Capítulo 2

Los rayos del sol que se colaban levemente por las cortinas golpeaban el rostro de Anabel, lo que indicaba que ya era momento de despertar. Al abrir sus ojos, Anabel se estiró y comenzó a acomodar su habitación, bueno, la habitación que se le asignó para sus visitas.

Su padre se había ido de viaje un día antes y no tenía fecha de regreso. Ese tipo de viajes siempre duraban de dos a tres meses, a veces más o tal vez menos, por lo que Anabel tuvo que quedarse en la casa de su tía. Arder en el infierno hubiese sido mucho más satisfactorio.

Después de terminar con su habitación, Anabel fue a tomar una ducha y prepararse para su día. Cuando terminó de vestirse, escuchó unos cuantos golpes en su puerta. Al abrir la puerta, su primo le sonrió.

- Buenos días -dijo su primo con una agradable sonrisa-. Hoy voy a trabajar, pero pasaré por la universidad. Me preguntaba si, bueno, ¿deseas inscribirte?

Matías, un chico amable, no era su madre biológica. Aquel chico de ojos azules y cabello del color del sol era alguien odiado por su madrastra. Anabel no se explicaba por qué este chico era tan amable, puesto que siempre fue rechazado y dejado de lado. Cuando la tía de Ana se casó con el padre de Matías, este solo tenía siete años. Sin embargo, a Ana le molestaba tanto la presencia de Matías que terminó convenciendo a su nuevo esposo de enviar a su hijo a un convento en el extranjero. Después de regresar, se hizo buen amigo de Anabel. Aunque este era cinco años mayor que ella, se trataban muy bien. Aunque tiempo después de que regresara tuvo que irse a estudiar en una universidad en el extranjero, el odio de Ana hacia Matías no solamente venía por ser el hijo de su pareja, sino también por el parecido que este guardaba con su fallecida madre. Matías también era el heredero legítimo de todo, haciendo que Andrea, su hija, tuviera las cosas difíciles. Aunque ella tratara mal a Matías y lo hiciera a un lado, este no guardaba rencor alguno y mantenía siempre su sonrisa. Anabel envidiaba eso.

-No quiero, bien sabes que soy mala para socializar –respondió Anabel intentando ser franca– además, ambos sabemos lo difícil que se me hace adaptarme. Lo mejor será que siga con mis clases virtuales.

-Quisiera que fueras más optimista.

-Es un poco difícil también.

Anabel salió de su habitación junto a su primo. Ambos iban rumbo al comedor, pero en el camino se cruzaron con Andrea. Ella tenía cierto odio hacia Anabel. No había una razón, solo la odiaba y ya.

-Tal parece que la enferma vino a seguir molestando –dijo con un tono despectivo– Anabel, tienes veintiún años, ni siquiera puedes cuidar de ti misma. Eres únicamente una carga para todos. Sería mejor que desaparezcas.

Una risa un tanto cínica salió de los labios de Andrea. Matías la miró con cierto deprecio.

-Andrea, es demasiado temprano para tener que soportarte. A mi padre no le agradará tu comportamiento.

-No me importa lo que le digas a papá –respondió Andrea sin borrar la sonrisa de su rostro– sigo siendo su favorita. No soy a la que abandonaron por años en diferentes escuelas en el extranjero.

Ella sabía cuál era el punto sensible de Matías. Aunque no guardara rencor, no podía evitar sentirse mal al recordar aquellos solitarios años. Matías se quedó en silencio observando a Andrea.

-Por favor, si fueras la favorita, todo esto estaría a tu nombre –dijo Anabel con una sonrisa– pero todo sigue a nombre de Matías. Recuerda que en el futuro debes ser buena con tu hermano mayor. Por cierto, tu voz es chillona y molesta. Deberías controlar tu insoportable tono de voz en las mañanas. Puede que esté enferma, pero no soy una idiota como tú.

-¿Crees que me sentiré mal por escucharte? –respondió Andrea un tanto furiosa– recuerda que sigues viva por mi madre, ya que tu padre es tan inútil como tú.

