Cada vez menos

(Continuación de la quinta entrada del blog)

Me senté en una mesa en el medio del local, para que no le quedara dudas que tenía buenas intenciones, pedí los cafés y vi cómo se iba un poco cohibida todavía.

Cuando regresó me sonrió con timidez y como justo el mozo estaba sirviéndonos no dijimos nada más. Cuando el mozo se retiró, los dos quedamos en silencio, era raro pero no sabía que decir. Ella se puso el azúcar y comenzó a revolver el café más de lo necesario, no me miraba y se notaba muy nerviosa.

-          ¿Se te pasó el frio…? – dije por decir algo

-          Si… - recién entonces me miró - ¿querés que te la devuelva…?

Yo le negué rápidamente con las manos. No recuerdo bien de que comenzamos a charlar, pero de pronto no podíamos parar de hacerlo, incluso hablamos de mi compañero que le gustaba y del motivo para separarme de Laura. Le dije la verdad que los directivos del club dijeron que ella tenía que estar con mi amigo y ella me miró sorprendida pero no dijo nada y no pude evitar sentirme mal por como sonaba mi confesión.

-          ¿Qué te gusta de mi compañero si se puede saber? –lo dije de golpe, sin pensarlo en realidad

-          Todo… - dijo riendo – me gusta físicamente, me gusta charlar con él, me gusta bailar con él, hasta fumar se volvió…

-          ¡Que vicio asqueroso! – dije más que nada para interrumpir su descripción – queda horrible una mujer fumando…

-          Que quisquilloso que resultaste ser – reía con tantas ganas que no podía dejar de mirarla.

-          ¿Y pasó algo que de pronto se terminó el romance…?

-          No pasó nada, solo dejó de hablarme… - dijo mientras bajaba la cabeza algo avergonzada – en realidad yo no le gustaba, solo me siguió la corriente porque yo lo acosé borracha

-          Recuerdo ese día… - dije mientras le sonreía – fue todo un espectáculo…

-          No recuerdo nada… - estaba completamente ruborizada – me desperté y no sabía que había pasado… menos mal que estaba con las chicas en la habitación…

-          ¿Hubieras tenido sexo si estabas sola…? – pregunté aguantándome la respiración a la espera de su respuesta.

-          No lo hubiera hecho conscientemente – dijo en un susurro – yo estaba completamente borracha, se hubiera aprovechado de la situación.

-          ¿Y no era que era tan perfecto…? – pregunté sorprendido – ¿Por qué no tendrías sexo con él? – no me contestó… y vi como se sonrojaba otra vez – en su defensa tengo que decirte que él también estaba borracho ese día… además le pregunté por qué no había seguido el romance – ella me miró directo a los ojos – me dijo que él tenía novia y que no eras una chica para tenerte de segunda…

-          Yo hubiera aceptado ser segunda… tercera… - dijo riéndose

Esa frase me destrozó, y me persiguió como un fantasma todo el tiempo de nuestra relación.

-          ¿Cómo vas a decir eso? – me enojé

-          ¿Por qué no?

-          Tenés que quererte un poco más… - le dije mientras me recostaba en el respaldo y para que se relajara agregue riendo – tomas un espejo y te miras y te decís “te amo” y te das un beso.

-          ¿Eso haces vos? – reía cuando me vio asentir y luego quedó pensativa otra vez – es feo no recordar lo que hiciste o lo que pasó…

-          ¿Crees que pasó algo?

-          Sé que no pasó nada importante… - volvió a avergonzarse – de última algún manoseo… nada más…

-          ¿Y cómo estás tan segura? – me reía más por celos de imaginármela con él que por ser graciosa la situación

-          Porque nunca tuve sexo y dicen que duele – lo dijo como para convencerme que no me burlara de ella.

Escuche su confesión, pero mi cerebro se negaba a actuar con rapidez y seguía riéndome sin saber de qué

-          Aunque no me creas… - comenzó a decir

-          Por supuesto que te creo… - le interrumpí sin dejar de reírme – en realidad no me sorprende…

-          ¿Y por qué te seguís burlando…? – preguntó cabizbaja

-          No me estoy burlando – dije mientras le levanté la cara para que me viera – estoy nervioso porque nunca me imaginé estar hablando de sexo contigo… - y agregué mientras llamaba al mozo - ¿volvemos con el resto?

Habíamos tardado más de 1 hora, fue imposible tratar de explicar que tuvimos que ir a una cafetería y que estuvimos sentados tomando un café inocentemente. Los comentarios, las señas, los codazos no fueron nada disimulados y aunque Roció se aguantó cada broma, yo no pude dejar de sentirme mal por ella

Cuando la llevamos a su casa, le dije antes que se bajara “lamento todas las bromas” y ella solo me sonrió y dijo “Chau chicos…”

Esperé que entrara a su casa y cuando puse el auto en movimiento no me importó que todavía había chicas, les solté una ristra de malas palabras que se me venían a la mente… termine diciéndoles

-          Parece que no conocieran a la Polaca… ella no anda con sus amigos

-          Que yo sepa tú precisamente no eres su amigo… - sonó una voz femenina pero no recuerdo de quien era

Me enojé con ellos por varios días, pero los necesitaba para volver a acercarme a ella… tenían razón “Yo precisamente no era su amigo.”

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Terminó de escribir y quedó pensando en la conversación que había tenido con Vanina y se le mezclaba con los recuerdos que tenia de Romina, ahora era sensible y considerado, pero no siempre fue así, hasta puso en duda si sus recuerdos no estaban influenciados con el rencor que acumulaba de años.

“Si me querés me vas a aceptar” le había dicho, “Si me hubieras querido no me hubieras hecho esto” le había respondido ella… Condiciones y más condiciones entre los dos, para los dos el otro no había querido lo suficiente. Él estaba seguro de haberla amado y había buscado en ella apoyo, sin embargo esa noche mientras él desnudaba su alma, ella solo hacia preguntas intranscendentes, preguntas que desvirtuaban todo lo que le estaba diciendo y que no podía responder abiertamente.

Había necesitado que ella lo abrazara y que le dijera que todo estaba bien, que lo entendía pero mientras él se mostraba vulnerable como nunca, ella escuchaba sin despegar los ojos de sus pies… solo levantaba la vista para hacerles esas preguntas sin sentido.

No entendía… aunque ella repitió varias veces “Te entiendo…” en realidad no lo hizo… y siguió sin hacerlo las dos veces que volvieron a verse…

Ella ni se había preocupado en ser cortes esa noche, simplemente le dijo que no lo aceptaba… tampoco lo había sido cuando él volvió a la semana para ver si había recapacitado y le había dicho que no tenía nada que recapacitar.

La última vez que la vio, habían hablado como si solo fueran conocidos, ya ella no tenía ni vestigios del amor que había dicho que le tenía… solo le preocupaba que él no tuviera contacto con su familia. Cada fin de año durante 3 años, a pesar que ella le había pedido que no contactara a su familia, había ido a la casa de su hermana a “saludar” por las fiestas, sin embargo nunca habían coincidido, para la última vez que fue a saludar, ella ya estaba casada.

Por alguna extraña morbosidad se había imaginado que cuando ella lo volviera a ver se daría cuenta que había tomado la decisión equivocada. El destino o la mala suerte se había encargado de no cruzarlos nuevamente.  Lo más difícil de esos tres años, fue su propia madre que seguía insistiendo en que la buscara, pero la última vez que discutieron por ese motivo, él le había dicho “Tu Rominita se casó… no me molestes más con ella…”

Después de eso, simplemente comenzó a volver a la ciudad cada vez menos.

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