Hay un motivo

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Sexta entrada al blog: lograr que se acostumbre a mí.

Después del día del café no encontraba una justificación adecuada para verla, tardamos dos semanas hasta que nos volvimos a juntar todos, como siempre tenía la camioneta de papá y me encargaría de repartir a todos, pero esa noche comenzó a lloviznar, los chicos que normalmente iban en la carrocería tenían que ir dentro de la doble cabina.

-          Chicas… suban todas adelante… - dijo mi mejor amigo – se amontonan como puedan…

Subí en la posición del conductor y esperé a que fueran llegando, Roció llegó pero no subía, estaba esperando que alguna de las otras chicas lo hiciera primero para no estar al lado mío…

-          Subí polaca – le dije despreocupadamente – te estas mojando

-          Estoy esperando a las chicas… - dijo sonrojada

-          Ya van a venir… - no pude evitar sonreírle con complicidad – no te voy a hacer nada…

En eso mi amigo, nunca supe si se había dado cuenta o fue mera casualidad la empujó suavemente para que subiera de una vez y ella subió, se sentó cerca pero sin rozarme en absoluto, cuando las chicas empezaron a subir eran 5 más aparte de ella, así que empezaron a decirle “córrete más…” y ella no pudo evitar tener que tocarme.

Me corrí al máximo contra la puerta… ella me miró sorprendida

-          Vas a tener que ayudarme a manejar… - le dije mientras que alternaba la mirada entre sus ojos y su boca, estaba asustada… yo la asustaba.

-          No sé hacerlo – dijo angustiada – debería cambiar el lugar…

-          No hace falta – la interrumpí rápidamente – solo vas a mover la palanca de cambio cuando yo te lo diga…

-          No sé los cambios… - seguía resistiéndose.

Tome su mano y la coloqué sobre la palanca de cambio, le mostré las posiciones…

-          Primera para arriba… - comencé a decirlo muy cerca de su oído – segunda para abajo… - yo era grande y con el brazo le rozaba sin querer – tercera corres levemente a la derecha y para arriba… ¿lo sientes…? – dije y vi como se ruborizaba – cuarta derecho para abajo… ahora hazlo tú…

No quite la mano de la suya con la excusa de saber si los hacia correctamente

-          Excelente… - dije nuevamente sobre su oído – ya lo tienes… - ella me miró y sonrió nerviosa… - no voy a ir rápido…

Entonces me corrí hacia atrás y puse mi brazo derecho en el respaldo para no tocarla, manejaría solo con la izquierda, lo único que manteníamos en contacto era la zona del muslo que era imposible no tocarnos.

Mi ligero alejamiento pareció relajarla, porque me miró y sonrió nuevamente

-          ¿Estas cómodo…? – su voz sonaba como la de una chiquilla, yo solo asentí… - ve diciéndome lo que tengo que hacer…

Ya íbamos recorriendo varios kilómetros de total sincronía entre los dos, me tentaban las ganas de tocarla…

-          Toma el volante con ambas manos… - lo dije y ella automáticamente mi miró con esos grandes ojos verdes asustada – te voy a enseñar a llevar la dirección… otro día te voy a enseñar a manejar… - como ella solo negaba con su cabeza amagué con soltar el volante y entonces ella se animó – mantente firme y solo continúa la forma del camino.

Primero se tensionó, pero cuando vio que lo podía hacer, poco a poco fue relajándose y una hermosa sonrisa comenzó a aparecer en su rostro, estaba tan concentrada en el camino que no se dio cuenta que había corrido más mi pierna hacia la suya… Si me hubiera dicho algo tenía pensado decirle que era para poder acceder mejor al freno… de todas maneras ella no sabía conducir…

Paramos en un semáforo y ella se volteó a verme… el grupo gritaba tanto que era casi imposible escucharla si me hubiera hablado, pero ella no dijo nada… le sonreí con ternura, tenía mi cabeza apoyada en la mano de mi brazo que estaba en la ventanilla, mi otro brazo estaba lejos de ella, mis brazos abiertos ensanchaban mi pecho y mi respiración se estaba agitando sin siquiera darme cuenta, ella miró por unos segundos mi pecho que se movía con la respiración, tenía una remera adherida a mi torso, luego puedo jurar que miró mi boca por otro segundo y en seguida me miró a los ojos y me regaló la más linda de sus sonrisas, ese tipo de sonrisas que acompañan a los ojos, los que después en el transcurso de nuestra relación, pude ver muchas veces… el tipo de sonrisa que solo me daba a mí el tiempo que estuvo conmigo…

