Capítulo 7

Una enorme y vacía casa recibió a Anabel en su noche de bodas. No habría viaje ni luna de miel, simplemente porque Damián no lo deseaba. Al entrar, Damián ni siquiera la miró o le dejó algo. El rostro de este estaba serio y totalmente desintegrado sobre cualquier cosa referente a Anabel.

Anabel se sintió un poco inquieta, pero al menos ya sabía cómo era la verdadera personalidad de Damián. No podía negar que era algo extraño y extravagante, pero prefería ser ignorada. En cualquier caso, esa situación era buena.

Aunque el desinterés no duró mucho, ya que Damián se acercó a Anabel y la miró fijamente. Anabel no podía negar que se sentía intimidada. Damián era mucho más alto que ella y su rostro serio no ayudaba mucho a la tranquilidad de Anabel.

-Quiero dejar las cosas claras -dijo Damián con una voz seria-. No quiero que te metas en mis asuntos. Usa el dinero que te daré de forma moderada, aunque realmente no me importa cómo lo uses. Dormirás en la misma habitación que yo y mucho más importante, si estás enamorada de alguien debes dejar de verlo. Eres mi esposa y debes cuidar tu imagen.

-No estoy con nadie -dijo Anabel de forma tajante-. Tampoco necesito tu dinero. Respeta mis horarios. Comenzaré a trabajar en una cafetería cercana y estudiaré de forma virtual. Odio las cosas ruidosas y si yo no puedo estar con nadie más, tú tampoco.

Damián miró ciertamente desconcertado a Anabel. Debía admitirlo, esta tenía un carácter fuerte, pero no sabía de dónde había sacado tantas agallas para hablarle de esa forma.

-No es necesario que trabajes. Te daré una tarjeta y no la rechaces. Además, por ahora, mi interés por las mujeres es un tanto bajo. Al final, no voy a obtener nada del amor. Tampoco me interesa que estudies o lo que hagas, aunque no deberías hablarme de esa forma.

-No, señor. Ambos estamos casados por un convenio. No aceptaré ser tratada como sirvienta o una estúpida. No te trataré bien mientras me trates mal. No esperes que sea sumisa. Puedo dar una buena imagen pública, pero aquí en casa seremos iguales uno ante el otro.

Damián frunció el ceño y suspiró enojado. Aquella mujer era exigente. Debería darle las gracias por haberla convertido en su esposa, no ponerle límites y reglas. Pero al parecer, esta mujer no estaba dispuesta a ser una lamebotas.

—Bien, pero no tendrás nada más. Tampoco me digas, señor, tengo veintiocho años, no soy tan viejo.

—Está bien, Damián.

La forma de hablar de Anabel hacía que Damián se irritara, pero no le daría hincapié a una pelea por tal estupidez. Decidió simplemente seguir ignorando a Anabel.

—Bien, sígueme —dijo Damián mientras caminaba hacia las escaleras—. Te mostraré la habitación en la que dormiremos.

Anabel le siguió el paso a Damián en silencio. Esta observaba curiosa la espalda del pelirrojo. Era muy claro que aquel hombre era un amargado. Su actitud resaltaba su pedante personalidad. Eso dejaba más en claro lo difícil que sería su convivencia.

—¿Debo dormir contigo? —preguntó Anabel con un tono de voz enfurruñado—. Creo que es mejor dormir en una habitación aparte.

—No, simplemente actúa como mi esposa y ya. No pienses demasiado las cosas.

Anabel suspiró y le siguió el paso a Damián. Anabel veía con cierto recelo las habitaciones que pasaban. Tantas habitaciones y ella debía compartir una con ese hombre amargado. Al llegar a la habitación, Anabel miró cada rincón de esta. Contaba con una enorme cama, pero la atención de Anabel se fue a todo lo demás. Ventanas grandes que dejaban que la luz entrara, cortinas blancas, un balcón con una puerta corrediza de cristal. Lo que más observó esta fue un sillón junto a una mesa de noche cerca de la ventana. Ese lugar era perfecto para leer.

—Con las medidas que tomaron hace días, mi madre te compró ropa. El closet está lleno de todo tipo de ropa y zapatos. Cámbiate y ven a dormir.

—Está bien.

Anabel revisó el closet y, como había dicho Damián, había mucha ropa. Esta sacó una pijama y entró en el baño. Pero entró en un segundo dilema. No encontraba una manera de quitarse el vestido. El corsé no estaba colaborando en nada.

Con mucha vergüenza, salió de la habitación y se sorprendió al ver a Damián en bata de baño. Se acercó a él de forma sigilosa y miró al suelo.

-¿Qué quieres? –preguntó Damián con indiferencia.

-Ayúdame a quitarme el vestido. No puedo quitarme el corsé. Jamás había usado uno.

Damián suspiró y se levantó. Sonrió levemente al ver que Anabel intentaba no observarlo, aunque no la vio mucho, puesto que enseguida se dispuso a quitar con delicadeza las cintas blancas y delgadas del corsé.

-Tu piel es más pálida de lo que parece –dijo Damián con una voz seria y serena–. ¿Eso es normal? Supongo que sí.

-Solo mueve rápido tus manos.

Anabel sentía escalofríos y se estremecía al sentir el tacto de las manos frías de Damián en su espalda. Era la primera vez que sentía el tacto de un hombre de forma tan íntima. Cuando Damián terminó, Anabel sujetó la parte superior del vestido tapando su cuerpo y prácticamente huyó corriendo al baño.

-¡Para la próxima, siquiera agradece! –dijo Damián para después recostarse otra vez.

Anabel decidió molestar la menor proporción de veces posibles a Damián. Ese hombre era demasiado frío y extraño. Su convivencia sería fácil si se ignoraban el uno al otro. Solo debía tolerar la presencia de Damián por tres años. Después, exigiría el divorcio.

Cuando Anabel salió del baño, ya llevaba puesto el pijama. Damián se levantó y la miró de reojo. Después, simplemente entró al baño para ducharse. Tenía un rostro enojado, pero Anabel decidió no preguntarle la razón de su enojo. Ella sabía que se había tardado demasiado en salir del baño. ¿Cómo no hacerlo? El maquillaje fue difícil de quitar y no lavó su cabello porque le dio lástima deshacer un peinado tan bonito. Además, lo mejor sería lavarlo de día.

Sin pensar más, Anabel se acostó a dormir. Sabía que el día siguiente sería largo y tedioso. Además, ella se había decidido a encontrar un trabajo. Era el momento perfecto para cambiar su forma de vivir y dejar de limitarse a sí misma por su condición.

Más populares

Comments

Sisy Toledo

Sisy Toledo

Jaja jajaja jajaja jajaja jajaja jajaja... 🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣.... cagó Damián con Anabel.

2023-10-24

2

Matty Salinas

Matty Salinas

buena historia, me gusta k empiece a defender sus derechos y no se deje pisotear más. ojalá k ya no haya tanta humillación hacia 👧 y ponga a su tía y prima en su lugar

2023-09-29

2

Aidee Leiva

Aidee Leiva

bueno espero q tenga suerte 🍀 con el esposo apresar d q es un amargado porq lo plantó la mujer d la cual está 🥰😻🥰😻🥰😻🥰

2023-09-27

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play