Capítulo 12

Anabel sostenía el brazo de Damián mientras las personas los saludaban. Al principio, no sabía lo que estaba haciendo en ese lugar, pero poco después escuchó el motivo de la fiesta. Tal parecía ser el aniversario de la empresa de Damián. Ella solo estaba presente como un simple trofeo, en otras palabras, era un accesorio.

La mirada de Anabel rondaba de un lado a otro. Era increíble que solo por estar junto a un hombre adinerado, las personas la trataban bien y le daban sonrisas falsas. Incluso había personas que eran amigos de su familia que antes la trataban mal, le lanzaban miradas despectivas y hablaban mal de ella. Esas personas eran las que más intentaban ser dulces y "amables".

-¿Por qué debía venir? -preguntó Anabel con un tono fatigado-. Es más que notorio que a nadie le importa si estoy aquí o no.

-Lo sé -dijo Damián para después soltar un suspiro extenuante-. Yo tampoco quería venir. Estas fiestas son solo para dar buena imagen. Es necesario que vengas aunque no hagas nada. Ya te había dicho que no harías absolutamente nada.

Anabel se sentía fatigada. Tal vez era su estado de ánimo, pero en los últimos días se sentía cada vez más mal y su energía se consumía cada vez más rápido.

-Aunque es un poco reconfortante saber que no soy el único que se siente torturado en este lugar -dijo Damián con una sonrisa-. Debo admitir que te ves bien.

-¿En serio? -preguntó Anabel un poco sorprendida, puesto que Damián sonreía de forma amable y su rostro estaba sumamente relajado. Jamás lo había visto ser amable genuinamente. Era la primera vez-. Bueno, tú escogiste este vestido. Creo que por eso me veo tan bien.

-Mis gustos son muy buenos -dijo este de manera burlona-. Aunque si asistieras a clases de ética, serías totalmente perfecta.

Anabel se sintió extraña al escuchar la palabra "perfecta" salir de la boca de Damián. Ella jamás llegaría a ser perfecta y lo sabía perfectamente. Aunque tampoco iba a poner mucha atención a las palabras de Damián. Este era bipolar y muy severo. No podía dejar que un par de palabras la halagaran.

-No creo que un par de clases hagan milagros -respondió ella con una sonrisa- aunque no me harían mal, paso mucho tiempo sin hacer nada.

Damián iba a responder con una sonrisa hasta que una mujer se acercó a ellos. Esta tenía una gran sonrisa en su rostro, la cual se borró a la par de la de Damián cuando cruzaron miradas.

-¡Damián! -exclamó aquella mujer con un rostro horrorizado- ¿Quién es la mujer junto a ti?

-Clarisa... no seas ruidosa -el fastidio en la voz de Damián era evidente, mucho más al ver su postura tensa, labios fruncidos y escuchar su voz llena de disgusto- esta mujer se llama Anabel y es mi esposa.

Anabel simplemente le dedicó una sonrisa amable a aquella mujer mientras le dedicaba una mirada llena de confusión. Era extraño que aquella mujer reaccionara de esa forma.

-¿Cuándo te casaste? -preguntó Clarisa con un tono lleno de angustia- ¿No amabas a Mariana? No lo entiendo... ¿Cuándo conociste a esta mujer?

Las personas alrededor comenzaron a mirar en la dirección en la que se encontraba Anabel junto a Damián, mientras Clarisa seguía alzando la voz un tanto fuera de sí.

-Será mejor que bajes la voz -exclamó Damián con una mirada sombría. Este estaba tensando la mandíbula mientras apretaba su puño, pero al parecer su enojo no afectaba en lo más mínimo a Clarisa- odio cuando actúas de esta manera.

-No has respondido mi pregunta -dijo Clarisa mientras le lanzaba una mirada llena de desdén a Anabel- solo dime.

-No tengo que decirte nada -respondió Damián firmemente- aunque no quiero que llames la atención.

Damián sujetó la muñeca de Clarisa y ambos fueron hasta el jardín para hablar sin llamar la atención. Anabel solo los vio irse. Los invitados notaron el alboroto y comenzaron a susurrar. Anabel suspiró y comenzó a caminar sin dirección. Aquella reunión había sido en la casa de los padres de Damián, el lugar donde aceptó el matrimonio. Los padres del pelirrojo parecían ser muy buenas personas. ¿Por qué él era tan amargado? Anabel hubiese deseado tener padres tan atentos. Iba casi un mes desde que se casó y su padre todavía no la había llamado ni una sola vez.

Anabel se cansó de caminar, pero los asientos libres estaban junto a personas con las que no deseaba socializar. Repentinamente, un brazo se posó alrededor de su cuello y descansó en su hombro. Anabel se exaltó y al ver al dueño del brazo, notó que era un joven de sonrisa brillante. Ella no sabía quién era aquel joven de ojos color miel y cabello café, aunque parecía ser amable o al menos bastante extrovertido.

-¡Hola!, mi nombre es Archi, soy un buen amigo de Damián -dijo este con un tono de voz afectuoso-. Escuché mucho sobre ti, eres mucho más hermosa en persona.

-Yo que tú me alejaría -exclamó Dimitri de forma seria-. Ya sabes cómo es Damián, después no te quejes -prosiguió para posteriormente mirar a Anabel con una sonrisa-. Cuñada, es un placer verte.

Anabel se sentía un tanto incómoda y aturdida, ni siquiera se sentía bien estando en ese lugar, el corsé le apretaba demasiado y apenas y podía caminar. Ella no quería hablar con nadie, pero debía ser amable, aunque Archi se veía mucho más amable que Damián.

-Dimitri, hace mucho no te veía.

-Desde el día de la boda, honestamente, quisiera visitarte, pero Damián odia las visitas.

-A él le molesta todo -dijo Archi mientras refunfuñaba-. No sé cómo es que una mujer tan bonita accedió a casarse con ese amargado.

Anabel no pudo evitar reír ante la actitud infantil de Archi, parecía un niño, aunque era más que obvio que parte de esa actitud era un poco sobreactuada. Por un momento, Anabel olvidó su incomodidad. Dimitri y Archi le hicieron compañía un largo rato. Era divertido para Anabel ver cómo estos discutían, además de que notó que Archi era bastante tonto y, según las palabras de Dimitri, un don Juan. Incluso le ofrecieron de beber a Anabel, cosa a la que se negó rotundamente.

La tranquilidad duró hasta que Damián se acercó a ellos con un rostro de pocos amigos. Archi se alejó bastante de Anabel y Dimitri simplemente se mantuvo callado en su lugar.

-¿Qué hacen con Anabel?

- Charlábamos un rato - Respondió Archi con una sonrisa burlesca. - Es muy carismática.

- ¿Ella? - Exclamó Damián con un tono un tanto insípido. - Apenas sonríe.

- Bien, nos vemos después, hermano. Para la próxima, no dejes a tu acompañante sola por tanto tiempo.

Tras esas palabras, Dimitri se llevó a rastras a Archi. Damián miró fijamente a Anabel, como si deseara decir algo. Sin embargo, mantuvo sus labios cerrados y miró en otra dirección. Tal acción llamó la atención de Anabel, pero prefirió no decir nada al respecto.

Más populares

Comments

Anabel Ramirez

Anabel Ramirez

Interesante 👍🏻

2024-03-22

1

Izy Maldonado

Izy Maldonado

este si es un tóxico, no está con ella y no quiere que le hablen uffff 😠

2023-11-15

0

Aidee Leiva

Aidee Leiva

este si es arrecho 🤬😡👿 la deja sola y no quiere q le hablen 🦍🦍🦍

2023-09-27

6

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play