El contraataque de Ariana (3)

Al entrar en la lujosa habitación, Ariana se dirigió al vestidor sin dudarlo. Habían varios armarios y vitrinas, pues el lugar era mucho más grande que la habitación de Ariana.

En los estantes de cristal , se encontraban baratijas caras con las que una persona promedio ni siquiera podía soñar, pero Ariana no les prestó atención. Los ojos de la chica estaban puestos en el armario de la esquina más alejada. Un clóset donde cuelgas la ropa que está pasada de moda o vieja que no usarías.

Ariana abrió la puerta del armario y sacó un abrigo de piel de zorro marrón. Una fría sonrisa se deslizó por los labios de la joven mientras golpeaba el forro del suave y rico abrigo, fue cuando trató de rasgar el forro:

—Para entrar a robar ropa en una situación como esta,tienes que tener mucho coraje.

Su corazón dio un vuelco ante el sonido de una voz que venía detrás. No tenía mucho tiempo. Sin forma de saber cuándo regresaría Rachel, no era momento para tratar con Cyrus.

No había otra oportunidad que no fuera hoy, cuando las criadas que siempre cuidan la habitación de Rachel estaban fuera para asistir a la fiesta del té de las damas nobles.

Sin embargo, era cierto que Cyrus lo ayudó en una crisis, por lo que reprimió su irritación por un momento. Ariana volvió a guardar el abrigo en el armario como si nada hubiera pasado y se volvió hacia Cyrus.

—majestad.

— ¿Estás tratando de conseguir algo de dinero para escapar ?

—¿Cómo voy a financiar mi escape con las cosas de mi madre? Solo estaba tocando el abrigo de piel que siempre quise tocar.

—¿Qué pasa si una persona entrara?

— No hay posibilidad de que eso suceda.

Cyrus miró la expresión de Ariana y sonrió.

— ¿Vas a huir ahora?

— No. No hay razón para que escape.

—Si huyes ahora, puedo ayudarte.

—Si desaparezco ahora, la duquesa me echará la culpa sin importar nada.

—Dejaste el pañuelo de la princesa Victoria.

—Incluso si fuera verdad que mi hermana mató al hombre, ¿Victoria sería castigada adecuadamente? El pañuelo solo disipará temporalmente cualquier duda que puedan tener sobre mí, pero Victoria estará a salvo mientras el Emperador Ernest y el Duque de Bronte la protejan.

Ariana suspiró, ella había visto suficientes formas en que Rachel derribaba a sus oponentes, por lo que esperaba hacer algo similar contra ella esta vez. Para esto le había ordenado a Bianca que hiciera varias cosas, la primera era colocar la Carta que ella misma había escrito bajo la puerta de Victoria, de algo sirvió copiar la escritura de Rachel en su vida anterior. Luego debería ir silenciosamente a la ciudad y difundir rumores de que Victoria era la culpable.

"Debo aprovechar mis recuerdos del pasado, porque no sé hasta que punto me serán de ayuda."

Cuando Ariana no dijo nada,Cyrus habló primero.

— Ya vino el investigador en jefe.

— ... ¿Qué?

— Bueno sorprendentemente, el jefe de la agencia de investigación apareció en persona justo después del incidente.

—cómo... ?

Una sonrisa traviesa cruzó el rostro de Cyrus y luego desapareció. Entonces preguntó Ariana, con los ojos muy abiertos.

—¿Su Alteza lo llamó? — Cyrus levantó ligeramente la barbilla de Ariana con su dedo índice y asintió. Los ojos de Ariana parpadearon ante su acción inesperada, y luego dio un paso atrás en silencio y escapó de su mano. Ariana volvió a su habitual cara inexpresiva y preguntó con las manos juntas frente a ella. — Debe haber una razón por la que eres tan amable conmigo. ¿Qué uso tendré para usted, Su Alteza?

— Que divertido. Pero eres demasiado amable contigo misma. ¿Crees que me serás útil?

—Tal vez no ahora, pero quizás algún día sí. —Una sonrisa perfecta, graciosa y como una imagen apareció en el rostro del emperador. Una sonrisa decidida, desprovista de toda sinceridad. Cualquier otra mujer habría quedado hipnotizada por eso, pero el corazón de Ariana se congeló. Fue porque esa expresión se parecía a la del príncipe Leonardo.

Ariana sabía que la única razón para que alguien sea amable con los demás es porque quiere algo. Ella desconocía eso antes, así que fue usada y murió miserablemente.

—Su Alteza me ayudó, así que si quiere algo, lo ayudaré. Pero si pretende usarme, por favor, absténgase de esa idea. No tengo intención de ser manipulada por usted.

Cyrus observó con interés cómo Ariana hablaba decidida. Él tenía que regresar a Sueton en el norte, pero por alguna razón no podía despegarse de la chica.

Tenía curiosidad sobre qué tan lejos y cómo iba a llegar Ariana, así que olvidó su propósito aquí y la observó.

Lo que sucedió en la pérgola, fue hasta vertiginoso, él no quería imaginar lo que le habría pasado a Ariana si hubiera regresado a su territorio y la hubiera dejado sola como estaba planeado.

Ariana esperó a que Cyrus desapareciera como de costumbre, pero él no parecía querer irse primero. Cada minuto que pasaba ella se impacientaba, hasta que su paciencia no duró más.

— ¿No estás ocupado?

— Ahora tengo algo de tiempo libre.

— ¿Y no puedes aprovechar ese momento, no sé, en otro lugar mejor que aquí?

— No, este lugar es perfecto. Me encanta ver los lujosos adornos.

Al ver que Cyrus no pretendía irse, Ariana apretó los puños se inclinó para despedirse y salió de la habitación.

