Mi venganza.

ELIO.

Toda una semana estuve al pendiente de su entrenamiento enseñándole lo que yo sabía, pero sin la brutalidad con la que yo aprendí, al terminar me sentí tan orgulloso de ella, por conseguir lo que su cabecita loca se propone.

Estoy más que listo, mañana me iré un par de días donde haré que agonice Máximo hasta que pida ya no querer vivir más, se metió conmigo y daño a mi familia, eso jamás lo perdono, con un villa jamás se deben meter.

Bajo en busca de la tía y de Serena necesito hablarles, camino hasta el comedor y están las dos almorzando, las saludo sentándome en mi silla, todo el almuerzo fue más que charlas recordando viejos tiempos.

Al terminar decido hablar, ya que tiempo es lo que menos tengo en este momento.

- bueno, damas aprovecho para decirles que me ausentaré por un par de días- veo a mi tía asentir sabe que cuando lo hago es porque correrá sangre, veo a Serena levantarse más que preocupada.

- pero Elio, no quiero que esos dos días duren como la vez pasada- niego tomando su mano para que se siente.

- te lo aseguro que no preciosa, creo que tú y yo tenemos una charla pendiente- asintió sonrojándose.

Bese a mi tía de despedida y a Serena la abrace besando su frente, salí de la casa hasta subir al helicóptero, el vuelo se me hizo más que eterno porque tenía unas ganas inmensas de poder matarlo con mis propias manos.

Al aterrizar de inmediato fuimos a la bodega donde ya lo tenían, entre más que ansioso al verlo sentado en medio del patio, mis labios se curvaron de inmediato, me acerque pegándole en el pecho.

- despierta imbécil, que tus horas están contadas.

Abrió los ojos y al verme sonrió, aún tiene la energía de querer sonreír cuando la muerte está cerca respirándole prácticamente en la nuca.

- si tus torturas serán para que me arrepienta de mis actos estás muy equivocado, yo jamás rogaré ni por mi vida y menos siendo tú, pendejo- lo veo escupir a mi dirección y sin más lo golpeó con mi arma.

- siempre abra una primera vez, créeme no querrás haber nacido princesa- le disparo en los hombros escuchándolo quejarse.

- eres un hijo de puta- me carcajeo por tan brillante alago.

- gracias-

Saco mi arma hasta que le disparo en los hombros escuchándolo gritar, camino hasta la mesa de tortura tomando un látigo, dándole latigazo tras latigazo sin descanso, pero unas gotas de sangre comienzan a salpicar mi camisa blanca, les hago señas y me traen alcohol, vertiendo todo el contenido del embace sobre él escuchándolo quejarse por el ardor en sus heridas.

- eres un hijo de...- no lo dejo terminar dándole un golpe con un tubo.

- questo è per mio padre e la mia famiglia.

Sigo golpeándolo sin parar hasta que sede el tubo hasta doblarse por completo, agarro por último un abrecartas trazando unas líneas sobre su cuerpo al estilo Picasso, escuchando esa hermosa melodía provocadas por esas finas pero muy dolorosas heridas haciéndolas lo más profundas posibles.

Ha avanzado él tiempo sin sentirlo y sin descanso lo e torturado hasta que veo la hora y son las doce, tomo mi saco y salgo directo a la casa de seguridad, dándome una ducha hasta irme a dormir.

Al día siguiente ya estaba en la bodega viéndolo temblar, ya que antes de irme di la orden que lo mojaran con agua helada, el clima aquí en Italia está más airoso y fresco, porque el invierno se acerca, camine hacia él sin hablarle y sin darse cuenta de mi presencia y le aventé agua hirviendo escuchándolo de nuevo gritar.

Lo comencé a golpearlo con un bate con demasiada ira, por su culpa me e quemado la mano, y lo seguí torturando infinidad de veces, entre gritos, golpes, sangre, pero aún no lograba que rogara por su vida.

Hasta que al siguiente día le estaba haciendo un torniquete en el cuello pude escuchar con un hilo de voz, las ansiadas palabras que con anhelo espera oírlas hace días.

- ma,ta,me por, fa,vor- ****sonreí con malicia disparándole e******n los pies volviéndolo a escuchar con un grito ahogado**.

Sé que se está desangrando internamente pero su estado no me haría sentir compasión por esa rata, se merece eso y más, por mi tía, Serena, Rogelio y mi padre, por qué pude enterarme después de años que él fue uno más de los que participaron en el atentado donde perdió la vida mi padre, y con él podré finalizar mi venganza.

Ya que los otros están tres metros bajo tierra hace tiempo.

Agarre un cuchillo enterrándoselo en el cuello, le disparé varias veces hasta que lo bañe con gasolina prendiendo un encendedor y solo lo aventé propagándose el fuego de inmediato, se escuchaban los desgarradores gritos, solo observe por algunos minutos hasta salir de aquel lugar.

Me fui a la casa de seguridad, me pondría en marcha para que fuera el regreso seguro para ellas, limpiarla la zona de la gente de esa rata y tendría todo listo para mandarlas traer, porque este es mi territorio y nadie me exilia de él.

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