Esa vez me di por satisfecho, le miré la boca y luego volví a sus ojos, de reojo vi el semáforo en verde y le hice señas que mirara al frente…

-          Primera… - le dije y mi voz salió más ronca de lo que me esperaba

Ella miraba concentrada el camino, yo la miraba más a ella que al camino, cuando llegamos al primer destino bajaron varios y ella comenzó a correrse

-          Puedes seguir guiando… - dije porque no quería que se corriera de mi lado – lo hiciste muy bien…

-          Mejor no… - fue su respuesta mientras se acomodaba a pocos centímetros pero ya lo suficientemente lejos como para que no la pudiera volver a tocar ni accidentalmente.

La miré de reojo el resto del viaje, ella no volvió a mirarme hasta que me detuve frente a su casa. Entonces ella se giró antes de salir de la cabina y me dijo “Muchas gracias Juan… me gustó mucho”, yo no le respondí, me acomodé en el asiento porque la erección que me produjo era fácilmente notable y no quería que mis amigos se dieran cuenta.

Me mantuve callado el resto del viaje, estaba visiblemente molesto, mi entrepierna me molestaba, los gritos de mis amigos me molestaban, el tránsito a ratos congestionado me molestaba… en realidad me molestaba que ella se había bajado antes que los demás… pero no podía dejarla a ella por ultimo porque sería muy notoria mi intención.

¿Y cuál era mi intención…? a corto plazo besarla… a largo plazo no lo sabía…de ultima dependería de la química del beso.

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Publicó la entrada y quedó mirando el parpadeo de la pantalla, recordar tantos detalles le había sorprendido sin embargo trató de evitar seguir pensando así que apagó el ordenador.

Miró su reloj, ya pronto iba a ser hora de ir a buscar a Vanina, no quería que manejara con su embarazo tan avanzado y la llevaba y buscaba de todos lados.

Se sentía mal por estar pensando en Romina todo el tiempo y hasta ahora no le veía mucho el sentido de obligarlo a hacerlo, así que redoblaba sus atenciones con su esposa, era más atento, más cariñoso, la esperaba con flores, con su comida preferida, con algo para él bebé… no es que nunca lo hubiera hecho, simplemente ahora lo hacía con más frecuencia.

Cuando la vio salir del edificio y acercarse a su auto le sonrió con cariño.

-          Hola amor… - dijo Vanina - ¿Cómo sigue tu terapia?

-          No le veo el sentido aun… - dijo sonriendo y se giró hacia el asiento trasero para pasarle unas flores que le había comprado

-          Pues yo si veo los cambios – dijo Vanina riendo – no sé lo que está haciendo el psicólogo pero me encanta el resultado…

-          Como si fuera la primera vez que te doy flores… - dijo un poco enojado

-          Me las has dado antes – dijo mientras le acariciaba y le daba un breve beso – pero no sin un motivo…

-          Hay un motivo… - le dijo mientras ponía su mano en el abultado abdomen – estas embarazada…

-          AYYYY – dijo Vanina eufórica – te amooooo…. adoro como te comportas conmigo

Le tomó el rostro con ambas manos y lo besó apasionadamente, Julián correspondió al beso aunque no pudo evitar pensar en Romina, la vez que le había dicho que su sangrado menstrual estaba retrasado. Había despotricado, la había culpado y como ella no le respondía lentamente se fue tranquilizando, “mañana iremos al médico y lo solucionaremos…”

El cargo de conciencia se hizo presente, pero comenzó a hablarse a sí mismo: eran muy jóvenes… no podían ser padres… mientras se convencía que había sido lo mejor, no pudo evitar comparar como había tratado a la mujer que en aquel entonces supuestamente amaba. Ni siquiera la había abrazado o contenido de alguna manera.

“Supuestamente amaba”, resonaba su propia frase en cada espacio de su pecho y dolía de una manera indescriptible.

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