Capitulo 8.

Escuché burlas, rumores. Siempre existieron palabras que me insultaron por no ser la esposa amada del Duque Von Fontier.

Una vez, tras pasar dos años de matrimonio, todos asumieron que yo era infértil. Arthur y yo jamás tuvimos un heredero.

Hubiese amado a ese hijo con todo el corazón...

“Oí que bailaste con él, ¿sabes? Yo tuve que retirarme antes, así que no creí que llegarás tan lejos sin mí”, continuó hablando más incómoda.

Sentí ganas de llorar. Era tan doloroso saber que al final daba igual los esfuerzos que hiciera en el pasado o en esta nueva vida, él nunca me amaría.

“No me interesa nadie...”, repetí. Mi corazón estaba destrozado.

¿Es así cómo se siente un desamor?

“¿De qué hablas? De seguro, él se interesó en ti. Todos dicen eso..”, se cruzó de brazos.

Tch.

Esta mujer ya es molesta. Está provocando que me sienta peor que antes.

Me levanté de mi asiento, quería llorar. Quería gritar y golpear a alguien. Ese hombre hace que me moleste tanto.

Solo deseo morir para dejar de pensar en esto. Ya no hay nada para mí.

En mi vida anterior, comprobé todo eso.

“Ya vete, Aradia. Quiero estar sola”, le pedí evitando las lágrimas.

“¿Eh? ¿Dije algo malo? ¿Estás bien, Iris?”, se levantó también.

Se preocupaba por mi, pero todo es una farsa. Ella solo quiere deshacerse de mi y se burla a espaldas de mi. ¿Por qué todo el mundo a mi alrededor quiere destruirme?

¿Qué tan cruel puede ser mi vida?

Suspiré, cubriendo mi rostro. Me he vuelto más sensible que en el pasado, todo porque soy más joven que antes y todo lo que ha sucedido en mi vida, sigue doliendo porque debo volverlo a repetir.

Cada error que cometí en el pasado, no puede volver a suceder.

“¡Iris! ¿Estás bien?”, preguntó de inmediato Richard.

Es una buena manera de echar a Aradia de aquí, así que me dejé caer en los brazos de mi hermano mayor. Aunque detesto cualquier toque de su parte, sé que Aradia no se irá por más que se lo pida.

“¡H-Hermano..!”, lloré y lo vi al rostro.

Quiero que malinterprete la situación. Hazlo, Richard. Trata mal a esta maldita mujer que siempre envidió lo ajeno.

“¿Qué demonios pasó? ¡¿Por qué no hay ni una sola criada aquí?! ¡Tú, ¿qué le hiciste a mi hermana?!”, exclamó con furia.

“Y-Yo... Lord Richard, yo jamás le haría algo a Iris. Solo es un accidente”, murmuró confundida.

“¿Por qué no solo te vas? Si ni siquiera puedes reconocer tu error, lo mejor será que te vayas. Ninguna amiga de mi Iris la haría llorar”, escupió sin una sola clemencia por ella.

Fue afortunado que Richard apareciera por aquí, pude aprovecharme de la casualidad. De seguro, con lo que él le dijo, Aradia se marchará.

“S-Sí, piensa en mi invitación, Iris. Nos vemos..”, se retiró con una reverencia y se fue.

Seguí llorando, tenía muchas ganas de llorar por todas las cosas que recordé, pero no enfrente de alguien como Richard. Él es la peor persona para que me viera llorar.

“Esa estúpida niña, ¿cómo es posible que se fuera así? Iris, dime su nombre y podré darle un castigo adecuado”, la miró y se sorprendió.

De alguna manera, él me seguía pareciendo así de desagradable. En mi vida pasada, justamente cuando tenía 8 años, conocí a Richard.

Y fue desde ese momento, que mi tragedia comenzó.

-xx-

Existían cosas que Richard Blister no podía sentir.

La alegría. El amor. La tristeza.

Eran cosas inútiles para él.

Él simplemente era una cara seria, cada vez que alguien trataba de darle algún regalo, siempre ponía un rostro neutral.

¿Era normal para un niño pequeño?

“¿No puedes fingir un poco? Somos lo que somos, hermano mío”, le susurró Archibald un día.

Richard, había descubierto que su hermano gemelo era igual que él. Siempre pensó que era un error en su familia, pero tal parecía que no. Los dos buscaban a alguien o algo que los hiciera sentir felices.

Ambos herederos a puesto de Vizconde, aunque él era más superior que su hermano menor para el puesto.

Pero ¿por qué no sentía nada?

Era frustrante. Había gente peor que él, pero ellos si tenían la capacidad de tener emociones. Su hermano menor, Archibald sabía fingir muy bien sus sentimientos, pero era peor que él.

Sabía que los dos querían poseer algo que les diera ese sentimiento.

