¿celos?

SERENA.

Después de pasar una semana en esta isla, que era enserio tan aburrido, como no poder ver a Elio y hacerlo exasperar hasta el cansancio, pero entiendo que en estos momentos busca quien fue el responsable del atentado, gracias a Dios y a la intervención de él mi pierna a sanado bastante bien, ya no me duele y puedo hacer las cosas con más facilidad y sin tanta ayuda.

A la tía Anastasia como la e comenzado a llamar, es una persona tan linda pero tan triste y desdichada, por la pérdida de su hermano el papá de Elio y su prometido, ella al perderlos se hizo cargo de su sobrino a pesar de que ya era mayor de edad cuando tomó el lugar de su padre, ella lo tenía que cuidar y dirigir para que no perdiera el piso por tanto poder en sus manos.

Y solo han sido ellos dos desde hace dieciocho años, él no confía en gente externa a su círculo y es donde me hago una gran pregunta, entonces yo ¿soy parte de su círculo?, ¿confiara en mí?, la verdad no lo sé y no lo sabré aunque le pregunte.

Hoy me levante con una gran idea en mi cabeza, quiero aprender a defenderme y a usar armas, la de aquella vez solo fue suerte, baje las escaleras y como cada día solo desayunamos las dos solas, al terminar estaba decida en decirle a la tía y ojalá puedan enseñarme.

- tía, ¿puedo pedirte algo?- ella asiente levantándose.

-anda hija dime, que necesitas- asentí caminando junto a ella.

- será posible que me puedan enseñar a defenderme y a usar armas- me ve confundida- sé que te extraña tía Anastasia, pero al lado de Elio pues solo quiero estar preparada y ayudar si es necesario- asintió con una sonrisa.

- me agrada escucharte decir eso, por la tarde tomarás las clases si pequeña- asentí y ella solo se fue.

Me fui a la biblioteca a leer un libro para que pasen las horas y así fue, me enganche tanto en una bella historia de mafia donde fue creciendo el amor entre los protagonistas, leer historias así de románticas donde vence siempre el amor, no importando el escenario, me encantan mucho y me hacen ilusionarme y tener la esperanza de que algún día llegará mi verdadero y único amor, que me defenderá de todo y de todos, esto en verdad me hace suspirar un millón de veces.

Se abre la puerta y es él, me hace señas para que lo siga, hago lo que me pide y camino tras de él hasta llegar a un pequeño campo de tiro, veo hacerle señas a un hombre grande e intimidante, hasta que voltea y por fin me habla después de todo el camino lleno de silencio.

- me comentó mi tía, que tus deseos eran aprender de armas y defensa, él es Luigi te enseñará lo necesario y lo que duren las clases dependerá de tu destreza y facilidad de aprender las cosas mi reina- asentí más que entusiasmada.- bueno me voy, preciosa quedas en buenas manos.

- gracias, Elio- iba a decirle algo más, pero solo se fue sin darme tiempo de hablar más.

- buena señorita, hoy será algo sencillo, ya que su ropa no es la adecuada, mañana daremos inicio a lo intenso- asentí acercándome a él.

Y comenzó a mostrarme cada arma de distinto calibre, yo no sabía que existían tantas solo sabía del revolver y eso porque papá tenía una guardada en la caja fuerte, comencé a disparar a unas botellas a lo lejos fallando en muchas ocasiones, me estaba desesperando y estaba más que sudada por la adrenalina y el clima tan húmedo, hasta que logre darle a todas, estaba tan feliz por haberlo conseguido en tan poco tiempo, término la hora del entrenamiento y así fueron pasando los días.

Levantarme súper temprano para encontrarme con el buen Luigi, que se a echo un buen amigo, ya que hace bromas para que me relaje y consiga mi objetivo, en una de tantas peleas para defenderme caímos al suelo, cayendo yo sobre él, estábamos más que muertos de la risa, él solo me sostenía de mi cintura para no caer a la arena, cuando una sombra se hizo presente y era Elio más que enfurecido, me levanto de un jalón apretándome contra su pecho y solo Luigi se fue tan rápido que no me dio tiempo de despedirme.

- preciosa, ahora yo te daré las clases, veo que has avanzado mucho- asentí notando en su voz algo de molestia, me separe de él.

Y solo dijo eso volviendo a guardar total silencio, donde solo se podía oír, las olas, las aves y el movimiento de las palmeras por el aire, cada vez que se me acercaba y sus dedos acariciaban mis manos o mis hombros todo mi cuerpo sentía un excesivo cosquilleo que me provocaba sonrojarme hasta acelerar mi corazón más de la cuenta, no sé que me sucede, pero mis sentimientos creo que han tomado otro camino donde van directo a él.

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ELIO.

Saber que ella quiere aprender para estar aquí a mi lado en verdad me sorprende, pero en la forma que se expresó mi tía al comunicármelo creo que podré tener alguna oportunidad con ella, aunque sea una rebelde, contestona, berrinchuda y demasiado dramática, pero así me llama la atención y me gusta no lo niego, a pesar de a mis 36 años es la primera vez que me e enamorado de la que hace meses solo era una garantía, hoy para mí es más que eso.

Después de salir de mi despacho y dar la orden que vigilarán a Máximo, ya que en las próximas semanas le haré pagar la gran osadía de querer matarme y de que por su culpa Serena resultó herida y mi tía que haya revivido el asesinato de mi padre y de Rogelio el que fue el prometido de mi tía, cada una de las cosas que provocó se las haré pagar.

Salí de la casa hasta llegar al campo de entrenamiento y al verla tan sonriente con Luigi me dio tanto coraje y ¿celos?, si muchos celos, ya que esas hermosas sonrisas deberían ser exclusivamente para mí, al verlos caer no la pensé acercándome hasta levantarla de un solo jalón y a Luigi solo basto con una mirada para que se fuera, no quiero que nadie la vuelva a mirar, tocar, ni que le dirijan la palabra ella es mía, si es mía y de nadie más.

Al acercarme para enseñarle sentí su piel erizarse con cada delicado toque, ya se me estaba haciendo costumbre pegarme a su cuello para deleitarme con su dulce aroma y verla tan roja solo por estar cerca me encanta, se ve aún más hermosa de lo que es y haré todo lo que sea posible para que su corazón sea solo mío.

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