Recuerdos dolorosos.

ELIO.

Al aterrizar en la isla ayudé a bajar a Serena, ya que hace una hora había despertado y completamente diferente, ya no me grito, hasta me llamo por mi nombre, eso sí que era muy extraño, por el hecho de que ella sé caracteriza por ser demasiado orgullosa y muy rebelde, pero ahora es otra definitivamente.

Caminamos hasta abordar el carrito de golf, maneje hasta llegar a nuestra casa, mi tía bajo y se fue, siempre que pasa algo así le entra la tristeza porque así fue que murió mi padre y solo la hace recordar el trágico día.

Entramos y Serena solo veía a los lados dando pequeños saltos, de un solo movimiento la cargué para ayudarla ella solo sonrió entrelazando sus brazos en mi cuello, subí la escalera hasta su nueva habitación, la dejé en la cama mientras caminaban abrir las cortinas.

- bienvenida, esta será nuestra residencia temporal- ella asintió.- en el armario ay ropa suficiente para el tiempo que estaremos aquí.

- Elio, gracias, pero…- guardo silencio mientras seguía viéndome se levantó hasta acercarse a mí, me toco en mi costado provocando que me quejara- ¡por Dios!, estás herido.

Vi su rostro de susto y ¿preocupación?, se horrorizó por ver sus manos manchas de mi sangre, y solo tomé una toalla limpiando sus manos.

- me sorprende que en tu fino lenguaje exista la palabra gracias- solo negó mostrando una pequeña sonrisa hasta cruzarse de brazos- estoy bien mi reina, solo fue un rosón- ella negaba levantando mi camisa- si querías verme sin camisa solo dilo, no busques pretextos, preciosa.

La vi poner en blanco sus ojos hasta bufar por mi comentario, pero por primera vez no se enojó por decirle mi reina, definitivamente era otra Serena.

- siéntate, te limpiaré la herida- negaba intentando salir, hasta que corrió a mi dirección cayendo a la cama, y los dos nos quejamos por lastimarnos.- te dije que te voy a curar, ahora dime quien es el terco.

Asentí y solo la escuché suspirar, le indique donde estaba el botiquín de primeros auxilios me quite la camisa recostandome en la cama, cruce mis brazos atrás de mi cabeza fijando mi vista en ella y la vi casi atragantarse, sonreí por su nerviosismo, hasta que solo senti sus pequeñas y delicadas manos en mi abdomen, la vi tan concentrada y dedicada que hasta seria se veía hermosa, no pude resistir un minuto más jalándola hacia mí besándola y extrañamente correspondió, sé que ella será mi talón de Aquiles, pero será mi bella debilidad.

- ¡suéltame!, eres un aprovechado, imbécil, animal- me levante con una gran sonrisa en mis labios, agarre mi camisa poniéndomela de nuevo hasta caminar a la puerta.

- gracias, y esa es mi verdadera reina, adiós, preciosa- salí cerrando la puerta y solo escuché que algo se estampó en ella.

Camine hasta la habitación de mi tía toque hasta pasar, la vi sentada en la cama con su rostro triste y su nariz roja sabía que estuvo llorando, me acerque hasta abrazarla.

- calma tía, ya paso- solo asintió, escondiendo su rostro en mi pecho volviendo a llorar.

- hijo sentí mucho miedo de perderte y volver a pasar por lo mismo, ese atentado me hizo recordar cuando mi hermano se murió en mis brazos- podía sentir que temblaba y me dolía verla así, por la repentina muerte de mi papá y ahora que yo estuve a punto de pasar por lo mismo, pero no sucedió gracias a esa terca llamada Serena Tumbler.

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SERENA.

Al sentir sus labios sobre los mío mi mente se puso completamente en blanco, correspondiendo su tan delicioso beso, sus manos apretaban mi cintura exitandome de inmediato, pero la poca cordura que quedaba en mí me hizo reaccionar gritándole y él solo sonrió como si le agradará que le dijera animal o los demás insultos, de verdad este hombre es muy extraño.

Al salir de la habitación, escuché ruidos caminé asomándome a la habitación y lo vi abrazado de la tía quien lloraba muy amargamente, al decirle que así murió su hermano me hizo recordar cuando aquel hombre lo tenía arrodillado y apuntándole, si no hubiera llegado en estos momentos estaría muerto.

Me puse pálida solo de pensar en eso, mi garganta se seco sintiendo más que un nudo en ella, así que solo me fui de nuevo a mi habitación, al cerrar mis lágrimas salieron sin detenerse, no sabía que me ocurría pero definitivamente tenía que organizar mis pensamientos y mis ¿sentimientos?, no sé que me pasa últimamente, cuando se fue por un par de meses, la palabra "aburrida" solo era una vil justificación de que lo extrañaba mucho, de verdad hoy estoy hecha una maraña y no sé por donde empezaré.

Todo el resto del día no salí, quería estar sola para lograr saber con determinación que me pasa y saber por qué el, es el causante de mi inestabilidad, que me estas haciendo Elio Villa.

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ANASTASIA.

Al escuchar los disparos era revivir el atentado de mi hermano, me dolía mi corazón pero me aterrorizaba más ver a mi sobrino salir y quizás ya no regresaría, cuando Serena salió en busca de él, mi sexto sentido estaba seguro que ella era la indicada para mi niño.

Porque definitivamente las circunstancias en que la vida los junto no tendría nada que ver en la manera que ella reaccionó, vi su cara de preocupación por él, por Elio y eso me alegraba porque el día que llegue a faltar sabré que estará junto a ella y no solo.

Solamente es cuestión de tiempo para que ese amor comience a florecer, los dos son tan tercos llevándose peor que perros y gatos, pero siempre es cierto el dicho que dice, que del odio al amor es solo un paso y ellos están tan cerca para descubrir por completo que su destino es estar juntos y amarse sin límites.

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