El truco de Rachel (1)

Para sorpresa de Ariana, "su habitación" seguía siendo el espacioso cuarto de antes. Dejó escapar un suspiro y tomó asiento en la cama.

— Algo huele mal. — Susurró la chica. — Rachel está tramando algo. — Una sombra cayó en el rostro de la joven, dándole una expresión sombría. Fue el sonido de la puerta abriéndose que la sacó de sus pensamientos.

Una criada de aspecto poco familiar, entró sosteniendo una bandeja llena de comida. Su cabello de intenso color carmesí estaba firmemente recogido en una trenza y sus ojos carmelitas se posaron sobre Ariana.

— Señorita, esto fue enviado por Lady Victoria. — Hizo una reverencia y dejó lo que traía en la pequeña mesa. — Si necesita algo más, por favor no dude en llamarme.

A juzgar por la obediencia de la criada, era seguro que desconocía de la situación de Ariana.

"Genial, esto es justo lo que necesitaba"

— ¿Cual es tu nombre?

— Me llamo Bianca. — Contestó con calma.

— Espera un momento.

Ariana asintió y sin perder tiempo rebuscó debajo de la cama. Fue alentador encontrarse con las joyas que anteriormente había escondido allí y como ella esperaba ninguna de sus hermanas recordaron la existencia de aquellas baratijas que ella a hurtadillas consiguió. Con cuidado Ariana sacó una reluciente horquilla de la bolsa, hermosa prenda hecha de oro y tachonada con dos preciosos rubíes, era un artículo que el salario de una criada jamás podría pagar ni trabajando toda su vida.

— Necesito que hagas algo por mí.

— Lo que sea señorita.

— ¿Podrías salir de la mansión sin ser vista y llamar a un mercader ambulante?—La joven vaciló por un momento y luego aceptó el adorno sin objeciones.

— ¿Donde debería llevarlo después de traerlo?

— Llévalo a la entrada del bosque detrás de la mansión.

— Entonces la veré allí en dos horas.

Después de que Bianca se fue, Ariana bebió casi toda el agua fresca que contenía el gran recipiente. Luego comió la deliciosa comida que hacía mucho tiempo no probaba. Un sabroso pan suave que olía a recién horneado, rica sopa de verduras, frijoles, ensaladas y un radiante filete empapado de jugosa salsa. La joven masticó suavemente durante un largo tiempo para no dañar su hambriento estómago.

Cuando terminó, seleccionó entre las joyas las más valiosas y con cuidado escondió el resto nuevamente. Miró fijamente los adornos en sus manos.

"Esto será suficiente para ir a Rosen"

Ariana salió de la habitación, luego de ocultar muy bien las baratijas en su falda. Caminó por todo el pasillo con su típica expresión para no llamar la atención ni parecer sospechosa.

— Ariana.

Ante la voz que la llamaba, dejó de caminar y se dió la vuelta. Rachel y Helena estaban en la entrada, parecía como si se dirigieran algún lugar pues iban bien vestidas con abrigos. Helena acariciaba su bufanda de zorro mientras observaba a su hermana con molestia.

— Madre, señorita. — Saludó y se inclinó levemente ante las dos.

— ¿Hasta cuando vas a seguir dirigiéndote a Helena como "señorita"? Ella es tu hermana así que llamala como tal.

Helena bufó pero no gritó ni protestó como de costumbre.

— Sí madre, lo haré.

—¿A donde vas?

— Quiero tomar un poco de aire. Pero sí eso le molesta entonces regresaré.

— No, está bien. De todas formas te encontrabas encerrada durante algún tiempo. ¿Estuviste reflexionando?

— Sí, madre.

— Me alegro. Tenemos muchas cosas que hacer, comportate como una niña buena y no causes problemas.

Ariana se apartó del pasillo un momento, inclinando la cabeza para que ambas pasaran primero. Tal vez, en su vida pasada ella se alegraría de aquellas palabras posiblemente hasta llorar de felicidad, pensando que quizás Rachel le mostraba algo de cariño. Pero ahora, solo son oraciones frías sin ningún sentimiento, huecas y vacías repletas de veneno que le dan la certeza que algo bueno no trama aquella serpiente. Después de asegurarse de que ambas desaparecieran de su vista, sin perder tiempo Ariana caminaba hacia su destino.

Pronto, el aire frío rozó la piel de la joven indicando que el invierno llegaría a su fin. Después de unos cuantos pasos, el gran bosque le dio la bienvenida a Ariana. Hacía mucho tiempo que los árboles habían perdido la totalidad de sus hojas, pero debido a la cercanía de la primavera, ya se podían distinguir unas cuentas hojas que brotaban de las ramas y pronto se vestirían de un precioso follaje verde.

Bianca y el mercader,salieron de detrás de un árbol, la criada se apresuró hacia Ariana para susurrarle algo al oído.