Hasta que un día, finalmente llegó. Su pequeño rayito de sol.

(...)

Normalmente, Richard no salía mucho en temporada de verano. Se la pasaba estudiando las bases de la economía e idioma, había sobre pasado casi todas las enseñanzas que podían darle como un heredero, así que solo estudiaba materias avanzadas.

Pero hoy, fue diferente. Por alguna razón, Richard salió a cabalgar un rato con su hermano menor, Cedric.

“¡Richie, corramos hacía allá!”, le gritó para comenzar a andar.

Richard sonrió un poco y tiró de la correa, el lugar al que había apuntando su hermano menor era cerca de los valles del territorio. Justamente, donde vivía la mayoría de criadas.

No estaba muy lejos de la mansión, así que estaba bien correr hacia allí.

A pesar de que le mostraba una enorme sonrisa a Cedric, él no sentía nada.

De alguna manera, era aburrido. La vida se había vuelto de esa forma desde que era pequeño.

“¡Vamos, no te quedes atrás, Richie! Te voy a ganar”, llamó Cedric otra vez.

Él estaba más lejos, pero podía verlo.

Sabía muy bien que en el futuro, ese niño viviría feliz y contento. Tendría familia, y podría hacer lo que quisiera en el futuro, de hecho, le tenía envidia.

Eso era lo malo de él. A veces, solo lo sentía como que debía cometer algún acto en contra de su hermano, pero era mayor y tenía 15 años. Sabía controlarse.

En el pasado, cuando era más pequeño, se le hacía mucho más difícil.

“¿Cedric?”, lo llamó.

Lo había perdido de vista. Detuvo la velocidad a la que iba con el caballo y procedió a caminar un poco más. Se metería en muchos problemas si perdía de vista a Cedric, es un niño de 11 años, es obvio que lo perdería de vista si no prestaba atención.

“¡Cedric! Niño idiota...”, suspiró. Sería una molestia buscarlo.

Siguió caminando, en completo silencio, le incomodaba mucho que no hubiera ni una señal de ruido, pero siguió su camino.

Cada vez más, estaría cerca de las casas de las criadas y sería fastidioso saludarlas a todas.

“Espero que Archie haya estado cerca de por aquí, no pienso seguir buscando a ese niño”, se quejó con frialdad.

No había mucho problema en dejarlo así, estaba seguro de que Cedric estaba por ahí cerca.

“¡Uhg!”, exclamó.

Richard se detuvo abruptamente, asustando al caballo lo que provocó que se sorprendiera y diera un fuerte relincho.

“¡Hiiiii, hiiii!”, relinchó.

El sonido había sido tan repentino y fuerte. Richard intentó tranquilizarlo, pero fue imposible. Lo que había visto caer era una niña y debía sacarla de ahí.

“¡Cuidado..!”, exclamó y corrió para tomarla entre sus brazos.

*¡Tacatá, tacatá!*

Ese caballo era muy asustadizo. Richard lo había olvidado y como estaba apurado con Cedric, lo olvidó.

Después de eso, tendría que salir a buscarlo con su propio caballo.

Miró hacia la dirección que el caballo loco se había ido, lo más probable es que fuera a encontrarse con Cedric. Esperaba que fuese así para no ir a buscarlo por sí mismo.

“Ghhg...”, escuchó un quejido.

Richard miró a la niña, notando que tenía un claro, brillante y bonito cabello rubio. Por lo poco que había tocado, era bastante suave y aunque estuviera muy desordenado, se veía bien.

“¿De dónde diablos saliste, eh? Si eres hija de una de esas sirvientas, te diré que tu madre no saldrá..”, su amenaza no llegó a más.

La pequeña niña lo estaba mirando, con lágrimas en sus ojos y un semblante lleno de tristeza. Parece que esa caída le provocó una fractura.

”L-Lo lamento...”, susurró.

Sus ojos amatistas desviaron su mirada, parecía estar sufriendo mucho de dolor. Richard, por primera vez, sintió una enorme calidez en su corazón.

No.

Se trataba de algo más.

La abrazó con cuidado. Se veía delicada, como una pequeña muñeca a la que tenía que cuidar. Incluso, llegaba más que eso. Una niña tan bonita, delicada, ¿por qué estaba ahí abandonada? ¿Acaso había algo más que no sabía?

“Estarás bien... Te llevaré adentro, con eso, dejará de doler”, habló.

Fue un encuentro tan casual. Tan aleatorio. Eso, simplemente había sucedido.

“D-Duele mucho...”, murmuró.

Y su voz, era tan tierna y angelical como la de una hermosa muñeca.

“¿Cómo te llamas? Necesito saber tu nombre”, pidió sin siquiera soltarla.

“I-Iris..”

