Capitulo 14.

-x-x-

Su mirada delante del espejo delataba su ilusión. Iris, sentía fielmente, que en ese vestido se veía hermosa. Su cabello había sido peinado en una larga cola rodeada de pequeñas mariposas de papel. Su maquillaje era delicado, bastante sobrio. Y el vestido que traía le encantaba.

Su padre junto a su hermano mayor, Cedric, se lo habían regalado para ese día.

Tal como siempre le leían desde pequeña, esperaba que ese matrimonio fuera perfecto. Ideal para ella y como todos los cuentos de hadas, que fuera feliz eternamente.

Sonrió al verse por última vez, hoy por fin estaría casada con el hombre del que estaba profundamente enamorada e incluso, soñaba con tener una bella familia con él.

Aunque su propia familia no lo fuera, quería que su esposo le diera la alegría que siempre buscó.

*¡Toc, toc!*

Iris se dio la vuelta, habían golpeado muy fuerte la puerta. Lo suficiente como para asustarse. Desvió su mirada, probablemente se trataba de su doncella que había regresado para buscarla.

Todavía faltaba su ramo de flores. Había elegido un ramo de lirios azules, pero era muy complicado de conseguir y le habían dicho que fueran embarcadas ese mismo día en la mañana.

Esperaba que su doncella consiguiera llegar a tiempo para recibirlo.

La puerta se abrió sin que respondiera.

Iris no acostumbraba a hablar mucho, así que cuando se dio la vuelta no supo decir nada. Se trataba de su prometido.

¿Por qué estaba ahí? Era de muy mala suerte, según la Iglesia, que los novios se vieran antes de la boda. Así que, de inmediato desvió su mirada.

“U-Uhm...”, su voz tembló.

No sabía qué decir. Su voz no salía para preguntarle porqué estaba ahí.

De hecho, uno de sus sueños cuando fuera esposa de Arthur era lograr hablar de mejor forma. Como los gemelos siempre lo hicieron por ella, Iris no sabía hablar por sí misma.

“¿Tú eres la hija del Vizconde Blister?”, murmuró con frialdad.

Iris respiró profundamente, asintió y se levantó de su asiento. A pesar de su belleza espetacular, le dio un poco de miedo. Era extraño que fuera así.

“S-Sí...”, respondió.

Se alegró un poco. Pudo dar una palabra a lo que su prometido le estaba pidiendo.

“Toma esto, llegó a mi habitación”, le entregó un ramo de flores.

Iris solo lo recibió, pero continuó mirándolo. Aún si actuaba de esa forma, sus ojos eran espectaculares.

“No puedes llegar tarde, no quiero desgastar más mi tiempo contigo”, respondió y tras eso, cerró la puerta.

Iris parpadeó y desvió su mirada. Ese hombre sería su esposo durante el resto de su vida.

Puede que haya sido un primer encuentro negativo, pero Iris tenía la esperanza de que ese ramo de flores se convirtiera en el nuevo fruto de su amor.

Hasta que las miró y su rostro cambió.

El ramo de flores estaba lleno de flores Lycoris radiata, la Flor que venía directo del infierno. Esa era la primera flor que su prometido le había dado alguna vez y ese sería el primer recuerdo que tendrían entre los dos.

Ni siquiera las soltó de sus manos. El ramo con el que se casaría estaba repleto de flores que llamaban a la muerte.

Todos pensarían que odiaba la idea de ese matrimonio y que, en realidad, solo quería morir.

Arthur se lo había dado, ¿qué significaba eso? ¿Él le deseaba la muerte? Era imposible que fuera así, es decir, ellos a penas se conocían un poco.

Iris presionó el ramo de flores y solo calló.

¿A quién podía pedirle ayuda?

En ese compromiso, la única que realmente la apoyaba era su mejor amiga, Aradia. De seguro ella podría arreglarlo.

“¡Iris, ya es hora de la boda!”, exclamó entrando en la habitación.

“A-Ari, yo no..”, intentó detenerla.

Aradia le sonrió y la tomó de las manos junto al ramo.

“Las flores, tu vestido, todo en ti está perfecto, Iris. Ten confianza de que todo saldrá bien”, la tranquilizó.

Iris estaba segura de que esas flores arruinarían por completo su boda.

-x-x-

Así que el Condado de Rilley sigue igual después de tantos años en el pasado.