— Señorita, traje a este mercader que tan pronto termine sus negocios con usted, se marchará de la ciudad, así no tendrá que preocuparse.

Una leve sonrisa de satisfacción se posó en los labios de Ariana al apreciar la Picardía de la chica.

— Buen trabajo. — luego de decir esto, Bianca retrocedió lo bastante lejos como para no poder oír su conversación.

"Esta doncella es realmente interesante." pensaba Ariana.

Ella vendió todas las joyas caras que trajo consigo. Compró una daga realmente afilada y la escondió dentro sus ropas al igual que el dinero conseguido. Después de efectuado todo el proceso el mercader se marchó y Ariana regresó a su habitación.

"32 monedas de oro, jamás había tenido tanto dinero en mis manos."

Esto era más que suficiente para lo que Ariana quería hacer, pero sin duda albergar esa gran cantidad de dinero era muy peligroso, así que ya se encontraba pensando en cual de los árboles enterrar las monedas. Lo mejor sería salir e ir a un Banco. Podía hacer que Bianca fuera en su lugar, pero no era seguro dejar en sus manos tal suma. Ante el sonido de la puerta Ariana se apresuró a guardar la bolsa.

— Adelante.

Ante su permiso, Bianca entró nuevamente en la habitación.

— ¿Qué pasa? — preguntó la joven de cabellos azules.

— Mi señorita, creo que aún tengo una cosa que hacer por usted.

— ¿Por qué crees eso? ¿Mi madre te dió alguna instrucción secreta? ¿Le contaste lo que hice hace un momento? — a pesar del tono frío que usaba Ariana y de la pregunta cortante, la chica no se puso nerviosa.

— Si le digo a la duquesa lo que usted hizo, no recibiré nada a cambio. Sin embargo, por solo ir a llamar un mercader la señorita me entregó una preciosa prenda. ¿De que me serviría traicionarte cuando ambas podemos ganar?

A diferencia de su apariencia inocente, su actitud era astuta e inteligente y a Ariana le gustaba eso, sin duda alguna la sirvienta sería útil y de gran ayuda. Mientras Ariana tuviera algo para darle a Bianca ella haría cualquier cosa y no se lo contaría a Rachel, al final decidió sacar la bolsa.

— Debes poner este dinero en un Banco.

— Recomendaría Banders Bank. Se creó hace poco tiempo, pero he escuchado que es muy confiable y tiene sucursales en casi todos las ciudades de los distintos reinos, por lo cual es muy recomendable de utilizar.

Ariana tenía la misma opinión. Esa cadena bancaria se hizo muy popular en los años venideros. Era bastante extraño que una plebeya común como ella supiera tal detalle, en realidad habían un par de cosas un tanto extrañas en la chica pero Ariana no decidió profundizar.

Después de un tiempo,a pesar de que Ariana aun pensaba que la doncella se escaparía con el dinero,la criada regresó con un comprobante de la cuenta.

— Todo está listo. Elegí mi propia contraseña.

Ella le entregó la contraseña y el certificado de la cuenta que era un medallón dorado con el sello de Banders Bank en el centro. Una sonrisa se formó en sus labios, ahora Ariana tenía suficiente dinero para escapar.

°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°

Tarde en la noche, una sirvienta de cabello corto vestida de negro y ocultando su rostro salió de la mansión Bronte. Tomó un carruaje y se dirigió a los barrios bajos de la ciudad, pasó por uno de los callejones sucios, oscuros y repletos de roedores hasta llegar a la zona más peligrosa de allí. La tambaleante y temerosa mujer, respiró hondo antes de entrar a una taberna para controlar sus incesantes latidos. Este no era cualquier edificio, sino un lugar en donde se reunían las personas que se dedicaban a realizar cualquier tipo de trabajo sucio.Se dirigió hacia el encargado, intercambió algunas palabras, le entregó una carta y este la condujo hacia el interior de una habitación. Después de esperar, un hombre entró y ella le entregó dos monedas de oro.

— Mañana en una pérgola cerca del estanque que está justo en el centro del bosque, en la mansión Bronte.

El hombre arrojó las monedas de arriba a bajo como si se divirtiera.

— ¿Quien es mi oponente?

— Una mujer de piel clara, cabello azul y ojos de igual color.

— ¿Estas hablando de la segunda princesa Bronte?

— Sí, pero será mejor que cuides tu boca. Mi maestra te dará el triple de este dinero sí haces tú trabajo correctamente.

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Comments

Somebody

Somebody

Karina?

2023-12-31

2

Yulienb🌹

Yulienb🌹

¿Qué le van a hacer ahora a la pobre muchacha?

2023-10-07

1

Luz

Luz

sera que la criada la envió el príncipe para protegerla 🤔

2023-07-29

6

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