Capitulo 10.

Cerré la puerta de la habitación de mi hermano Cedric una vez salí de su habitación. Él se había quedado dormido, el médico le dijo que se trataba de una gripe más fuerte y por supuesto, le dio medicamentos con mayor intensidad que antes.

Recomendaron que se mantuviera en cama por un tiempo más.

Se había quedado dormido, lo bueno de todo esto, es que su fiebre bajó y ya estaba bien.

Suspiré. Es imposible conseguir esas flores para lograr mi objetivo.

Cedric tal vez se preocupe mucho más por mi ahora, pero cuando Lynette llegue, él se olvidará de mi.

Da un poco de miedo. Para entonces, necesito que Richie y Archie continúen con vida hasta encontrar una solución para no casarme con Arthur.

Él y yo, en esta vida, no nos volveremos esposo hasta que la muerte nos separe.

Preferiría perder todo contacto con él y jamás a volver a saber de Arthur. Después de todo esto, Arthur ni siquiera sabrá que fui su esposa en el futuro.

Estoy segura que puedo lograrlo sin utilizar algo tan complicado.

Aunque, podría utilizar mi habilidad y permitir que la Iglesia se entere de este gran poder. Sin embargo...

Me abracé a mi misma mientras caminaba. Antes de morir, supe lo que hacían a las personas que nacían con poderes extraordinarios. Sobrevivir o morir.

Esa era la regla básica al momento de demostrar un gran talento para la magia.

La brecha demoníaca. Un espectáculo mágico que ha estado así por miles de años, en la última gran guerra, la brecha se abrió demasiado dejando pasar una gran cantidad de demonios.

Me pregunto si hubo alguien que pudiera haberla cerrado finalmente después de mi muerte.

Suspiré. Aceptaría cualquier cosa para poder irme de esta mansión, lejos de mi familia y Arthur. Para morir en paz sin que nadie sufra por mi.

Sin embargo, hay cosas que simplemente no me cuadran en esta vida y en la anterior. ¿De verdad fue necesario estar juntos por tanto tiempo? Podría haberme ido antes si es que lo quería, después de todo, nadie creía en nuestra unión.

Es ridículo. Siempre pensé que mi deber como mujer era amarlo hasta que uno de los dos muriera.

Supongo que fui la última en darme cuenta de que ese matrimonio ya estaba arruinado.

Me siento como la burla de todos.

“Es horrible..”, desvié mi mirada.

En esta mansión, no hay ni un solo recuerdo de mi madre ni la original Vizcondesa de esta lugar. De hecho, nadie las recuerda.

Solo yo recuerdo a mi madre y la llevo en mi corazón.

No puedo entender si murió o escapó. Mi padre, la persona de la que heredé este don, solo ve a las mujeres como objetos. Él arruinó mi vida cuando decidió mantenerme con vida.

Aunque, Richard y Archibald son iguales a él.

Los tres están locos y han perdido la cabeza.

“Flores para alguien tan linda como mi hermana”, la detuvo y le puso un ramo de Azaleas frente a ella.

Me detuve sorprendida al oler el refrescante olor de las Azaleas.

Un olor parecido al jabón más refrescante, pero justamente el que me daría una muerte lenta y tranquila.

Miré a Richard de reojo, de seguro fue a buscarme para darme las flores que Cedric le había pedido por mi parte. Las agradezco, pero hubiese preferido que mi hermano Cedric me las hubiera dado.

Él me desagrada.

Extendí mis manos para alcanzar el ramo, de éstas mismas flores podría sacar sus semillas para no volver a pedirlas y que sean ilimitadas. No habrá problema, moriré en un tiempo de un año a dos.

Pero cuando lo tomé, Richard puso sus manos sobre las mías. Su tacto fue repugnante, me dolió el estómago de solo sentir que estaba cerca de mi.

“Quiero que las aceptes como una disculpa de mi parte, fui grosero contigo”, habló desviando su mirada.

No me interesa tu lástima.

Quiero que te vayas de mi lado para siempre, te detesto.

“¿Una disculpa? Sí, claro...”, respondí hastiada.

Es insoportable tocarlo.

“¿Iris? Por favor, hemos sido muy unidos desde siempre. No lo arruines por culpa de Cedric..”, intentó convencerla.

“Mi hermano Cedric no tiene la culpa de nada. Él está enfermo, ¿crees que es divertido?”.

