Capítulo 18: Una conversación pendiente

Luciana.

No sé si lo que estoy viviendo es un sueño, pero me siento muy feliz, nunca pensé que un hombre como mi jefe se fijara en mí, lo que me preocupa es que mañana se cumple el tiempo que me dio el jefe del bar para regresar, no lo quiero hacer, no quiero perderlo todo por mi pasado.

Fui a la cocina muy temprano para ayudarle a Elena a preparar el desayuno, la felicidad que sentía no la podía ocultar, recordar lo que casi ocurre la noche anterior me ponía nerviosa, pero me daba una profunda felicidad, él es el hombre que siempre he soñado, el hombre con el que quiero todo.

—Hoy tus ojos brillan de forma diferente— me dice Elena.

—Por qué lo dices— pregunto.

—Estás enamorada del señor, ¿verdad? - me pregunta.

Yo me quedo en silencio, me da algo de temor aceptar lo que siento desde que conocí al señor Emiliano.

—No te preocupes Luciana, el señor es bueno y también se le nota lo que están sintiendo, vive este amor, que puede ser tu oportunidad para construir tu familia, pero recuerda decirle la verdad de tu pasado, no porque sea algo malo, sino para que esto no te traiga consecuencias, el señor odia las mentiras— me dice Elena.

—Lo sé, lo tengo muy presente y ese es mi mayor miedo— le digo.

En ese momento los niños bajan a desayunar, me abrazan de inmediato y se sientan en sus lugares, empiezo a servir las delicias que preparamos para desayunar.

Un rato después y mientras les daba a los gemelos su jugo que lo detestan, llega el señor Emiliano a desayunar con sus hijos, entra y saluda, yo de inmediato no puedo ocultar mis nervios, después de lo que sucedió o, mejor dicho, después de lo que casi sucede siento vergüenza de mirarlo a la cara.

Tenerlo ahí en todo momento mirándome a los ojos y sonriendo se me hizo demasiado incómodo, los niños salieron de la cocina, iban a salir a jugar con Clara al jardín, en ese instante el señor Emiliano me pide que lo acompañe al despacho.

Al llegar allí, se acercó a mí, me agarro por la cintura y me beso, no dudo que ese beso me gusto, pero aún tengo miedo de lo que pueda suceder y de lo que puedan pensar los niños.

Él me saludo, yo estaba nerviosa, pero respondí con una sonrisa, él se acercó nuevamente y me beso, en ese momento los gritos de Sol interrumpieron nuestro romance.

Salí muy nerviosa, intentándole explicar a Sol lo que había sucedido, diciéndole que había visto mal, pero ella aseguraba que no, que había visto muy bien todo.

Para mi sorpresa ninguno de los niños tomo mal la noticia, le dijeron a su padre que merecía ser feliz y que yo era la indicada, me quite un peso de encima, pero aún me preocupaba la mentira que le ocultaba a mi jefe.

—Luciana podemos hablar un momento— me dice María Camila.

—Si está bien, vamos a tu habitación, tenemos una conversación pendiente— le respondo.

Ambas subimos a la habitación, hace días tenía la necesidad de hablar con Camila y esta era una gran oportunidad.

—Luciana, yo sé que al principio no me porte muy bien, que digamos contigo y quiero ofrecerte una disculpa— me dice.

—No te preocupes yo entiendo, aunque si quiero dejarte claro que no quiero ocupar el lugar de tu madre, ese nunca será ocupado por nadie, y más ahora con lo que está sucediendo entre tu padre y yo— le digo.

—Lo sé, y lo entiendo, solo hay algo que me preocupa, lo que te dijo ese hombre la vez pasada, ¿Quién es?, ¿Por qué te estaba amenazando? - me pregunta.

—Te voy a contar mi historia, al nacer Clara, yo tenía 16 años, cuando era apenas un bebé, papá desapareció y mi madre se enfermó y murió, entonces me tuve que hacer cargo de mi hermana, abandone la escuela y conseguí trabajo en un bar que es de ese hombre— le dije

—Mi hermana tiene una enfermedad en el corazón por lo que necesita unos medicamentos que son demasiado costosos, había meses en los que mi salario no me alcanzaba para comprarlos por lo que empecé a endeudarme con el que en ese entonces era mi jefe— repliqué.

—Él insistía con que dejara de ser mesera y me vendiera a los hombres que visitan aquel lugar, pero yo nunca acepte, la última crisis de mi hermana fue fuerte y termino en el hospital, por lo tanto, me vi obligada a pedir más dinero prestado, antes le había firmado un contrato, lo que no sabía es que ese contrato me obligaba a estar por un periodo estipulado de tiempo trabajando para él— continúo contándole.

—Luciana, ese hombre parece peligroso, me da miedo que te haga daño ¿Cuándo tienes que regresar a aquel sitio? - me pregunta preocupada.

—Mañana Camila, y no sé qué decirle a tu padre, te juro que nunca he hecho nada malo y que en verdad quiero a tu papá, pero me da miedo decirle mi verdad— le digo con lágrimas en los ojos.

—Lucí, no sé qué decirte, a mi papá no le gustan las mentiras, pero tenemos que guardar silencio por el momento y busquemos una forma de pagar ese dinero para que no tengas que regresar al bar— me responde Camila.

—Es lo que más anhelo, mañana después de llevar a los niños a la escuela le pediré más tiempo a ese hombre y aprovecharé para pagar una buena parte con el sueldo que me dio tu padre este mes— le digo.

—Cuenta conmigo para lo que necesites, yo voy a intentar conseguir un poco de dinero, lo sacaría de las tarjetas, pero papá se daría cuenta, no te preocupes— me dice dándome un abrazo.

Nunca imagine que Camila se convertiría en mi gran apoyo, pero se lo agradezco, espero que ese hombre quede contento con el dinero que tengo en este momento, que es una buena cantidad.

Gracias por la paciencia esperando cada actualización, estoy pendiente a sus comentarias, no olviden dar like al capítulo. 

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