Capitulo 9.

“¡Iris, espera!”, gritó tratando de alcanzarla.

Pero yo solo me fui, con grandes ganas de vomitar. Odio vivir en una familia así de loca.

¿Fue así de aterrador?

Es imposible que resistiera por 7 años enteros este tipo de trato, pero por desgracia lo hice. Resistí hasta el cansancio, esperando que algún día mis dos hermanos mayores murieran para que me dejaran paz.

Incluso, deseé casarme todos los días con alguien encantador.

Suspiré, me iré a mi habitación y no volveré a salir hasta que las cosas se calmen.

Richard le dirá a Archie, así que debo estar encerrada en mi habitación para entonces. Ellos dan miedo cuando actúan juntos y según mis recuerdos, fui protagonista de esas humillaciones.

Diablos... ¿Fue así de difícil para mí?

Ser acosada todos los días en la mansión Eldham era muy común para mí. Desde que me instalé ahí, la mayoría de criadas me odiaban por ser yo.

Según Emily, me odiaban por parecer una mosquita muerta con todo el mundo.

No era mi culpa, cuando aún creía en mi padre me dijo que siguiera siendo así de linda.

Me arruinó la vida entera ese hombre.

¿Por qué no solo me mató al nacer?

Ni siquiera tendría que vivir con este peso.

Subí a mi habitación de inmediato, no quería que Richard supiera que estaba aquí arriba o me siguiera buscando. Aunque la mansión Eldham era mucho más grande, la casa principal de los Blister es más enorme.

El territorio que ocupa es parecido a un palacio, sin embargo, sé que solo es un decir. Conocí el Palacio de los Fontier y no era para nada parecida a esta mansión.

Me parecía bastante normal, pero creo que en el futuro Cedric la agrandó más. El flujo de dinero llegó más seguido cuando mi hermano Cedric tomó el mando como cabeza de los Blister.

Sí, él es mucho mejor opción que esos dos locos.

*¡Pamp!*

Desvié mi mirada hacía la habitación de Cedric. Se había escuchado un fuerte ruido, como si algo se hubiese caído.

Me acerqué a la puerta y la abrí con cuidado, adentro estaba mi hermano mayor en el suelo.

“¡Cedric..!”, grité y me acerqué a él, me preocupaba.

Él no podía morir ahora.

“¡Ah, Señorita Blister, espere..!”, exclamó el mayordomo.

“Hermano, ¿estás bien? Erwin, ¿por qué se cayó?”, pregunté.

“Estoy bien, Iris... Solo estaba intentando caminar”, murmuró, mientras intentaba sentarse.

“¿Caminar? ¿Acaso no puedes? ¡Erwin, trae al médico! Mi hermano... Él no puede seguir enfermo”, pedí más preocupada.

Lo miré y él solo se veía un poco nervioso. ¿Qué le había sucedido realmente? No lo entiendo. En este tiempo, Cedric nunca enfermó.

La última enfermedad que tuvo en el pasado fue después de todos los eventos que le sucedieron a la familia Blister. Mi matrimonio, el fraude piramidal de mi padre y la muerte de mis hermanos.

Pero, ¿qué estaba pasando ahora?

“Sí, de inmediato, Señorita Blister”, aceptó y se retiró de la habitación.

Toqué el rostro de mi hermano, quería comprobar que no tuviera fiebre o algo así.

“Pareces una hermana mayor, Iris”, sonrió.

“¿No estás preocupado? Acabas de caerte y no puedes caminar... ¿Por qué no me lo dijiste?”, lo ayudé a levantarse del suelo.

“Eres mi hermanita, tienes más problemas de los que yo tengo. No quería preocuparte”, se excusó con facilidad.

“Eso da igual... Piensa en tu salud, hermano. La vida no es eterna”, murmuré luego de dejarlo sobre su cama.

Busqué la silla de su escritorio y la moví al lado de su cama. Me mantendré aquí hasta que mi hermano se quede dormido y usaré mi bendición por primera vez desde que volví.

Estoy consciente de lo poderosa que es, considerando mi posición en este lugar, pero necesito de Cedric para conseguir mi objetivo.

No hay forma para que yo pueda subir mi estatus dentro de la mansión, no tengo autorización para salir a cualquier fiesta desde que mi padre supo lo de Arthur y mi debut.

Él quiere obligarme a casarme con Arthur, otra vez.

Richard y Archibald morirán de igual forma al final.

El único que puede ayudarme a morir, es mi hermano Cedric.

“¿No irás a jugar, Iris?”, preguntó.

“No, me quedaré aquí. No puedes ni siquiera cuidarte por ti mismo”, me quejé contra él.