Quería buscar cualquier excusa para apartarlo de mi lado. Estuve tan tranquila toda esta semana y ahora, ¿quieren devolverme ese sufrimiento? Dios es muy cruel.

“¡No me refería a eso, Iris! No lo sé, desde lo sucedido ese día eres distinta... ¿Hay algo que te moleste?”, preguntó con delicadeza.

Me mordí el labio.

Por eso es que están locos. Me dejé convencer tantas veces por esto que es insoportable saber lo estúpida que fui. Richard es más expresivo que mi hermano Archie, el hecho es que provocó miles de veces que sintiera lástima por él.

De esa manera, siempre recibí el peor trato de su parte a escondidas de los demás.

Esta delicadeza con la que me hace esa pregunta, ¿quiere hacerme algo?

“Solo déjame en paz, Richard”, confesé.

Sus manos soltaron las mías y me alejé un poco. Esta vez, no pensaba escapar y dejarlo ahí para provocarle más problemas a Cedric.

Quiero controlarlo también, de alguna forma en la que no deba involucrarme tanto.

“Iris... ¿Qué es lo que pasa? Soy tu hermano mayor, ¿no? Puedes confiar en mi, pero no me pidas eso, por favor”, le suplicó.

Me da asco verlo actuar así.

Sujeté las flores cerca de mi pecho, las aceptaré porque las necesito, pero no quiero recibir nada de él.

“No quiero nada de ti, Richard”, le dije.

“¿Entonces? ¿Qué es lo que pasa?”, se acercó a Iris, tomándola de sus hombros, “Acaso... ¿Archie te hizo algo malo? O tal vez fui yo, ¡puedo mejorarlo, Iris!”, exclamó más eufórico.

Ya no hay nada para mejorar.

“Archibald me golpeó, Richie”, confesé.

Eso fue lo último que mi hermano Cedric me había dicho antes de por fin descansar por causa de su enfermedad.

Permitir que ambos gemelos continúen de mi lado, pero si Richard y Archie se odian tanto por dañar algo tan preciado, es obvio que en algún momento van a enfrentarse.

“¿Qué estás diciendo?”, preguntó sorprendido.

“Mi hermano Archie me golpeó y me lastimó, Richie”, bajé mi mirada. Iba a fingir tristeza, pero algo más llamó mi atención.

Y es que, Richard estaba fingiendo sorpresa. Había expresiones en él que en el pasado noté que a veces fingía para su beneficio.

Porque existió una vez que acusé a Richard con mi padre cuando intentó abusar de mi, estaba tan asustada y no lo entendía, pero fue cuando lo vi.

Este maldito desgraciado.

Él ya sabía que Archibald me golpeaba. De seguro Archibald también está informado de todo lo que ha hecho Richard.

¿Por qué me hacen todo esto?

Son unos completos desquiciados.

“¿Estás segura de eso, Iris? De seguro no fue intencional, Archie no es alguien violento...”, sonrió con falsa preocupación.

Levanté mi mirada otra vez.

“Tal vez fue así...”, respondí.

Es imposible para mí lograr algo. Soy débil. Mi cuerpo es delgado y ni siquiera tengo tanta resistencia para la magia de mi habilidad.

Mi cuerpo ahora es demasiado débil.

“Estoy seguro que Archie no quiso hacerlo, sabes muy bien que no es muy paciente cuando está de mal humor. Fue un error, si le digo que se disculpe probablemente..”, siguió hablando.

Pero dejé de escucharlo.

Miré hacía sus ojos, estaba usando parte de su bendición. Richard nació con el don del convencimiento y elegancia.

Quizá no suena como un buen don para un heredero de la familia Blister, pero sí que lo es. Es demasiado peligroso cuando usa su don de convencimiento.

Una vez en el pasado, logró convencer a un demonio de matarse a sí mismo de la peor forma posible.

La familia Blister está repleta de habilidades aterradoras.

Además, puedo notarlo porque sus ojos rojos están brillando.

“Ya basta”, hablé.

Y su habilidad dejó de funcionar. Pude notarlo porque el brillo y su maná dejaron de moverse a través de mi.

Esta vez, mi hermano puso un verdadero rostro de sorpresa.

“¿Iris...?”, me llamó.

Él se oía sorprendido. Era indescriptible su semblante.

