Cuando la puerta de la oficina volvió a abrirse, un hombre de cabello castaño y ojos marrones entró. Su parecido con Anabel era casi nulo, por lo que era algo dudoso que realmente fuese el padre de esta, aunque este estaba enojado y su rostro lo mostraba. Damián mostraba un rostro bastante intimidante. Era extraño que aquel hombre apareciera de manera tan repentina. ¿Qué tipo de padre no aparecía en la boda de su propia hija y daba la cara casi dos meses después?
-¿Qué puedo ofrecerle? -Dijo Damián con una voz profunda- Es una sorpresa poder conocerlo al fin.
-Se nota que eres bastante arrogante. Por mi parte, puedo decirte que me desagrada verte. No soy hipócrita y tampoco me importa tu dinero -Dijo Andrew de forma tajante-. Vengo por mi hija. Llego de un largo viaje y descubro que mi hija está casada. ¡Simplemente ridículo! Quiero que se divorcien. Ella no necesita una compensación, solo debes dejarla libre.
Damián miró con sarcasmo a Andrew y no pudo evitar reír entre dientes. Aquel hombre apareció frente a él solo para decir tonterías.
-Eres gracioso, pero primero que nada, querido suegro, lo correcto es presentarse -Dijo Damián resaltando la ironía y el sarcasmo en su voz-. Mi nombre es Damián Laurent y soy su yerno quiera o no -Dijo con una voz más amenazante y el ceño fruncido-. Debemos llevarnos bien. Como usted mismo dijo, soy muy arrogante. Es inútil que venga por su hija. Estamos bajo un contrato. Si ella se divorcia de mí, ustedes me deberán dinero y parte de la empresa de Marcos, por lo que le recomiendo ser más amable.
-¡Mi hija no es un objeto! Ella necesita cuidados especiales y adecuados. Dudo que puedas dárselos. Ella necesita volver conmigo. Existen cientos de mujeres. No necesitas a mi hija para fingir un falso matrimonio. Cualquier mujer con más estatus te será más útil.
-Creo que no fui claro, su hija me pertenece. Ella es mayor de edad y firmó un contrato. No me importa qué tipo de cuidados necesite. Ella no se irá de mi lado. Usted es un terrible padre. No sé con qué cara viene. Su hija se casó hace casi dos meses y usted no sabía. Tiene un poco de razón, cualquier mujer con mejor estatus sirve más que su hija, pero el encanto de su hija es algo que no está en cualquier lugar. Es una criatura preciosa. -Sonrió de forma cínica-. Es una joya que puedo presumir en cualquier lugar. En otras palabras, ella es mejor que cualquier trofeo. Es agradable tener un objeto de belleza tan... digamos singular.
Andrew cerró sus puños lleno de rabia. Aquel hombre frente a él era una escoria. Su hija no estaba en buenas manos y él no podía ayudarla. Andrew estaba cansado. Solo quería que su hija estuviera bien, pero de repente su hija se volvió un objeto cambiable.
-Soy un terrible padre... no puedo negarlo. Abandoné a mi hija en muchas ocasiones, pero he dedicado mis años de vida para darle una buena vida. Mi hija es mucho más humana que yo, no merece nada de esto. Eres una basura, no quieres a mi hija, pero tampoco quieres dejarla libre. ¿Qué ganas con esto? Juro que algún día te arrepentirás. Mi hija se alejará de ti y yo me encargaré de eso.
-Inténtalo. De todos modos, ella es mía, al menos por dos años o más. Si ya no tienes nada más que decir, te recomiendo irte a menos que desees ser echado. Por cierto, no tienes permitido buscar a Anabel, al menos no en mi casa.
Damián sonrió sintiéndose victorioso. Nadie le quitaría a Anabel. No le interesaba su padre, ni siquiera sabía el nombre de ese tipo. Él desapareció sin más. ¿Por qué debía devolverle a su nueva joya? A ojos de Damián, Anabel era encantadora. Siempre deseaba mirarla. Después de ser consciente de eso, ella le pertenecería hasta que se cansara ella, y eso no sería pronto.
-Veré a mi hija, quieras o no. Ella me necesita. A ti no te necesita. Terminarás matándola sin saber la razón.
-Ya estás diciendo locuras. Vete antes de que te eche. Anabel no morirá en mis manos. ¿Por qué lo haría?
