Desastre total

— ¡Qué es ese sabor tan horrible! — Una de las mujeres gritó con frustración, secando sus labios con un paño. Luego, su esposo también hizo lo mismo y pronto todo el lugar se inundó de quejas y malestar entre los nobles que ya habían probado aquel vino.

Victoria, que no comprendía lo que estaba pasando, tomó la copa que traía en la mano y se dedicó a beber un breve sorbo. Pronto, su cara hizo una mueca de asco y dejó caer el cristal que se hizo añicos cuando tocó el suelo. Rachel, desde lo alto, quedó desconcertada y ya comenzaba a palidecer, mientras el sudor frío se veía correr por el rostro de Jacob, que miraba perplejo ante la situación, completamente desconocida para ambos. Rachel, aturdida, extendió su mano alcanzando el vino, y cuando degustó su sabor, casi no pudo retener el vómito.

— ¿Qué es esto? — Preguntó la anfitriona mientras se tambaleaba de un lado a otro intentando bajar las escaleras.

— ¡Eso mismo queremos saber!

— ¿Acaso es esto una broma?

— ¡Ese líquido da asco con solo olerlo!

— Estoy segura de que ni siquiera es vino.

Los nobles comenzaban a molestarse y lanzaban dardos hacia los Bronte, pues definitivamente habían pagado mucho en las botellas para que algo como esto sucediera.

— Esto... Esto — Rachel quería justificarse, pero no encontraba ningún argumento, pues este conflicto jamás se desarrolló en su mente.

— Esto fue un sabotaje. — Habló Jacob con un tono firme, escondiendo sus verdaderos sentimientos. — Estoy seguro de que alguien alteró el sabor de los vinos.

— ¿Es eso posible? En mi última visita pude apreciar la gran seguridad que contaban sus almacenes, usted mismo nos lo explicó. — Inquirió Camila Rowens.

— ¡De igual manera, eso no nos devolverá nuestro vino ni nuestro dinero!

— ¿Qué piensa hacer ahora?

— ¡Espero que compense a los presentes por toda esta vergüenza!

Las voces de la gente peleando aumentaban, se podía apreciar el enojo que florecía. Rachel estaba a punto de desmayarse y Jacob casi perdía el juicio. Victoria comenzaba a temblar por las miradas que se dirigían hacia ella, Helena miraba con ojos abiertos la situación a punto de explotar cuando vio a sus padres en tal condición y Ariana...

La joven Ariana miraba plácidamente la situación, sin siquiera mostrar algún tipo de emoción. No fue hasta entonces que una voz enojada se dirigió hacia ella.

— ¡Todo es tu culpa, Ariana! Ayer yo la vi entrando en los contenedores, estoy segura de que fue la que provocó todo esto. — Gritó Helena acercándose a su hermana. Su intención era sacar a sus padres de aquel aprieto inculpando a su estúpida hermana.

La chica que permaneció sin expresión, ahora tenía una cara de preocupación y miedo excelentemente actuado, pero le salía tan natural que nadie podía sospechar.

— ¿De qué estás hablando, señorita? Recuerda que estuve casi dos semanas encerrada sin poder salir hasta hace unas horas. Además, ¡no escuchaste a la duquesa Camila, ella dijo que en ese lugar nadie puede entrar al menos que sea autorizado!

Los ojos de Helena temblaron cuando no supo qué responder, ya había roto el vestido por cómo apretaba la tela en sus manos con gran fuerza. Dos criadas tuvieron que socorrer a Rachel, pues colapsó y casi pierde la conciencia. Victoria sostenía el brazo de su hermana indicándole que se detuviera, pero por más que le lanzara una mirada asesina, Helena no retrocedió y empujó con firmeza el brazo de Victoria.

Pronto se convirtieron en el centro de atención...