Cyrus escuchó los fuertes pasos de Ariana que retumbaban por el pasillo. Sin duda alguno aquello significaba que la chica estaba sumamente enojada, pues ella siempre solía caminar delicadamente como una mariposa. Prueba de que definitivamente hay algo en este lugar que Ariana quiere.

Cyrus abrió la puerta del armario y sacó el mismoabrigo que tomó Ariana, mientras lo tomaba podía sentirlo crujiendo desde el interior. Él le arrancó el forro para ver qué había dentro. Varias cartas fueron visibles.

Cyrus revisó el contenido de una de las cartas. La evidencia que tanto Cyrus estaba buscando ahora la tenía en su mano.

Una sonrisa se formó en los labios del joven.

—Como era de esperar, Ariana es muy útil.

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Dos criadas sostuvieron a la tambaleante Rachel, la duquesa Bronte tuvo que respirar hondo un par de veces para poder reponerse.

— ¿Victoria? Eso es imposible.

— Bueno, señora. En este pañuelo está grabado el nombre de su hija y más abajo el escudo de la familia Bronte. — Explicó el jefe.

— ¿Puedo verlo? — preguntó una pálida Rachel.

— Sí, pero no lo toque, es evidencia. — el hombre le tendió el tan nombrado pañuelo a la Rachel.

Ella de inmediato supo que aquello le pertenecía a Victoria. Una tela suave de la más alta calidad y difícil de encontrar, también tenía el característico bordado de su hija más pequeña y su nombre en una esquina. Era un pañuelo creado por la misma Victoria. Cuando el investigador preguntó nuevamente, Rachel asintió reconociendo que sí era de su hija.

— Pero que esté aquí, eso no significa que mi hija asesinó a ese hombre. — aseguró ferozmente Rachel.

— Por supuesto que no, pero esto no llegó aquí por si solo. Además, fue encontrado justo al lado el cuerpo, lo que indica que cayó después de que muriera.

— Aún así... Puede ser que alguien lo halla tirado a propósito para culpar a mi hija. — Fue en ese momento cuando Rachel sintió la verdad en sus palabras.

"Alguien incriminó a mi hija pero... ¿Quién?" — en ese momento un nombre apareció en su mente— "Ariana, Ariana ¡Ariana! No sé cómo esa maldita asesinó a un hombre tan corpulento, pero estoy segura que ella ideó todo."

Un escalofrío recorrió la espalda de la duquesa al pensar en todo lo que sucedió, Ariana lo mató, luego inculpó a Victoria e incluso llamó al jefe de los investigadores. Parecía ridículo que alguien de apenas 16 años pudiera hacer tal cosa, pero si lo piensas bien, el emperador Cyrus a sus 14 años ya había conquistado el norte.

Por fin los ojos se Rachel se abrieron, fue cuando tardíamente se percató de que su hija ya no era la tonta e inocente Ariana. Ella albergaba un gran odio en su interior y se había convertido en un arma muy peligrosa e inteligente.

"Tengo que acabar con ella."— fue el pensamiento que corrió por su cabeza.

Ocultado su expresión severa, los ojos de Rachel pronto se llenaron de lágrimas.

— Oh no puede ser Ariana, esa niña... Verá mi segunda hija siempre estuvo resentida con nuestra familia, pues si estuviera con su padre ahora sería una princesa, pero desde que la teje conmigo siempre está causando problemas a sus hermanas.

— ¿Qué quiere decir con todo esto, duquesa?— el jefe de investigación habló con un tono frío.

— Bueno, según me había enterado hace unos días, ella se estaba viendo con un hombre... — Más lágrimas se desbordaron por sus ojos, mientras tomaba temblorosamente su pañuelo.— Tal vez, este era ese chico con el que ella había estado, jamás pensé que mi Ariana podría hacer algo así, ella solo tiene 16 años...Definitivamente la criamos mal.

— ¿Está diciendo que usted sospecha de que su hija hiciera todo esto?— el hombre tenía una expresión desconcertada.

— Pero es muy extraño...— Agregó la condesa Anabel. — ¿No vimos a la señorita Victoria cerca de la pérgola hace un momento mientras caminábamos?

El rostro de Rachel palideció y el pañuelo que sostenía en su tambaleante mano cayó al suelo. Los investigadores observaron con interés el reciente comentario de la condesa Wendel

— ¿Podría darnos más detalles al respecto? — preguntó el jefe y ella asintió

— Cuando terminamos de tomar el té, dimos un paseo por el bello jardín de la mansión, fue en ese momento que la señora Rachel, nos recomendó acercarnos a la pérgola y Victoria se encontró con todas nosotras. Madre e hija parecían perplejas al verse y la condesa Bronte se apresuró en enviar a la joven de vuelta a su habitación ¿No es así? — Ella hizo una pausa y se dió la vuelta para observar a las damas, quienes asistieron apartando la mirada. — Me pareció muy extraño que a pesar de nuestra insistencia en que nos acompañara Victoria, la duquesa fue muy cortante al respecto. No comprendí el por qué de su comportamiento, pues esta parte también pertenece a la mansión y a mí parecer no hay ningún problema en que su hija más pequeña también pasee por aquí.

— Necesito ver a la princesa más joven. — aseguró fríamente el jefe de investigación.

— ¡Por favor señor, no sea ridículo! Victoria solo tiene 14 años.

— Y Ariana 16, entonces si usted pensó que ella podía hacerlo, Victoria también es capaz.

Rachel reprimió las fuertes ganas de gritar, absolutamente nada salía como ella pretendía. Y clavado las uñas en su mano caminó en dirección a la mansión dirigiendo a todos hacia Victoria.

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