Un nombre tan bonito para una niña tan delicada. De ser posible, Richard haría lo posible para cuidarla y de ser necesario, evitar que algo malo le sucediera.

Incluso, si eso lo llevaba a encerrar a Iris.

-xx-

Los sentimientos egoístas que él sentía por mi, eran agotadores.

Lo descubrí una vez ellos dos murieron. A pesar de que ambos me golpearon, abusaron de mi y me humillaron. Quizá hicieron más cosas que aún no puedo recordar, pero ellos son perturbadores.

Me dan miedo.

Sin embargo, los usaré a mi beneficio para el futuro. Si para entonces, nada ha cambiado, haré que su muerte suceda.

“¿Iris?”, la llamó.

Richard tiene una obsesión por mi. Existen cosas que simplemente no necesitan de alguna disculpa o súplica.

Él me provocó cicatrices, memorias y heridas que nunca van a borrarse. Por su culpa, estoy acabada.

“Estoy bien, no necesito de ti para darle un castigo”, limpié mis lágrimas.

No quiero parecer otra persona, pero me desagrada. Tengo que poner límites entre los dos y ahora, mi nuevo hermano favorito que conocerá la gente, es Cedric.

Incluyendo a toda mi familia.

“¡Espera! ¿Estás segura de eso? Yo puedo hacer lo que quieras, Iris”, pidió.

¿Por qué seguía cerca de mi?

Tch. Sacar a Richard y Archibald de mi vida sin seguir la línea de mos hechos será complicado. Ellos murieron en un evento muy extraño.

Nunca se nos explicó, ni siquiera a la familia, cuál fue la causa de muerte original. Sin embargo, fue un accidente muy trágico. Es decir, ¿cómo mis hermanos tan bien entrenados, murieron por simples bestias demoníacas?

Estoy segura que existió algo más.

“Estoy bien...”, respondí y me aparté, “iré a buscar a Halsey para que se lleve todo lo que usamos con Lady Rilley”.

Me di la vuelta, en dirección para volver a la mansión. Sé que mis dos hermanos no tienen muchas oportunidades para pasar tiempo conmigo, Richard es el heredero oficial, Archibald es el encargado de finanzas y lleva muchos negocios encima.

Los dos están muy ocupados.

Si descubren o sienten que me estoy apartando de ellos, realmente espero que se alejen de mi lado.

En el pasado, jamás hice nada por lo amenazada que me sentía por sus golpes y a pesar de eso, eran los únicos que me daban un poco de atención y afecto. Es por eso mismo que no tenía muchas opciones como ahora.

De hecho, ¿realmente me importa tanto? Mis hermanos son socialmente aceptados, tanto así, que son mucho más famosos que yo. Así que, puedo usarlos cuánto yo quiera para mi plan.

“Iris”, habló.

Él me estaba llamando. Mi yo del pasado ya habría vuelto a sus brazos dispuesta a recibir todo su retorcido afecto.

Pero ahora, lo detesto.

“¿Qué quieres, Richard?”, me detuve y solo esperé una respuesta.

Algo que nunca llegó, más que un profundo silencio.

“Tch... ¿Estás actuando así por qué Cedric te dijo algo?”, preguntó acercándose más, “Claro, es obvio que en algún momento lo haría. Él te está mintiendo”.

¿Qué?

Lo miré a los ojos, viéndolo fijamente. Eran celos.

“Cedric y yo, él no tiene nada que ver en esto”, me excusé, era falso por supuesto, “Cedric también es mi hermano”.

Sin embargo, Richard se acercó más a mi. Mucho más a mi.

“¿De qué demonios estás hablando, Iris? Cedric... Él solo quiere apartarte de mi lado”, puso su mano sobre el hombro de Iris, “Lo sé, eres inocente y amable. Es obvio que nunca lo notarías”.

¿Qué tipo de locura es esta?

Su toque era perturbador. Intenté retroceder un poco, por un momento, me sentí tan débil.

“¿De qué hablas..?”, pregunté.

Richard puso su mano sobre mi mejilla, él estaba completamente loco.

“Cedric no conoce su lugar. ¿Qué no te había dicho? Iris solo me pertenece a mi y de nadie..”, no pudo continuar hablando.

*¡chiak!*

Golpeé su mano. Intenté respirar más tranquila, ¿cómo pude soportar este tipo de estupidez por tanto tiempo? Sentía que eran mi salvación, pero esto...

Ni siquiera Arthur actuaba de esta manera.

“No soy un objeto. Si Richard no lo entiende, no vuelvas a acercarte a mi. Eres aterrador, das miedo”, me quejé.

No tenía ni una sola pizca de terror.

Era repugnante este idiota, sobre todo, porque es mucho más mayor que yo.

Cedric es el único que se ha comportado como un hermano.

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