Cuando me casé, dejé de venir a este lugar y ni siquiera salía de la mansión Eldham. Fue grave error, por supuesto, porque perdí mucha comunicación con el exterior.

“Oh, Lady Blister. Bienvenida al Condado de Rilley”, me saludó el guardia de la entrada.

Es horrible saber que me volví amiga de Aradia solo porque ella me vio como un tesoro al que tener. De hecho, ella misma me lo dijo una vez como si fuera un juego.

Fueron tantas veces en las que sufrí de burlas por culpa de esa mujer.

“Gracias... ¿Aradia está dentro?”, pregunté.

“Según lo informado por Patrick, la señorita está en el Jardín Principal”, respondió.

Sería una molestia caminar solo para ver a Aradia. Si quiero conseguir algún tipo de venganza contra ella, podría ser dañarla desde dentro.

Creo que tengo una pequeña idea.

“¿Desea que le avise a Patrick que llegó? La señorita la ha estado esperando desde hace un rato”, comentó otra vez.

“No... ¿Está el hijo de la Condesa?”, pregunté con una sonrisa.

Me refería a Sebastián Rilley.

En el pasado, el hermano mayor de Rilley se volvió Subjefe dentro de la facción que lideraba el Emperador, así que es un hombre muy poderoso.

Que por desgracia, detesta a Aradia y solo finge un gran cariño por ella. Muchas veces en el pasado, escuchaba de los rumores que Sebastián quería a Aradia solo frente a la gente y por detrás, la detestaba.

Al final, resultó ser cierta. O eso se decía.

Creo que antes de morir, había llegado la noticia de que Sebastián resultó ser un hijo bastardo de la Condesa. La Condesa de Rilley había engañado al actual Conde con un simple plebeyo.

Eso realmente arruinaría la reputación de Aradia.

Todos dudarían si posee sangre noble. De todas maneras, me encantaría hablar con él sobre un tema en particular.

Mi reputación en la sociedad es neutral. Todos saben que soy la hija menor del Vizconde Blister, pero eso es todo. Mi aparición en el baile de debutantes no fue tan importante, es decir, ni siquiera soy la princesa heredera.

Bueno, eso no tiene nada que ver conmigo.

Mientras la gente conozca menos de mi, me sentiré más a salvo de las acciones que vaya a hacer en el futuro.

Lo digo solamente por el hecho de que mi boda en el pasado, fue la más famosa y resonada en todo el país por algunos meses. Aquello solo debió haberme dado un futuro prometedor en la sociedad, incluso pude haberle traído mucha fama a Arthur debido a mi posición como si esposa.

Pero los resultados ya están más que presentes.

Si eso se vuelve a repetir, lo más probable, es que termine muriendo a causa de Aradia.

“Sí, está en su oficina... ¿Desea que la ayude a llegar ahí?”, preguntó el caballero.

Negué con una sonrisa, llegaré un poco más atrasada a la fiesta de té de Aradia. De seguro ni siquiera le va a importar, después de todo, tiene más amigas aparte de mi.

“Iré para allá entonces, adiós”, murmuré.

Caminé hacia las puertas del Condado y entré. Este lugar no ha cambiado mucho desde la última vez que lo recuerdo.

Estoy segura que uno de los hermanos de Aradia estuvo implicado cuando se reveló la verdad de su nacimiento.

Bueno, en la mansión Eldham era difícil saber lo que pasaba afuera.

Cuando era pequeña, la primera amiga que pude hacer fue Aradia. Ella era elegante, noble y realmente la admiraba demasiado. Hice todo lo que me dijo para ser igual que ella.

Fue ridículo hacerlo. Muchas veces por hacerle caso quedé en vergüenza.

“¿Iris?”, habló.

Miré hacía delante y me encontré de inmediato con la persona que buscaba.

Sebastian Rilley.

“Vaya, has crecido mucho. Recuerdo que antes eras muy pequeña, incluso Ari te alcanzaba”, continuó diciendo con una sonrisa, “¿por qué estás aquí? Ari me dijo que te estaba esperando”.

Todo este tiempo, Sebastian resistió el resentimiento que tenía contra su familia. Odiaba todo lo que tuviera que ver con el Conde Rilley.

Me servirá de mucho para el futuro.