Aún así, estoy preocupada por Cedric. Ha sido una semana desde que enfermó, ¿no será que esa gripe mortal se le adelantó? ¿Tal vez por mi culpa?

No lo sé...

“¿Pasó algo con Richard? Supe que volvió antes de lo esperado”, comentó.

¿Habían salido? No tenía ni idea.

“¿No estaban en la mansión?”, quise averiguar.

“Sí... Hace una semana, nuestro padre los envió a Richard y Archibald al Palacio Imperial. Les dijo que tenían que hablar sobre unos asuntos urgentes, pero debían estar ahí hasta dos semanas más”, recordó.

Esos ‘asuntos urgentes’ son que el emperador está muriendo. El próximo año, el príncipe heredero tomará el trono porque el emperador Isis murió de tuberculosis.

De todas formas, ellos son ajenos a mi. Solo una vez vi al príncipe cuando estaba casada con Arthur, pero muchos decían que era un desquiciado.

Preferiría casarme con un plebeyo antes que conocer a

“Richard fue a molestarme cuando estaba hablando con Aradia. Malinterpretó todo y la echó”, desvié mi mirada.

Era una mentira.

Oí un suspiro de Cedric, debe estar cansado de escuchar mis quejas.

“Ese idiota siempre metiéndose donde no lo llaman... ¿Estás segura de lo que dices?”, preguntó.

Asentí. Ni siquiera existe algo que pueda crear un conflicto entre los tres, mis hermanos ya se odian entre sí. Tanto Richard como Archibald, siempre ocultaron los logros que Cedric hacía.

“Ni siquiera me dijo para qué venía y después, trato de culparte a ti sobre que me alejé de ellos...”, respondí.

Es complicado tener dos hermanos que me adoran como si fuera un maldito objeto.

“Richard debió haber vuelto porque quiere resolver las cosas contigo, es obvio. Iris, hablaré con él”, persistió, se veía determinado.

“¿Hablar? ¿Sobre qué?”, pregunté.

“Te preguntaré una cosa, Iris. ¿Sabes quién es la persona encargada de ti?”, intentó sentarse sobre la cama.

Por supuesto que sí. Es Richard quien se encarga de mis cuidados, mi alimentación y educación. Él es mi tutor. Archie solo es mi hermano, tal como Cedric, pero él se metió en mi educación.

Bueno, solo era una tonta excusa para pasar tiempo conmigo.

Gracias a eso, nunca aprendí a leer y a escribir. Por suerte, las criadas de la mansión Eldham que estaban de mi lado en el pasado me ayudaron a aprender.

“Es mi hermano Richard, ¿no? Él es responsable de todos mis problemas, pero ya no lo quiero. Te quiero a ti, hermano”, pedí.

Si Cedric se vuelve mi tutor, fácilmente seré más libre dentro de la mansión ni siquiera mi padre podría detenerme al salir. Cedric sería mejor cuidador que cualquiera de esos dos.

Y tanto Richard como Archibald tampoco podrían acercarse a mi sin la autorización de Cedric.

Pero cuando lo vi al rostro, supe que sería imposible. En estos años, Cedric nunca se esforzó por nada.

“Si se lo pedimos a nuestro padre, será imposible. Él sigue viendo a Richard como tú mejor tutor, al igual que Archie”, explicó.

Cuando Archibald y Richard murieron, la tutoría pasó de inmediato a manos de mi padre otra vez. Por eso mismo, logré casarme sin ningún problema.

“Entonces, ¿debo seguir soportando esto hasta que pueda casarme?”, pregunté.

¿Por qué no existe alguien que me salve de esta miseria?

Quiero morir. Vivir en paz los últimos años que me queden.

¿No es algo imposible, verdad?

Siempre he terminado siendo la víctima de los demás y estoy cansada de esto. Tiene que haber una forma de resolver, al menos, una parte de mis problemas.

Solo he pensado en morir, pero ¿qué puedo hacer para conseguir la paz? Ya ni siquiera me importa lo que le pase a este maldito Imperio.

Espero que todos..

“Iris...”, la llamó cubriendo las manos de ella con las suyas.

Sentí el cálido toque de mi hermano mayor. Lo miré y observé su rostro. ¿Cómo es que Cedric tiene tanta fuerza para vivir?

“Por favor, no llores. Eres demasiado joven para desgastar tus lágrimas en ellos..”, subió su toque hacia la mejilla de Iris.

¿De qué manera puedo dejar de llorar y sufrir?

“Ya no lo soporto más...”, susurré.