— ¡Eres una perra! — Helena estaba desquiciada, había perdido completamente la cabeza segada por la ira y esto fue lo que Ariana estaba esperando. Todos los nobles quedaron inmóviles y totalmente sorprendidos al escuchar las palabras tan desagradables que salían de la boca de una noble dirigidas nada más y nada menos que a su propia hermana.

Grandes lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Ariana, que se veía tan aterrada, provocando que todos se estremecieran, tal vez pensando que lo de su abuso era realmente cierto.

— My Lady, por favor, cálmese. Le ruego que deje de decir cosas que no son ciertas. — Manos temblorosas se acercaron a los hombros de Helena, pero esta ferozmente los empujó.

— ¿Me estás diciendo mentirosa? — Helena, sin poder soportarlo más, se abalanzó sobre Ariana. En un segundo, la chica pudo esquivar a su furiosa hermana, colocando disimuladamente la pierna frente a Helena, quien en el momento siguiente tropezó cayendo sobre todas las botellas de vino que se encontraban apiladas justo detrás. Simplemente, Helena quedó hecha un gran desastre. Todo el lujoso vestido se arruinó manchándose de vino y ni hablar de su cabello, que empapado goteaba y ahora no quedaba nada de su bello peinado. Desde atrás se podían escuchar las risas de los invitados que, por más que trataban de ocultarlas, se notaban abiertamente. Aún en el suelo, sin poder moverse, Helena comprendió la situación en que se había metido. Sus ojos pronto se llenaron de lágrimas y todo el cuerpo le temblaba al ver la sonrisa diabólica que se cernía sobre los labios de Ariana, que pronto desapareció.

Rachel aún no se había recuperado y, reuniendo sus escasas fuerzas, corrió hacia su hija y la ayudó a levantarse desesperadamente. Helena, tan pronto se puso de pie, no se molestó en secar sus lágrimas y, corriendo, salió de aquel lugar. La indignación y vergüenza que sentía era demasiado para ella, tanto así que estaba al borde de desmayarse por tanta presión. Rachel se volteó a mirar una sola vez a la chica de cabellos azules, dedicándole en sus ojos puro odio y resentimiento, mucho más que otras veces. Se veía que estaba destrozada, pero Ariana seguía tan fresca como el frío de invierno y no tenía ni rastro de expresión en la cara. Rachel se dio nuevamente la vuelta, con intenciones de tomar la mano de Victoria y salir lo más pronto posible de aquella situación, pero el fuerte sonido en una de sus mejillas la hizo tambalearse. El abanico de Liliana Arcus se encontraba en el rostro de Rachel. Aquella mujer golpeó tan fuerte la piel de la condesa Bronte que incluso el resistente abanico se rompió, dejando una marca roja en el rostro de Rachel.

— ¡Esto es indignante! ¡¿Cómo es posible que alguien como yo haya caído en tal vergüenza?! — Liliana estaba extremadamente enfadada y, dirigiéndose hacia Jacob, agregó: — ¡Quiero que sepa que ya no me apetece ninguno de sus vinos! ¡La familia Arcus corta cualquier tipo de relación comercial con los Bronte e incluso los inversores asociados a nuestros negocios también se marcharán!

Y diciendo esto, salió del Salón junto con todos los presentes. Una atmósfera asfixiante se respiraba, pero Ariana estaba feliz, muy feliz de hecho.

"El sabor de la venganza es dulce... Mucho más que aquel vino..."

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Comments

Sandra Mejia

Sandra Mejia

Este capítulo estuvo para alquilar balcón.
gracias 🙂 al Emperador jaaaaaaaaaaaaaa
ese par van hacer una hermosa 💖 😍 😘 😏 😉 💕 pareja.
Hay esa Elena le va dar algo cuando su hermana Ariana se case con el Emperador

2024-03-01

5

Ginn23

Ginn23

Jajaja estuvo genial el capítulo.. gracias por compartir autoras

2023-10-10

3

Luz

Luz

jajajaja fue sin duda un gran espectáculo que le regalo Cyrius 🤣🤣

2023-07-17

9

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