Segundo encuentro

Helena y Victoria habían paseado casi toda la mañana por el jardín y ahora ambas hermanas se dirigían a la habitación de la mayor. Tan pronto como entraras en la sala de Helena, te llamaría la atención un enorme retrato que está colocado justo en la pared central. Cabello plateado y ojos carmesí, el bello rostro del emperador Cyrus Karha te daba la bienvenida. Aunque normalmente solía ser algo vergonzoso para las damas aristócratas colocar un cuadro con el rostro del chico que te gusta en tu habitación, Helena no lo disimulaba, por el contrario, cada vez que se daba la oportunidad lo decía abiertamente como si alardeara. Estaba tan obsesionada con ese chico que jamás había visto que casi era preocupante.

— ¿No es realmente hermoso?

Preguntó la chica observando la bella obra de arte, como si estuviera hipnotizada aún con su hermana junto a ella.

— Sí, es muy cierto.

Después de centrarse, las doncellas trajeron dulces y distintos bocadillos para que las dos señoritas pudieran degustarlos.

— Dentro de dos días será la fiesta en el jardín. Al fin algo interesante.

Recordó Victoria mientras bebía té.

— Sí, es cierto, debe quedar grandioso ya que vendrán muchos nobles de la capital.

— Pobre Ariana...

Helena frunció el ceño enojada cuando escuchó de nuevo ese repugnante nombre.

— ¿Qué está mal con ella?

Preguntó con molestia.

— Es solo que ella también querrá ir a la fiesta pero de seguro no podrá. Ah... De todas formas es mejor así, ya que no tiene modales y pasaría vergüenza frente a los demás.

Helena, que permaneció con enfado durante gran parte de la conversación, de pronto sonrió alegremente.

— ¿Y si hacemos que Ariana asista a la fiesta?

Preguntó la mayor de las dos hermanas.

— No podemos Helena, nuestra madre odia presentarla frente a otros nobles.

— ¡Pero de seguro a ella le gustará que ridiculicen a Ariana por ser estúpida! La otra vez escuché a mamá hablando con nuestra tía y le dijo que se sentía bien cuando se reía de Ariana porque era como burlarse del emperador Calixto.

— Aún así...

— Está bien, entonces quedas fuera. Yo me haré cargo de todo.

Al escuchar cómo su hermana hablaba tan segura de sí, Victoria sonrió para sus adentros. Era tan simple utilizar a Helena y manipularla a su antojo para que hiciera cualquier cosa. Es cierto que a mamá le gustaba burlarse de Ariana, pero no en frente de los nobles. Entre más cosas estúpidas hiciera Helena, más se enfriaría el afecto que sentía Rachel hacia ella.

Ariana estiraba los brazos después de descansar cómodamente en aquella cama tan suave. Abrió lentamente la ventana, mirando el hermoso día que la saludaba.

— Por fin es mañana... La fiesta del jardín.

Recordó con una expresión fría aquel fatídico día que en su vida pasada la dejaría marcada para siempre. La fiesta en el jardín fue un evento organizado especialmente por Rachel para Helena, con un solo objetivo: atraer a los nobles de la capital para que se familiarizaran con Helena y esta conectara con ellos antes de su debut que se llevaría a cabo unos meses más tarde en la temporada social.

Una sonrisa amarga atrapó el rostro de Ariana y luego desapareció. Un día como hoy en su vida pasada, ella fue encerrada en la alcoba y de la nada fue liberada. Emocionada por salir después de tanto tiempo, fue al jardín donde se encontró con Rachel y esta la abofeteó por "andar descuidadamente en la mansión".

— Esta vez haré que me golpees diez veces más fuerte que aquella vez hasta el punto de dejar clara evidencia de abuso en todo mi cuerpo.

Para el próximo movimiento de Ariana, necesitaba que Rachel la golpeara, por lo que después de un tiempo, salió silenciosamente de la habitación. Por todo el pasillo iba Ariana levantando la cabeza con orgullo y caminando lentamente. El patio trasero la recibió con el aire frío que aún persistía, los arbustos y árboles que adornaban cada rincón aún no florecían, había que esperar hasta mayo para que todo cobrara vida nuevamente. Ariana se dirigió hacia el estanque, que estaba cubierto por una fina capa de hielo, fría, tan fría que hasta las hojas se congelaban al caer.

— Muy parecido a mi corazón.

El alma de Ariana se encontraba tan gélida como un témpano de hielo. No era por Rachel ni por Helena, sino por ella misma y por lo idiota que había sido en su anterior vida. Antes, Ariana no comprendía por qué Rachel la odiaba. ¿Cómo podrías odiar a tu propia hija? Solo porque se parecía a su padre. Pero ahora ya no piensa igual...

— Sí me odian, entonces los odiaré diez veces más...

— ¡Ariana!