He estado sola toda mi vida y nadie ha deseado darme un poco de afecto ni atención. Aún con sangre noble, viví desde que tengo memoria como una simple sirvienta con malos tratos y golpes. Richard me encontró y volví a ser tratada como una mujer noble, pero a costa del abuso de mis hermanos.

Terminando en un matrimonio político, solitario y sin amor.

Ni siquiera alguien me asesinó, yo misma decidí morir.

Y estoy aquí, otra vez.

En esta maldita miseria.

“¡Iris!”, exclamó.

Volví a mirar a Cedric. Él también me abandonó y me dejó sola en esa mansión.

¿Por qué tengo que perdonarlo y tratarlo como si fuera mi hermano?

Sin embargo, mi hermano me abrazó con fuerza. Podía sentir que su cuerpo entero temblaba, él estaba ardiendo en fiebre y aún así, me abrazó.

Puse mis manos sobre su pecho y lo golpeé despacio. Como si fuera un simple toque.

“Estoy cansada, hermano...”, murmuré ocultando mi rostro en su pecho.

“Perdóname, Iris. No quise decir eso, ¡de verdad lo lamento!”, se disculpó mientras acercaba más a Iris, “Soporta esto hasta que Richard y Archibald cometan un error... Uno imperdonable”.

¿Qué quiere decir?

“¿D-De qué...?”, pregunté.

No estoy segura. Quería que todo esto terminara ahora mismo y sé que nadie impedirá que yo muera.

Pero Cedric, ¿qué es lo que está diciendo?

“Odio ver a mi hermana menor llorar por esos idiotas. ¿Qué importa la familia? Nuestro padre no va a soportar ser ridiculizado frente a la Iglesia o la sociedad”, recordó.

“C-Cedric...”, me separé un poco y lo miré.

Él estaba de pie, temblando por el dolor que le daba su enfermedad, pero aquí estaba. Me acompañaba con mi angustia y me apoyaba. Él me sujetó de mis mejillas para hablarme.

“Preferiría que Richard y Archibald murieran antes que perderte a ti, Iris. Tú eres la única familia que tengo”, fue sincero.

¿Será qué todo esto cambió porque yo me preocupé por Cedric en esta vida?

¿Con qué razón él me apoyaría ahora?

“Tenía miedo. Todo este tiempo lo tuve por culpa de ellos dos, me prohibieron hablarte y ser cercano a ti. ¿Fue una tontería, no? Viendo todo el daño que te han hecho... Perdóname, Iris”, se arrodilló frente a Iris.

Lo miré, estaba en blanco. Sufrí por años por culpa de mis hermanos mayores y Cedric, ¿esa era su razón? ¿Con un simple perdón es suficiente para ignorar todo el abuso que ya sucedió?

Estoy destruida. Fui abandonada por todos.

“S-Sé que no es suficiente para ti, Iris. Han pasado muchos años desde que llegaste a la mansión, pero... Te ayudaré. Estoy dispuesto a ser el heredero para librarte de ese dolor”, tomó las manos de Iris y la miró.

Una lágrima, otra lágrima y varias más comenzaron a caer.

Estoy molesta. Es frustrante.

¿Por qué no puedo abandonar a todo el mundo como todos lo hicieron conmigo?

Todos cambiaron cuando yo hice el cambio.

No lo puedo perdonar. No voy a perdonar a nadie por el dolor que me hicieron pasar.

¡No quiero a nadie de nuevo! ¡No amaré! ¡No me arriesgaré ni me volveré a enamorar!

Sé que es un capricho hacer esto y es algo con lo que siempre soñé por años. Una simple muestra de afecto de alguien a quien nunca conocí. Cedric me veía, sabía que yo existía y se preocupaba por mi situación.

¿Seguirás pensando así de mi cuando llegue tu prometida?, pensé aún en silencio.

Ya no busco el cariño de nadie ni las sobras que alguien más dejó para contentar mi corazón.

Sin embargo...

“Ayúdame, hermano...”, respondí con mi voz quebradiza.

Solo por esta vez permitiré que él me dé su vacío afecto. Quiero calmar y sanar a mi niña interior.

Haciendo esto, puedo sentirme más amada.

Aunque fuera por un tiempo corto.

“Eso haré, Iris. Mi pequeña hermana, te lo prometo... Te protegeré hasta que puedas ser feliz”, prometió.

Cerré mis ojos, mientras continuaba llorando.

Desearía que esa promesa se hiciera real.

En el pasado, Cedric siempre prefirió a Lynette Rusell. Su prometida más amada, la próxima mujer que toda la mansión amaría.

Y que, por desgracia, ella provocó que mi matrimonio sucediera más rápido de lo esperado.

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