“Quise venir a hablar contigo, Lord Rilley”, respondí educada, “Aradia puede esperar todo lo que quiera..”.

Desvié mi mirada, intentaré sacar la verdad tras su cara. ¿Cómo pudo mantener esa paciencia durante tantos años?

¿Será que al final todo tiene que ver con la familia Imperial?

“¿Lord? Ja, ja. Iris, es extraño escucharte hablar de esa manera”, se rió, “nunca pensé que me dirías así”.

Ignoré sus palabras. Debe entender que las personas cambian.

“Bueno, aprendí mucho de etiqueta. La maestra me dijo que al primer hijo de la familia se le dice así, ¿o me equivoco?”, lo miré a los ojos.

Por un momento, su semblante cambió un poco. Desde el principio, Sebastián dudó de su posición por culpa de la Condesa y de seguro, ya sabe la verdad de su nacimiento.

“Iris... ¿Por qué no entramos a mi oficina?”, sugirió poniendo su mano en la espalda de Iris.

Me parece curioso que Sebastian no quiera que nadie escuche nuestra conversación, de hecho, su posición en estos años debe estar muy asegurada. Nadie dudaría de que no es el hijo del Conde.

“Está bien..”, acepté.

De inmediato, caminamos hacia la oficina y entramos. Puede que los años hayan cambiado mi percepción de las cosas.

Pero estoy consciente de todo lo que está pasando en estos años.

El emperador Isis está enfermo y sus dos hijos están batallando por quién será el próximo heredero.

El primer príncipe, Cassius Arlen de Laencaster. Es el hijo de la emperatriz y ha sido desde siempre la primera elección de todo el mundo. Ha tenido el apoyo de los nobles desde que nació.

Y el segundo príncipe, Cyrus de Laencaster. Él es hijo de una concubina del Emperador, pero este último tiempo ha recibido mucho apoyo.

Por lo que sé, soy mayor que ellos dos, pero han tenido que madurar bastante rápido con todo lo que ha estado sucediendo. Debe ser muy complicado vivir así.

Sobre todo, para el primer príncipe. Ser presionado de esa manera y competir con su hermano debe ser una locura.

Pero la familia Rilley apoyaba a la facción del segundo príncipe, cosa que Sebastian odiaba completamente. Mi familia también lo apoyaba. E incluso, el Duque Von Fontier.

Aún no recuerdo con exactitud qué fue lo que pasó con ese suceso, pero sé que hubieron muchos problemas.

“¿Ha pasado algo, Iris? Quiero decir, es extraño verte actuar de esa manera”, habló con calma, “si Ari ha hecho algo, puedo hablar con ella..”.

“¿Cómo puedo asegurar a mi familia?”, pregunté.

Justamente fue cuando la facción del segundo príncipe se levantó, la obsesión con las apuestas de mi padre empeoró.

Todos comenzaron a estar detrás de la familia Blister cuando se declaró públicamente nuestro apoyo por el segundo príncipe.

“¿Qué quieres decir, Iris?”, preguntó extrañado.

Yo misma provocaré que mi padre caiga en su fraude, e incluso, trataré de averiguar por qué mataron a mis hermanos para hacerlo yo misma.

No puedo hacerlo sola, es un hecho.

Pero quiero arreglarlo, antes de decidir cualquier cosa, necesito ayudar a la gente que podrá mejorar la situación del Imperio.

“Sé muy bien lo que está pasando en el Palacio Imperial. Su Majestad, el emperador está muriendo y muy pronto, todas las familias importantes tendrán que dar su apoyo”, comenté.

Cedric apoyará al primer príncipe. Yo también. Pero para eso, debo tomar más fuerzas para asegurar que mi familia no quede destruida otra vez.

“Es cierto... Bueno, ¿qué decisión tomaron tus hermanos mayores, Iris?”, preguntó con seriedad.

No sé de qué manera Sebastian se volvió líder de esa facción, ni siquiera sé cómo es que se volvió tan cercano al primer príncipe, pero debo decirle la verdad.

“Richard y Archibald decidieron apoyar a Su Majestad, el segundo príncipe”, confesé.

Es por esa razón que mi padre envió a Richard y Archibald al Palacio. Mi padre necesitaba de alguien para vigilar el estado del emperador y tomar la decisión correcta.

La que mejor apoyaría su propia avaricia.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***