Eres tan terca.

SERENA.

Al abrir los ojos quise moverme pero un peso sobre mi cintura me lo impedía, volteando al verlo me quedé viéndolo de cerca y en verdad era muy guapo, pero que estoy diciendo, me moví hasta lograr levantarme me quede viéndolo y solo pensé, no sé merece que duerma tan cómodamente.

Y me subí a él pegándole, despertándose de golpe lo vi fruncir el ceño, pero de un solo movimiento me tenía bajo de él, me agarro mis muñecas, pegando su nariz a mi cuello y pude sentir un gran bulto en mi intimidad.

- no juegues pitufina y menos en las mañanas- no logre entender que quería decir, solo me soltó y se fue al baño.

- imbécil- y salí de su habitación.

Entre a mi habitación a ducharme, después de cambiarme fui al comedor, nos sentamos cuando se comenzó a escuchar bullicio, se escuchó una alarma y el radio u hombre solo hablaba como en clave lo vi levantarse sacando su arma y la señora Anastasia con solo verlo tenía su cara de preocupación, solo fueron minutos o segundos cuando comenzó a escucharse disparos y un gran estruendo cimbrándose la casa grité asustada viendo solo a la tía.

-¿que sucede?, señora Anastasia, tía- al escucharme ella solo se levantó saco una pequeña arma y me extendió su mano.

- levántate, Serena vámonos ya- asentí haciendo lo que me pidió.

Corrimos a escondernos a un amorío, escuchábamos muchas detonaciones, no sé por qué estaba pasando esto, solo sé que tenía miedo por mí y por ¿él?, tenía mi ansiedad por no verlo y por estar encerrada en un lugar pequeño.

A sí que sin esperar a nada, ni medí las consecuencias salí corriendo a dirección donde se escuchaban las detonaciones, en la puerta solo podía ver grandes hoyos en la madera al abrir había hombres por donde sea, vivos y muertos impactándome la gran escena tan sangrienta.

Seguí caminando escondiéndome cucándome de no sé quién pero solo lo hice, hasta que lo vi a el lleno de sangre, mi sistema se alteró al verlo así, corrí a él pero sentí un dolor tan intenso en mi pierna haciéndome gritar tan fuerte, él al verme vino hacia mí con su ceño fruncido.

- ¿que haces aquí?, Serena mi tía te tenía que llevar a un lugar seguro- asentí con mis lágrimas saliendo.

- la tía si me llevó pero me angustie al no verte- se sorprendió cargándose hasta llevarme a la entrada de la casa.

- vete, mi tía sabe que hacer, después hablamos, ¡vete!, reacciona carajo- él se fue perdiéndolo de vista.

Recordé de lo que hacían en las series de acción que llegue a ver, me acerque a un hombre que estaba tendido en el suelo y le quite el cinturón, mis manos temblaban por la adrenalina, rodee mi pierna con el cinturón y solo lo apreté lo más fuerte que podía, quejándome del fuerte dolor, me levante y fui de nuevo en busca del animal.

No lo podía encontrar y mi corazón lo sentía latir a mil por hora, cuando lo vi, lo tenía un hombre arrodillado, no pensé las cosas solo lo hice tome un arma, sin saber como se usaban estas cosas solo apunte apreté mi dedo y solo le di directamente en la cabeza, cayó el cuerpo se levantó y él al verme corrió hacia mí.

- porque eres tan terca, Serena te dije que te fueras a esconder- tire el arma y le di una bofetada.

- mínimo agradece que te salve, animal- solo negaba por lo que le dije me tomó del brazo, cuando un fuerte estruendo se sintió cerca de nosotros escuchando un ensordecedor pitido hasta que me hizo perder el conocimiento.

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ELIO.

Al verla en verdad esta niña no se da cuenta que su vida peligra, la tomé del brazo pero una bomba detonó cerca de nosotros, cayendo al piso estaba aturdido y un poco desorientado, me levante y la vi tirada sin reaccionar, le grité a mis hombres que era hora de irnos, la cargue en mi hombro mientras disparaba matando a quien se atravesara entrando a la casa para salir por la puerta de atrás.

Corrimos hacia las camionetas, donde ya estaba mi tía en una de ellas la subí y nos fuimos de inmediato a toda velocidad viendo por el retrovisor salir llamas de mi casa, puedo estar seguro que fue el maldito de Máximo quien se atrevió a atacarme, pero esto no se quedará así se arrepentirá de su maldita osadía.

Mientras llegábamos a la pista solo veía a Serena con su pierna ensangrentada, acaricie su rostro dejando un beso en sus labios.

- Gracias por salvarme, pitufina terca- volví a besar sus carnosos labios, recostando su cabeza en mis piernas.

Llegamos, baje y entre mis brazos traía a Serena mi tía al verla se alarmó mucho.

- tranquila tía, ella estará bien vámonos que no tardarán en estar aquí- mi tía solo asintió subiendo al Jet.

Nos sentamos y solo fueron minutos cuando despegamos a nuestro nuevo destino, al estar por los aires la cargue llevándola a la habitación, la recosté sobre la cama y revise la herida, al momento de intentar sacar la bala despertó con un escandaloso grito y llorando más que histérica.

- duele y mucho- asentí abrazándola dejando un beso en su cabeza.

- ¡hey!, tranquila sé que duele pero solo será en lo que saco la bala- me separé de ella para verla a sus ojos rojos- confía en mí.

Asintió, limpie la herida y saque el casquillo, ella aún gritaba hasta que se volvió a desmayar y solo termine de hacer la curación, bese su frente y salí a sentarme en el asiento frente a mi tía, quien sonreía sin razón.

- todo cambiará de hoy en adelante- negué por qué mi tía decía cosas que a veces no entendía.

- ¿por qué dices eso?, tía- tomo mis manos volviendo a sonreír

- yo sé lo que digo hijo, no me hagas casó- solo asentí, acomodándome en mi asiento.

A esperar la hora de aterrizar e iniciar mi venganza contra Máximo Corleone, que odiara el día que vino al mundo.

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