— ¡Esa niña es fantástica! —aseguró un sonriente Isaac al observar sorprendido todo lo que sucedía. Ariana no tuvo que hacer mucho para agradarle al joven, pero para Cyrus la situación era otra. Seguía en silencio, observando fríamente en la misma dirección.
"Es extraño... Esa chica apenas tiene 16 años, pero sabe actuar y enfrentarse a los problemas como toda una profesional. Ni su expresión ni su carácter parecen ser los de una niña", meditó profundamente, recordando cada uno de los movimientos de Ariana. Actuó excelentemente cuando cayó al suelo y se cubría su estómago simulando un fuerte dolor, mientras hablaba sus palabras eran las indicadas, llevando toda la conversación siempre en contra de su madre y la criada. Calculó cada uno de sus movimientos e incluso puso el collar en el vestido de la criada sin que esta se diera cuenta.
— Prepárate, Isaac, esta noche inspeccionaremos la mansión Bronte —aseguró Cyrus poniéndose en pie.
— ¿Para qué? Llevamos días vigilando a esta patética familia y el duque Jacob por lo único que se preocupa es su imagen pública. No creo que tenga algo que incrimine al emperador de este país —respondió Isaac.
Cyrus había recorrido muchos kilómetros desde Sueton hasta Rosen, con un solo objetivo: encontrar alguna cosa que incriminara al padre de Rachel por su descarada traición o alguna conexión entre el Oriente y Oxidante. Durante siglos, los reinos más relevantes han encabezado una terrible guerra, contendiendo para alcanzar nuevos territorios y riquezas, aunque ha habido años de paz, eso no significa que los conflictos se hayan agudizado por completo y Cyrus se encargaría de desempolvar los viejos recuerdos.
— Jacob no tiene nada que nos sirva, pero tal vez su esposa sí sea de ayuda. Rachel Bronte se casó de la noche a la mañana con Calixto, de seguro debe tener alguna evidencia.
°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•
Ariana miraba fijamente el techo acostada sobre la cama.
"Descansar es todo lo que puedo hacer por ahora. Ignes será golpeada y luego encerrada, tal vez Rachel reprenda un poco a Helena, aunque lo dudo, pues esa chica es su punto débil. A menos que mate a alguien, ni siquiera si hace eso, Rachel no le dirá nada."
Su madre biológica y su padre adoptivo miraban a Ariana como una pieza de ajedrez que podían mover y utilizar a su antojo para el beneficio de su familia. Tan sólo unos meses después, Rachel casaría a su hija con el vizconde Alfred Harsey, un hombre 11 años mayor que Ariana y de menor estatus. Tal vez Rachel trajo a la chica cuando se divorció por esa razón.
"Tengo que salir de esta mansión antes de que eso suceda."
Fueron días terribles los que Ariana recuerda en la familia Harsey. Ella no quería pasar por eso otra vez.
"Necesito el poder del emperador Calixto si quiero acabar con Rachel."
Ariana vio a su padre una sola vez en la vida, fue en la única fiesta imperial a la que asistió. Esa vez, cuando los ojos del emperador Calixto se encontraron con los de Ariana, inmediatamente volteó la mirada como si hubiera presenciado algo desagradable. Rachel y su padre, el emperador de Rosen, Ernest, odiaban a Calixto y este también compartía el mismo sentimiento.
La oscura razón del casamiento entre Rachel y Calixto fue una maniobra del emperador Ernest, quien pretendía utilizar a su hija como infiltrada y poder acabar con el reinado de Calixto. Pero su cometido se vio acabado cuando de repente Rachel se divorció y regresó a Rosen. El viejo le guarda rencor a su hija, quien derrumbó sus propósitos, aunque mantienen una leve comunicación.
"Sí le entrego algo útil a Calixto, estoy segura de que no podrá desechareme."
Ariana no quería el afecto de su padre, solo deseaba la ruina total de la familia Bronte. Tenía que buscar la manera de viajar a Argoz para encontrarse con su padre y llevarle la evidencia. Además, debía tener un plan de escape, solo si las cosas salían mal.
Han pasado horas y aún la comida no llega. Ya se habían olvidado nuevamente de Ariana y el hambre se apoderó de su cuerpo, por lo que decidió esperar hasta altas horas de la noche, donde todos estaban dormidos, para luego, como ladrón en la oscuridad, salir silenciosamente de la habitación, dirigiéndose a la cocina.
Al llegar, buscó a tientas el contenedor de los alimentos y al abrirlo, el delicioso olor invadió su nariz. Desde granos, frutas hasta deliciosa carne y dulces se encontraban en el lugar. Todos eran ingredientes frescos de alta calidad que nunca había probado. Ella tomó una naranja, algunos trozos de queso y el jamón. Se sentó en el pequeño muro cerca y le quitó la cáscara a la fruta. Cuando la mordió, el delicioso jugo salió y se esparció por toda la boca. Al terminar con la naranja, se deshizo de la envoltura que cubría el jamón y gustosamente comenzó a comerlo.
El sonido de los pasos se escuchó a lo lejos y Ariana miraba sorprendida hacia la oscuridad.
"Maldición... Fui descuidada, incluso si nadie viene a la cocina, debí irme a mi habitación." Ariana apretó con fuerza el jamón mientras miraba arrepentida la figura que se acercaba.
— La segunda princesa de Bronte come de una forma muy inusual.
Una voz grave y totalmente desconocida fluyó a través de las penumbras.
— Y tu boca también es grande...
Fue hasta entonces que Ariana se dio cuenta de que todavía permanecía con el jamón en la boca y lentamente lo bajó, sin quitar la mirada de la sospechosa sombra que estaba escondida. En ese momento, las densas nubes que ocultaban la luna se dispersaron y la tenue luz invadió la cocina colándose por los cristales de las ventanas. Esa leve iluminación provocaba que la sombra cubriera el rostro del hombre, pero dejaba apreciar sus anchos hombros y largas piernas. La lámpara que reposaba en la mesa se encendió y fue cuando por fin su rostro pudo ser admirado por la chica. En el instante en que Ariana supo de quién se trataba, dejó de respirar.
El precioso cabello plateado caía como rocío y brillaba aún más que la luna. Un cuerpo escultural y ojos carmesí ensangrentados la miraban. Un rostro tan bello que parecía fabricado por los mismos dioses se encontraba en frente suyo.
"¿¡Qué demonios hace el príncipe de Sueton aquí!?"
En su vida pasada, Ariana nunca conoció en persona al príncipe de Sueton, solamente lo veía en retratos. Sueton está ubicado al norte, por lo que nunca había ido allí y solo pudo escuchar rumores sobre él. Muchas mujeres y chicas jóvenes lo adoraban, pero al mismo tiempo le temían, pues no era ningún secreto que Cyrus Karha poseía un gran poderío militar que se extendía a lo largo y ancho del continente. Según recordaba, fueron muy pocas las veces que el príncipe del Norte salía de Sueton, pues era bien conocida su misofobia. También había cierta historia de que un duque trató de utilizar a su hija para ganarse el favor de Cyrus, pero este le cortó la garganta a la joven frente a su padre.
"Mierda".
Ariana tragó saliva ante el recuerdo de aquella historia. Ella nunca se imaginó tal personalidad, pues nunca pensó en tener algún contacto con él.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 39 Episodes
Comments
Sandra Mejia
Ese par van estar muy juntos o sea
2024-03-01
4
Luz
interesante sera un buen aliado para la princesa
2023-07-17
8
Kellis Johana Perez Lopez
ojalá y quede con Isaac
2023-04-23
4