Andrew lo notó rápido. Damián no sabía nada sobre la enfermedad de su hija. Eso quería decir que Anabel tenía casi o más de dos meses sin ir a sus citas médicas. Al pensar en esa posibilidad, las piernas de Andrew fallaron y se dejó caer al suelo.
-Debo ver a mi hija. ¡Deja que la vea! ¡No lo entiendes!
Damián observó con fastidio a Andrew. Estaba actuando como un demente de forma repentina. Al estar totalmente harto de Andrew, este se levantó y sujetó con fuerza a Andrew del cuello parte de su camisa. Con fuerza bruta, comenzó a sacar a Andrew de su oficina.
-¡Suéltame! ¡Debes escucharme primero! -exclamó Andrew.
-¡Cállate, viejo loco! -respondió Damián.
Al ver el estado de Andrew, Damián suspiró con pesadez y lo sujetó todavía con más fuerza. Andrew forcejeaba y gritaba repetidas veces que parara, quería ser escuchado, pero Damián lo trató con frialdad. No quería escucharlo, simplemente lo echó a la calle. Al estar a las afueras del edificio, Damián lanzó con fuerza a Andrew. Este se estrelló contra el pavimento. Al ver hacia Damián, solo recibió una mirada llena de desprecio. No, era una mirada amenazante. Damián lo estaba amenazando con la mirada.
-Te recomiendo no volver aquí -dijo con una voz suave y profunda, aunque era fácil captar la agresividad de sus palabras-. Si intentas entrar otra vez, no seré suave. Te patearé hasta que no puedas hablar o caminar. ¿Entendiste?
Andrew sentía una punzada en su cabeza. Se sentía aturdido. Le dolía el cuerpo y apenas podía moverse. Damián lo lanzó con demasiada fuerza. ¿Siquiera era humano?
Al no obtener respuesta, Damián sonrió amargamente y regresó al interior del edificio. Apenas Andrew pudo caer en la realidad otra vez, las lágrimas comenzaron a brotar sin remedio alguno. Era un inútil y su hija lo odiaba. Lo había llamado todo el día, pero su hija jamás contestó. Nadie quería ayudarlo. Él solo fue a trabajar para pagar los controles de su hija. Cada centavo que ganó en esos meses se los envió a su hermana para el cuidado de su hija. Siempre hacía eso, pero en esa ocasión fue engañado, robado por su hermana. También se le arrebató su única razón de vivir. ¿Por qué la vida lo odiaba tanto? Él solo quería escuchar aquella dulce voz y abrazarla, pero su hija lo había bloqueado de sus contactos. Él solo era un perro miserable.
No podía culpar a su hija. ¿Por qué querría hablarle en primer lugar? Él le dio dinero, pero jamás estuvo presente. Hacía años que no la abrazaba y le decía que todo estaría bien. Todo lo que le estaba pasando era simplemente su culpa.
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Una lectora comentó que Damián se parecía a León (protagonista de otra novela que escribí), pero no, ellos no se parecen. Damián es una peor persona que León, ya que no sabe amar y reprime sus sentimientos. Cuando ama, es bueno, pero en general es una persona terrible que no siente compasión por nadie. León, por otro lado, sí sentía empatía. Como notarán, Damián en lo que va de la novela jamás ha mostrado empatía por otros.
Otra cosa, no publico mucho porque estoy en la universidad y escribo en mis horas libres (casi nada, más que nada por las noches).
Esta novela será un poco diferente a lo que he escrito hasta ahora. Muchas ya odian a Damián o no confían en él, pero por ahora no lo hagan. Tampoco prometo un final tan alegre, al menos por ahora. Gracias por leer y los/las veo en los comentarios (Los leo todos, por cierto).
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Comments
Adalgiza Aguilar De Manchego
interesante
2023-11-28
2
Sisy Toledo
Autora entonces Damián es el malo de la historia????????....no es el protagonista?????????.....🤨🤨🤨🤨🤨🤨🤨
2023-10-24
0
Sisy Toledo
Exacto el único culpable.....además eres un pelotudo que la llevabas ala bueno va del León 🦁.....acaso nunca te distes cuenta que tú hermana es una malvada bruja????????...😡😡😡😡😡😡
2023-10-24
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