Los ojos de Anabel se llenaron de rabia. Su padre la abandonó y la dejó de lado, pero jamás dejó de preocuparse por ella. No era culpa de su padre que su hermana fuese una persona sin sentimientos que lo trataba como basura.

-Andrea, esto es cansado, solo eres una mocosa irrespetuosa.

Matías sujetó la mano de Anabel y la arrastró hasta el comedor, donde su padre ya estaba sentado mientras bebía una taza de café. Al ver a su hijo y sobrina, sonrió de forma amable. Matías había heredado su personalidad de aquel hombre.

-Buenos días -dijo mientras veía a Anabel y Matías-. ¿Te has sentido bien?

-Sí, señor Marcos.

-Puedes llamarme tío, eso me alegraría mucho, Anabel.

Gracias a la amabilidad de Marcos, Anabel recibió sus tratamientos. Ana no tenía nada que ver con ello, pero siempre le sacaba en cara a su hermano que ella era la que pagaba todo.

-Claro, tío.

De un momento a otro, Ana se sentó junto a Marcos, no sin antes dedicarle una mirada de desagrado a Anabel. Anabel desvió la mirada, ignorando a su tía.

-Tengo buenas noticias -dijo Ana sonriendo-. Si todo sale bien, obtendremos buenos beneficios.

-¿A qué te refieres? -preguntó Marcos un poco curioso.

-¿Recuerdas a la familia Laurent? -dijo con una sonrisa un poco inquietante-. Su hijo mayor estaba en el extranjero, regresó hace poco y quiere un matrimonio arreglado lo más pronto posible. Su madre es mi amiga y elogió a Anabel.

-¿Qué? -exclamó Marcos un poco desorientado-. No podemos comprometer a Anabel.

-¿Por qué no? Es común que entre familias de alto estatus se arreglen matrimonios. Además, esto traerá grandes beneficios para esta familia, además de que Anabel aceptará, ¿verdad, querida?

La mirada de Ana era una clara advertencia. Anabel no debía negarse, pero ella no quería casarse. Miró el rostro de Marcos. Él estaba considerándolo. Ellos le habían dado muchas cosas. No quería aceptar, pero tampoco debía negarse.

-No estoy segura -respondió Anabel un tanto nerviosa-. No conozco a esa persona.

-No importa. Será algo rápido. Es solo un matrimonio arreglado. No debes preocuparte.

-No estoy seguro. Es algo precipitado -dijo Marcos mientras miraba a Anabel-. Anabel es muy joven.

-Es una oportunidad del millón. Esa familia es de mucho renombre y jamás hacen colaboraciones con cualquiera. Incluso aseguraron un par de contratos -dijo Ana sin disimular su felicidad-. No debemos desaprovechar esta oportunidad.

-Tienes razón, pero… –La duda seguía dibujada en el rostro de Marcos. Él no tenía derecho a decidir sobre Anabel, mucho menos comprometerla–. Esto no es algo correcto. Anabel está a nuestro cuidado, no está aquí para que obtengamos beneficios.

Anabel se sentía presionada. Por otra parte, Matías estaba enojado. ¿Cómo podían tratar a Anabel como un objeto sin valor?

Aunque el trato original era un matrimonio con Andrea, sin embargo, Ana no lo quiso así. Corría el rumor sobre el terrible temperamento del hijo mayor de la familia Laurent. También se decía que no era muy atractivo y por eso no se mostraba mucho.

-Lo haré, no tengo nada que perder.

Anabel decidió por impulso, pero no estaba para nada segura de lo que decía. Quería correr, pero eso serviría como pago por todas las cosas que le habían dado. De esa manera, ya no les debería nada. Un matrimonio sin amor tampoco duraría tanto o eso era lo que ella pensaba.

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Comments

Adalgiza Aguilar De Manchego

Adalgiza Aguilar De Manchego

pobre muchacha 😭😭

2023-11-28

3

Yoraima Karina Caceres de Rico

Yoraima Karina Caceres de Rico

que mala esa vieja 😔

2023-10-24

0

Sisy Toledo

Sisy Toledo

Vieja HDP....👊👊👊👊👊😠😠😠😠😠😠

2023-10-23

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