Ella se dio la vuelta al escuchar la feroz voz y Rachel se acercaba en su dirección. Sus ojos verdes la miraban con irritación e ira.

"Incluso hasta los animales pueden amar a sus hijos. Supongo que para esa bestia es imposible. En algún momento de mi otra vida llegué a creer que esa mujer no era mi madre biológica y que algún día la verdadera aparecía como en un cuento de hada y me rescataría, pero era solo eso... Fantasía."

— ¿¡Qué haces aquí?!

Rachel se detuvo frente a su hija y gritó con un resoplido. De pronto, su apariencia volvió a avivar las llamas del odio que recorrían el corazón y la imagen de Calixto se imprimió en su mente. La expresión de Rachel se oscureció aún más.

"Fui utilizada por mi padre y por el propio emperador Calixto, incluso por esta bastarda. Si mi padre no me hubiera obligado a traerla conmigo cuando me divorcié, la hubiera dejado en Argoz."

El odio que sentía Rachel por su propio padre y por Calixto se veía reflejado en Ariana y antes de que pudiera darse cuenta, el sonido de una cachetada resonó en todo aquel lugar. Pero sin arrepentimientos, después de golpear a su propia hija, dijo:

— ¿No te dije que no podías salir sin mi permiso? ¿Qué haces mirándome directamente?

Rachel esperó a que Ariana se encogiera y suplicara perdón, pero muy lejos de eso, ella enderezó su postura y una mirada fría se posó sobre sus ojos intensamente azules.

— ¿Tengo que pedir permiso cada vez que quiera ver la cara de mi madre?

— ¿Qué...?

Rachel quedó estupefacta ante el tono tan seco de Ariana.

— ¿Acaso Victoria, Helena o Yoyson tienen que pedirte permiso para verte? ¿Tanto te desagrada el aspecto de tu cara?

Rachel no podía responderle, se había quedado sin palabras. Fue después de un tiempo que ella reaccionó y pateó fuertemente a Ariana. La golpeó y pisoteó, pero ella nunca se quejó. Su rostro parecía tan sereno como si lo disfrutara. Después de unos cuantos azotes, algo golpeó a Rachel: un enorme pedazo de hielo. Pronto, el cielo se oscureció y una fuerte lluvia acompañada de gigantescos granizos resonó por todo el patio.

— ¡Ah! ¿Qué es esto?

Gritó y se cubrió la cabeza con ambas manos.

— ¡Quédate aquí y no entrarás a la mansión hasta que pienses en lo que acabas de hacer!

Rachel entró rápidamente a la mansión, dejando tirada a su hija en el suelo. Fuertes pedazos de hielo caían desde el cielo, pero por muy extraño que pareciera, ninguno tocó la piel de Ariana. Entonces, una figura saltó desde el árbol sin hacer ruido. Un hombre de cabellos plateados y ojos rojos. Por lo visto, Cyrus Karha todavía no abandonó la mansión.

— ¿También puedes controlar el clima?

Ante la pregunta de Ariana, finos pedazos de cristal se formaron en las palmas de Cyrus y luego desaparecieron.

— Es solo un poco de magia.

Habló con un tono algo arrogante y le extendió la mano para que Ariana pudiera levantarse, pero la chica, haciendo caso omiso a tal acto, se puso en pie sin necesitar ayuda.

— ¿Por qué te gusta tanto hacer enojar a tu madre?

— Solo le dije la verdad.

Igual, Cyrus no pareció creerle y ella solamente se sacudió el polvo que quedaba en su ropa.

— ¿No estás triste porque tu madre te trate así?

— No... Ya pasé demasiado tiempo triste, supongo que me acostumbré.

Ariana se limitó a sonreír.

— Veo que estás ocupado, así que me iré primero.

— Oye, Segunda princesa Bronte.

Ariana puso los ojos en blanco y se volteó hacia el chico.

— Solo llámame Ariana.

— Ariana... Si quieres parecer inocente, entonces debes suavizar la mirada.

- ¿Qué...?

- Aunque ocultes tus verdaderos sentimientos, tus ojos te delatan. Tenlo en cuenta.

Una sonrisita se escapó de los labios de Ariana.

- Lo tendré en cuenta, Majestad, al igual que su ayuda.

Y haciendo una reverencia, se marchó. Cyrus miraba con detenimiento a la joven chica que se alejaba caminando con tanta elegancia como si de una princesa se tratara, aquel chico que por segunda vez y sin ninguna razón la había ayudado.

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Comments

Luz

Luz

con la ayuda de Cyrius terminara de enterrar a esa familia de porquería

2023-07-17

19

Belenchiipaz

Belenchiipaz

está increíble está historia !!!

2023-05-06

1

Ivon Caraballo

Ivon Caraballo

me encanta...ya Cyrus está atraído por la prota

2023-04-21

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