“Eres un mal hermano... Ni siquiera eres capaz de disculparte con Cedric ni conmigo, ¿qué tipo de persona eres? Te detesto, espero que pronto..”, no pude hablar más.

El aire no entraba por mi nariz. Miré a Richard y luego, retrocedí un poco.

Sabía lo que pasaría si activaba mi habilidad ahora.

“¡Iris..!”, gritó.

*¡Cough!*

Solté las flores y solamente vomité sangre. No pude escuchar más y mi visión se volvió muy borrosa.

Fue un error utilizar mi don para alejar a mi hermano mayor Richard.

Tarde o temprano, acabaría de esta forma.

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“¿Podría decirme cómo es que sucedió esto, Joven duque?”, preguntó Artis, el médico oficial de la familia Blister.

Richard miró a su hermana, estaba inconsciente y se veía demasiado pálida. Según palabras del médico, tuvo una hemorragia interna repentina y es por esa razón, que decayó tan rápido.

“Bueno, no lo sé. Estuve ausente esta semana y Cedric está enfermo, su doncella lo sabrá”, recordó.

Richard se sentó en la cama de Iris y la tomó de su mano. Su toque se sintió muy tibio, ella se veía como una pequeña muñeca delicada.

“Alguien la estaba envenenando, Joven Duque. Para provocarle una hemorragia tan agresiva... No lo sé, es probable que fuera un veneno muy peligroso”, murmuró.

Sin embargo, Artis ya había tratado a muchos Blister en el pasado y sabía que no solo se trataba de un veneno. Iris tenía una bendición mucho más poderosa que su cuerpo no podía soportar.

Además, esas flores de Azalea. Artis sospechaba que la ‘tonta Iris’ sabía mucho más de esas flores que cualquier persona.

Había corrido rápidamente el rumor que Iris había cuidado de las flores del jardín.

“¿Veneno? ¿Estás seguro de lo que dices, Artis?”, preguntó con frialdad.

Aquello asustó a Artis, quién solo asintió con cierto miedo. El heredero de esa familia daba terror con solo verlo.

“Yo diría que es un veneno mágico, tenían intenciones de asesinar a la Señorita Iris... Por suerte, ya le di un antídoto, pero no sé cuándo vaya a despertar”, explicó.

“Sí... Me encargaré de que esto no vuelva a pasar, nunca más”, decretó y se retiró en completo silencio.

Era un hecho el afecto que Richard poseía por Iris.

Artis suspiró para continuar con su trabajo. No dijo toda la verdad porque sentía que había algo más en eso, la manera tan extraña y alterada en qué fue llamado hacia la mansión lo sorprendió.

A pesar de que Iris parecía ser una mujer muy delicada y que necesitaba ser cuidada por todos, su salud era excelente. De hecho, ni siquiera cuando la conoció y tuvo que revisar su estado físico, ella estaba muy bien.

Casi nunca se resfriaba o tenía alguna enfermedad. Iris estaba bien.

Había veneno en su sangre, eso era obvio. Pudo notarlo al tratar su hemorragia interna con magia, pero en sus ojos, sus orejas y nariz había expulsado sangre. Eso no era parte del problema interno, de hecho, había algo más.

Y por supuesto, se trataba de su habilidad. Ocurría, a veces, que el sujeto que tenía el don milagroso nacía con uno o dos habilidades para utilizar, no es que fuera algo diferente a usar maná si no, son milagros dados por Dios. Aquello los hacía superiores a los demás en magia.

Lo que pasaba es que el sujeto no podía soportar el poder que traía por dentro, es decir, era incapaz de usarlo y viviría como un inútil por toda su vida.

Así, estaban prescritas las reglas de los Blister.

Sin embargo, Iris era joven. Tenía 15 años y en el futuro, ella crecería como una bella señorita y es probable que pudiera usar sin ningún problema la habilidad.

No iba a condenarla aún, así que no le diría a nadie de su condición.

En parte, porque conocía un poco la verdadera historia de Iris. Ella era una hija ilegítima, fuera del matrimonio del vizconde Blister.

Era muy poco común que los Blister dejarán con vida a sus hijos ilegítimos, de hecho, era casi inexistente la posibilidad de que fuera así.

Y bueno, Iris también lo logró. La voluntad que ella poseía la mantuvo viva hasta ahora porque de ser cualquier bebé, ella hubiese nacido muerta.

No. Al ser una ilegítima, ella debió haber muerto.

Y aún así, sobrevivió.

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