndose con una toalla, caminó hasta el baño y se sumergió en la tina metiendo su cabeza por completo.

Madeline estaba tan relajada hasta que una llamada la despertó.

- Buenos días, ¿quién...? - Madeline ya no pudo continuar hablando porque una chillona y escandalosa voz la interrumpió.

- Maddie, cariño, ¿estás bien? - Madeline tuvo que alejar un poco el teléfono por los gritos de Isabella, la cual estaba muerta de preocupación.

-Yo.

-¿Te hizo algo?

-Es...

-Sabes que voy para allá.

Isabella colgó el teléfono dejando a Madeline con las palabras en la boca. Madeline suspiró y terminó de bañarse. Sonrió alegremente pensando que ahora tenía una amiga en quien confiar, pero no estaba segura si le podía contar todo lo ocurrido, desde los maltratos psicológicos hasta los físicos, incluidas las violaciones.

Después de media hora, un descapotable rojo se acercó a la entrada. El ruido de una bocina llamó la atención de todos los trabajadores. Todos miraban a la causante de tanto alboroto con mala cara, mientras murmuraban sobre ella.

-¿Quién es esa mujer tan vulgar?

-No sé, pero se nota que no tiene modales.

-Está fuera de clase y ética.

Madeline venía bajando las escaleras cuando escuchó los murmullos de aquellas mujeres. Se enojó, pues no dejaría que nadie hablase mal de su amiga.

-¿En serio? Yo creo que es mejor comportarse sin clase o ética que hablar a las espaldas de los demás.

Las mujeres voltearon a verla, asustándose de inmediato. Madeline, aquella señora que siempre les dedicaba una mirada tierna llena de amor y ternura, ahora las miraba con una mirada asesina y fulminante.

-Señora Gu, lo sentimos mucho. No fue nuestra intención -dijeron las tres al unísono. Madeline sintió asco.

-No me importa. Están despedidas -dijo dándose la vuelta-. Señor Andrew, por favor, acompáñelas a la salida.

Andrew asintió dándose la vuelta, sacando a las tres mujeres, las cuales estaban envueltas en lágrimas.

Madeline se sintió mal, pero no dejaría que hablaran así de Isabella.

Una rubia cabellera bajó del convertible, quitándose las gafas. Se paró con una pose imponente, buscó con la mirada a Madeline hasta que la encontró saliendo de la mansión. Isabella corrió a abrazarla. Madeline la miró sorprendida, preguntándose ¿cómo es que corre con esos tacones?

-Maddie, ¿cómo estás?

-Estoy bien, gracias.

Ambas chicas entraron adentro, dirigiéndose hasta el jardín para desayunar.

-Madeline -dijo Isabella, tomando su mano-, dime la verdad, ¿el señor Gu te maltrata? -Madeline apartó la mirada.

-No, Isabella -respondió con una sonrisa. La mirada de Isabella se oscureció, apretó la mano de Madeline y ésta se sorprendió.

-¿No confías en mí? -dijo, soltando su mano y comenzó a llorar. Madeline la miró con sorpresa.

-Isabella, me encantaría contarte, pero tengo miedo de que algo te pueda pasar.

-No me importa, Maddie. Yo te quiero mucho, soy tu amiga. Enfrentemos esto juntas.

Madeline se conmovió y comenzó a llorar mientras Isabella la abrazaba. Era la primera vez que alguien se preocupaba por ella desde la muerte de su madre. Madeline se sintió protegida.

Madeline comenzó a contarle todo, desde su primer encuentro hasta el engaño de León, sus abusos y violaciones. Isabella se aterró con cada palabra que salía de la boca de la chica. Abrazó con fuerza a Madeline mientras le acariciaba la cabeza.

-¡El señor Gu es una basura despreciable! -gritó la chica molesta.

-Isabella, no digas eso.

-Es la verdad, Madeline. Es una basura, maldito hombre sin corazón.

-Lo sé, pero estamos en su casa rodeadas de sirvientes que trabajan para él.

Isabella se dio cuenta de la idiotez que cometió, se puso roja como un tomate y bajó la cabeza. Madeline, quien la miraba atenta, se rió.

-Gracias, Isabella. Eres la primera persona que me pregunta cómo estoy. También eres la primera que me da su apoyo incondicional.

Isabella la abrazó mientras sollozaba.

-Madeline, vamos a vengarnos del señor Gu. -Madeline la miró sorprendida. En definitiva, Isabella estaba loca.

-Imposible. Él gobierna parte del mundo.

-No, no estoy tan loca para vengarnos de una forma tan literal. Yo hablo de gastarnos su dinero. Hoy tienes una cena, por lo que hay que arreglarte debidamente. Por lo que opino que hay que acabar con su tarjeta negra.

Madeline la miró con una sonrisa.

-Eso suena genial. Hay que armar un golpe de estado a su cuenta financiera.

Ambas chicas se rieron malévolamente mientras se iban de compras con la tarjeta de León Gu.

-Isabella, ¿qué te parece ir al spa?

-Me encanta.

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