Capítulo 7: Es mejor que te vayas

Camila

Creo que he juzgado muy mal a Luciana, esta vez le doy la razón a mi hermano, ella le hace bien a los más pequeños de la casa.

Perder a mi madre hace un año ha sido muy difícil, intentar brindarle ese cariño a los más pequeños y llenar ese vacío que mamá dejo no es posible por más que los ame.

Mi padre nunca ha estado con nosotros, desde que era una niña está en su oficina, en su trabajo con su empresa, vacaciones eran pocas, mamá viajaba con mi hermano y conmigo a lugares cercanos para que no nos aburriéramos en casa, ojalá papá se diera cuenta de la falta que nos hace.

Necesito hablar con Luciana, tengo que disculparme por la forma en la que la he tratado, quiero que ella se encargue del cuidado de mis hermanos.

Camila camina hacia la casa de Luciana, pero antes de llegar ve a un hombre muy extraño hablando con ella, la curiosidad fue más fuerte y escondida entre los arbustos empezó a escuchar la conversación.

-Te lo advierto Luciana, o regresas a trabajar esta misma noche al bar o tu hermana y tú no la cuentan- dice el hombre muy enojado.

-No voy a regresar al bar, ya tengo un nuevo trabajo, te voy a pagar tu dinero, pero no voy a regresar- dice Luciana.

-No recuerdas el contrato que firmaste verdad, querida hay que leer las letras pequeñas, tienes que trabajar un año para mí, pagarme la deuda y te puedes ir, si no lo haces así tu pobre hermana pagara las consecuencias, sería solo adelantar su muerte- dice en modo de burla.

-Está bien regresare al bar, pero solo el año, por favor no te metas con mi hermana- responde Luciana con lágrimas en los ojos.

Camila regreso a su casa después de que vio a aquel hombre salir del lugar por su mente pasaron las peores cosas, se arrepintió de solo haber pensado en darle a una oportunidad a un ser mentiroso y menos para el cuidado de sus hermanos menores.

En su habitación caminaba de un lado al otro, tenía que enfrentar a Luciana y aprovecharía que solo la pequeña Sol estaba en casa para que sus demás hermanos no descubrieran la verdad.

-tenemos que hablar- le dice Camila muy seria a Luciana.

-Si por supuesto dime que se te ofrece- le responde Luciana muy formalmente.

-Quiero que te vayas de inmediato de mi casa, eres una mentirosa, no eres una niñera, solo eres una mujerzuela que trabaja en un bar de mala muerte- le dice Camila desafiante.

-Déjame explicarte las cosas no son como las piensas, yo solo soy víctima de ese hombre, por favor escúchame- dice Luciana suplicante.

-No es mejor que te vayas, hazlo antes de que mis hermanos lleguen, ellos se estaban encariñando contigo, no quiero lastimarlos más- responde Camila abandonando el salón.

Luciana

Mi día no pudo iniciar peor, recibí la visita del dueño del bar, no entiendo como encontró esta dirección, quizás me mando a seguir con alguno de sus matones, en realidad si me da miedo, el es capaz de hacerle daño a las personas que quiero.

Después de que se fue decidí regresar a la casa grande, tenía que recomponerme rápido, no quería que mis niños que pronto llegan de la escuela me vieran con los ojos rojos de llorar.

Al entrar la señorita Camila me esperaba, me vio hablando con ese mal hombre y por más que le suplique no me quiso escuchar.

Mi vida se estaba arreglando con este trabajo, pero perdí esta oportunidad por mentir, que va a ser de mi sin mis niños.

Decidí ir a recoger mis cosas y a dejar el uniforme en la casa, es hora de volver a mi realidad, aunque la verdad no quiero hacerlo.

Luciana se dispuso a salir de la casa con su bolso, la pequeña Sol se acercó a ella al verla en el jardín le dio un abrazo, le señalaba el área de juegos, pero Luciana empezó a llorar.

-Perdóname mi niña, me tengo que ir- le dice.

Sol con su cabeza le decía que no, Camila observaba todo desde su habitación.

La niña veía como su niñera se alejaba, empezó a llorar con tanta tristeza que Camila decidió bajar a buscarla, ella sabía que su pequeña hermana necesitaba a Luciana, pero pensaba que lo mejor para todos era sacarla de su vida.

-Luciana, Lucy no te vayas- empieza a gritar Sol.

-No te vayas mi Lucy, no te vayas- grita la niña corriendo hacia su querida nana.

Camila al oír a su hermana empezó a llorar, hace tanto tiempo que no escuchaba la vocecita de su hermana que para ella todo esto era como un milagro.

-Mi niña, mi pequeña Sol, estás hablando- dice Luciana dándole un fuerte abrazo.

-También me vas a dejar como mami- pregunta Sol.

-No pequeña, Luciana se va a quedar con nosotros- responde Camila cargando a su hermana entre risas y llanto.

-Luciana ve a ponerte tu uniforme, mañana hablaremos tranquilamente, está bien- dice Camila.

-Si señorita, muchas gracias- dice Luciana recibiendo a Sol

Camila regresa a su habitación, sabía que había tomado la mejor decisión, aunque aún quedaban muchas dudas en su corazón acerca de Luciana.

Luciana se puso nuevamente su uniforme, Sol no se separó de ella ni por un minuto.

-Bueno pequeña, creo que hay alguien muy importante que quiere escuchar tu voz nuevamente- le dice de regreso a casa.

-Papi, verdad- responde Sol con una sonrisa.